Úrsula García (finReg 360): "Entramos en una fase de madurez de la regulación sostenible"

Úrsula_García (finReg 360). Foto cedida.

De cero a cien y con luces y sombras”, así opina Úrsula García Giménez cofundadora y socia de finReg 360, que ha sido la evolución de la regulación de la inversión sostenible. El año pasado gran parte de su trabajo y del de su firma fue ayudar a diversas instituciones en la comprensión e implementación de las distintas normas. García considera que “ha llegado el momento de aposentar todo lo que ha entrado en vigor”.

Si bien en España no ha habido un gran movimiento de reclasificación de fondos del artículo 9 al 8, “ya que la CNMV fue muy exigente desde el principio, falta que se asienten los requisitos para ser artículo 8 ó 9, sobre cuál es el grado de exigencia, sobre qué índices y clasificaciones de rating valen para determinar que un activo es sostenible, sobre cómo gestionar las PIAS…entramos en una fase de madurez en la regulación que es muy necesaria”, afirma.

En esa fase pueden, no obstante, llegar nuevos cambios, quizás de la mano de la consulta de SFDR. A Úrsula García le parecería raro “que desapareciera la distinción entre los artículos 8 y 9, ya que están muy aposentados en la industria. Parece que las directrices ESMA sobre los nombres sí que buscan una clasificación más exigente, aunque se han pospuesto hasta la entrada en vigor de las nuevas normativas UCITS y AIMFD, que podrían dar el mandato a ESMA para que regule las clasificaciones de los fondos”.

Claridad

Sobre la falta de claridad de algunas previsiones regulatorias, para García “no es tanto un tema de porcentajes, de si es un 50% o un 80%; la clave es realmente qué se entiende como una inversión que promociona características de sostenibilidad”. La experta explica que cuando se pidió a la Comisión que aclarara algunos conceptos, cómo la promoción, “respondieron que no había mandato para aclararlos, tan solo que un fondo artículo 8 es el que promociona y uno 9 es el que tiene objetivos, pero no está definido de forma muy específica”. ¿Qué es contribuir?, ¿qué es estar alineado?, ¿se puede regular de forma detallada? “Hay mucho debate, pero creo que la actividad supervisora, sobre todo si está unificada, debe ir aclarando lo que vale y lo que no”, añade.

García considera que la normativa europea “se ha centrado en que las entidades tengan una metodología que se pueda explicar, pero una vez que todo el mundo la tiene y que hay más datos, hay que pasar a evaluar si son o no lo suficientemente exigentes. Ahora bien, este es un proceso en marcha y todos, regulador, supervisor, entidades y asesores, estamos aprendiendo”.

Greenwashing

En cuanto al greenwashing, cree que es importante distinguir entre el intencionado y el que puede ser la consecuencia de tener un proceso que no se juzgue como suficientemente exigente. “Estamos en un proceso de aprendizaje y de mejora, igual que ocurrió con procesos de idoneidad, los de hace diez años no son los mismos que los de ahora, las entidades han evolucionado y ahora son mucho más complejos y exigentes. Hay que tener cuidado con ser muy alarmistas con el greenwashing” subraya.

“Para el regulador lo más importante es que haya unas reglas fijadas de antemano, una metodología, un marco de actuación definido, no justificar ex post las decisiones de inversión. Y seguro, que a futuro esas metodologías se irán sofisticando” estima.

Nombres de los fondos

Sobre las directrices de la ESMA respecto a la denominación de los fondos, en su opinión, “quizás lo que más llama la atención es si una normativa sobre marketing es la forma más adecuada para clasificar. Por un lado, una normativa sobre transparencia (SFDR) ha terminado creando etiquetas y, por otro, una guía de marketing también busca crear más etiquetas”.

Si bien admite que en función del texto final podría haber un riesgo de greenhushing, cree que también será necesario “ver el ámbito de aplicación del texto final y su interacción con la propuesta de modificación de SFDR en la que la Comisión Europea plantea la conveniencia de introducir nuevas categorías de productos con dos posibilidades: una sería incluir nuevas categorías basadas en la estrategia de inversión de un producto, lo que supondría que se abandone la clasificación actual de fondos artículo 8 y 9. La Comisión sugiere cuatro posibles categorías, que son similares a las etiquetas propuestas por la FCA para la nueva regulación de Reino Unido. La otra sería convertir los artículos 8 y 9 en categorías formales de productos y añadir criterios específicos”.

Impacto

Otro reto es la regulación de la inversión de impacto. “El impacto se basa en una metodología clara que permita dar métricas de sus efectos. Es verdad que tradicionalmente se trataba de proyectos no cotizados”, explica. El reto, cree “es llevarlo de proyectos muy concretos a mercados cotizados con metodologías más genéricas. A la larga el regulador tendrá que evaluar si esas metodologías son correctas y suficientes”.

Sobre cómo actúa el regulador español respecto a las metodologías, García señala que sí se han encontrado “con que la CNMV cada vez es más exigente en las metodologías utilizadas para determinar que una inversión promueve características ambientales o sociales, y alternativas, que quizás valían al principio, ahora no serían suficientes. De momento no es tanto un juicio a las metodologías de los proveedores de datos, sino a que las gestoras escojan un umbral demasiado bajo o un índice inadecuado para el fondo concreto”, detalla.

Las necesidades de las entidades

Las entidades que recurren a finReg 360 demandan distintos tipos de asesoramiento, desde cómo lanzar un artículo 8 ó 9, definir la política de integración de riesgos ASG, diseñar un test MiFID, a establecer políticas globales a nivel de entidad…Sobre las preocupaciones de los gestores, Úrsula García lo tiene muy claro: “Lo que más preocupa es ver muy restringido su universo de inversión, sin tener ellos capacidad de poder cuestionar ciertos datos de los proveedores de datos. Se trata de poder combinar una cierta discrecionalidad con la información del proveedor”. La búsqueda de este equilibrio le hace pensar que “las gestoras irán hacia un modelo en el que tengan más datos propios o más de un proveedor, aunque ahora mismo suponga un coste considerable”.

Por último, en cuanto a la Taxonomía, Úrsula García apunta que de momento es una incógnita en el mundo de la gestión. “Las empresas son muy conservadoras con los datos reales, los porcentajes de alineación son bajos y por ahora es difícil construir carteras muy diversificadas basadas solo en Taxonomía, pero será la referencia para productos muy específicos y para un público concreto con mayor sensibilidad a las consideraciones ESG”, señala.