El gestor ha realizado algunos ajustes interesantes en la cartera, aumentando la liquidez, reduciendo el peso del sector tecnológico y deshaciéndose de las “Trump trade”. En total ha excluido del fondo a siete compañías e incorporado a nueve.
Matthew McLennan, gestor del First Eagle Amundi International Fund, no es un gestor que se dedique a rotar la cartera de manera agresiva. Hacerlo supondría romper con su filosofía de inversión de buscar valor y tener paciencia. Una vez que compran una acción, la mantienen en cartera el tiempo que sea necesario, pudiendo llegar a los 10 años o incluso más. Algunas de las 152 compañías que tiene actualmente llevan más de una década en el fondo. Solo hay tres razones que le empujen a deshacer una posición: porque la compañía ha alcanzado su valor intrínseco y se ha vuelto cara; porque se ha producido algún cambio en los fundamentales de la empresa; o porque haya considerado que la decisión de invertir en ese valor ha sido una equivocación. En 2017, el gestor ha realizado algunos ajustes en la cartera, que ha explicado en una entrevista concedida a Funds People Jan Vormoor, especialista de inversiones de First Eagle.
El primero y más importante ha sido el de aumentar el nivel de liquidez en la cartera. Esto es algo que McLennan ha ido haciendo de manera paulatina a lo largo del 2017. En estos momentos, la posición que el gestor mantiene en emisiones de deuda a corto plazo (principalmente bonos del Tesoro de Estados Unidos) ronda el 22%. Es un porcentaje mucho más elevado que el que tenía cinco años atrás (8-10%). “La razón es simple. Cuando hay volatilidad y los mercados caen aprovechamos para comprar valores que nos gustan a precios atractivos, lo que nos ofrece un mayor margen de seguridad. Es lo que hicimos, por ejemplo, con los fuertes descensos vividos entre 2015 y 2016. Ahora, en cambio, la situación es la contraria. El porcentaje de liquidez en la cartera ha aumentado, un claro reflejo de la situación que atraviesa el mercado: altas valoraciones y baja volatilidad”.
El segundo cambio importante realizado por McLennan ha sido el de vender aquellas compañías relacionadas con el “Trump trade”, es decir, constructoras y compañías de defensa cuyas valoraciones se habían hinchado como consecuencia de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. También el de reducir el peso de las compañías tecnológicas, que por primera vez en la historia se sitúa por debajo del 10%, después de que este sector se haya convertido en el que mejor comportamiento ha registrado en 2017. Concretamente, los valores tecnológicos que McLennan ha vendido este año han sido dos compañías estadounidenses: F5 Networks (al haber alcanzado su valor intrínseco) y Linear Technology (por haberse producido cambios fundamentales en la compañía no previstos por el gestor).
Junto a estos dos valores, McLennan también ha vendido otras tres compañías americanas: WW Grainger (también por cambios fundamentales en la empresa), AIG (que asume como un error de inversión) y Timken Company. Completan la lista de valores excluidos de la cartera un operador aeroportuario alemán (Fraport) y una compañía audiovisual francesa (Gaumont). En total, siete salidas. Por el contrario, McLennan ha construido nuevas posiciones en nueve compañías: una aseguradora europea, una empresa industrial surcoreana, una operadora de telecomunicaciones japonesa, dos empresas canadienses (una de fertilizantes y otra vinculada a la minería) y cuatro acciones estadounidenses (una de tecnología de la información, una de transportes, una energética y una minera vinculada al oro).
El peso del sector aurífero en la cartera es importante. Históricamente, siempre lo ha sido. Actualmente asciende al 11%. Un 7% corresponde a inversiones directas en el metal a través de dos ETC y el resto a inversiones en empresas mineras. “En estos momentos su presencia es más necesaria que nunca por la protección que ofrece ante el riesgo que existe de error de política monetaria. El oro, al contrario que el resto de activos, no se puede manipular”, afirma Vormoor. Analizando la composición actual de la cartera se observa que Oracle y Microsoft son las dos principales posiciones, con un peso del 2,6% y del 2,26%, respectivamente. Son dos valores que el especialista de inversiones de First Eagle pone como ejemplo de lo que buscan. “Queremos compañías únicas, dominantes, con productos irreplicables y que sean capaces de generar flujos de caja de manera constante y predecible”, explica.
“Oracle, por ejemplo, es una compañía fantástica. Siempre que se produce un cambio regulatorio o una fusión corporativa, las empresas acuden a ella. Lo mismo que Microsoft. En los últimos 20 años la compañía ha sido capaz de mantener su modelo de negocio sin que éste haya sido puesto en entredicho. Ambas registran flujos predecibles y estables. No ocurre lo mismo con otras empresas del sector. Apple, por ejemplo, es una compañía muy interesante, pero cuando inviertes en ella en realidad estás apostando por su capacidad de innovación. Crees que tendrá, aunque en realidad no sabes si lo conseguirá y, por lo tanto, no es más que una apuesta. Amazon tampoco es una buena inversión. Me encanta como consumidor, pero sus márgenes son muy estrechos. Muchos creen que su estrategia pasa por tratar de hundir a la competencia para, a continuación, subir los precios”, indica.
El First Eagle Amundi International es uno de los fondos bandera de Amundi. El producto dispone de sello Funds People, con las calificaciones Favorito de los Analistas y Blockbuster, cuenta con 10.000 millones de dólares en activos bajo gestión y ha generado una rentabilidad anualizada neta en la última década del 5,6%, según datos de Morningstar.