Verdades y mentiras sobre lo que está ocurriendo en la industria de ETF

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

Los activos bajo gestión de la industria europea de ETF pasaron el año pasado de los 657.000 millones de euros que aglutinaba a cierre de 2017 a los 633.000 millones con los que cerró 2018. Son 24.000 millones menos. Según datos de Lipper Thomson Reuters, eso es verdad. Sin embargo, este decrecimiento no se debió al desinterés de los inversores europeos por los fondos cotizados, sino a la depreciación de los activos subyacentes ante las correcciones sufridas tanto por la renta variable como la renta fija. Los ETF siguen funcionando como un potente imán capaz de atraer flujos aún en años de mercados difíciles y de reembolsos para la industria de gestión activa, que el año pasado alcanzaron los 171.000 millones. Eso también es cierto.

Decir que el interés por los fondos cotizados se ha frenado es una falsedad. En realidad, sucede todo lo contrario. Los proveedores de ETF registraron todos los meses de 2018 captaciones netas en Europa que, en conjunto, alcanzaron los 42.200 millones en el año. Éstas no fueron suficientes para compensar el efecto de las caídas en el precio de los activos, que restaron 65.800 millones al patrimonio total atesorado por la industria europea de ETF, pero sí demuestran que el interés de los inversores por estos productos continúa vivo. Es cierto que el año pasado hubo una ralentización de las entradas netas en relación a 2017 (los ETF captaron en 2018 la mitad de lo que habían captado un año antes), pero también lo es que 2017 fue un año histórico para la industria (tanto de gestión activa como pasiva).

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¿Es verdadero o falso decir que los inversores están reemplazando sus fondos de gestión activa por ETF? La respuesta a esta pregunta no es sencilla. Las categorías donde más se demandó el producto el año pasado fueron bolsa americana (114.300 millones de entradas netas en ETF el año pasado) y renta variable global (57.100 millones). En gestión activa, también en 2018, entraron 12.700 millones en fondos de renta variable americana y 26.500 millones en productos de bolsa global. Por lo tanto, aunque existan inversores que estén haciendo ese reemplazo en sus carteras y lastrando el avance de los fondos de gestión activa, no se puede decir que los primeros hayan evitado el crecimiento de los segundos y que se haya producido un trasvase masivo. Al menos, el año pasado.

La afirmación de que la industria europea de ETF está concentrada es una realidad se mire por donde se mire. De las 50 entidades vendiendo ETF, sólo 19 cuentan con un patrimonio superior a los 1.000 millones y las diez de mayor tamaño acaparan el 93% del total de los activos. “Eso significa que 40 proveedores se reparten el 7% restante”, subraya Detlef Glow, director de Análisis de Lipper para EMEA. Por entidades, iShares es el actor dominante, con 293.000 millones y el 46,3% de cuota de mercado, seguido de Xtrackers (DWS), con 69.000 millones y Lyxor, con 61.000. Ese es el top 3 a cierre de 2018. El ranking de los cinco primeros lo completan Amundi ETF y UBS ETF.

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Eso no significa necesariamente que estas cinco entidades hayan sido por ese orden las que más captaron el año pasado. Es verdad que de las diez que más captaron el año pasado, nueve forman parte del top 10 por activos gestionados en fondos cotizados. La plataforma de ETF de BlackRock (con flujos netos de 19.200 millones) y DWS (con 6.100 millones) fueron las que más entradas recibiendo, coincidiendo así con su posicionamiento como primera y segunda entidad de referencia en el mercado de ETF. Sin embargo, en la tercera y cuarta posición se situaron State Street y Vanguard.

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¿Y qué está pasando con la ratio de gastos totales de los ETF? Se dice que están bajando pero, analizando los datos, esta afirmación es cuestionable. El año pasado el TER medio de los ETF aumentó, pasando del 0,324% de diciembre de 2017 al 0,336% de diciembre de 2018. “En realidad, esta tendencia no debería sorprender a nadie. Los proveedores de fondos cotizados han estado inmersos en el lanzamiento de nuevos productos, generalmente de smart beta, que por lo general entrañan un mayor coste. Lo que es sorprendente es que los ETF de renta variable han bajado en un punto básico, hasta el 0,37%, a pesar de ese mayor número de productos de smart beta que se han lanzado al mercado”, indica Glow.

Si se profundiza aún más en las causas de este repunte del TER de los fondos cotizados el año pasado se puede observar que esto se ha debido fundamentalmente al incremento del precio de los ETF UCITS alternativos, cuyo ratio de gastos totales se incrementó en ocho puntos básicos, hasta el 0,33% de media. Los ETF del mercado monetario también se encarecieron. Lo hicieron concretamente en cuatro puntos básicos, hasta el 0,17%. También los ETF de renta fija vieron aumentar el TER el año pasado. De media lo hicieron en un punto básico, hasta el 0,23%. En el otro extremo se situaron los ETF multiactivos, cuyo precio bajó en cuatro puntos básicos, hasta el 0,43%.

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