Los economistas de varias gestoras analizan la salud de la locomotora de Europa, que ha dejado de funcionar. El software automotriz y la exportación están penalizados por la ralentización de China. Sin embargo, la confianza de las empresas alemanas crece en los primeros meses del año.
Alemania fue el único miembro del G7 que registró un crecimiento negativo en 2023. Y el temor es que este periodo de estancamiento pueda continuar. Los expertos de las casas de gestión ven signos de recuperación en esta primera parte del año. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre la capacidad de la industria alemana para realizar cambios estructurales que le permitan adaptarse a un entorno global cambiante.
Hay tres factores clave que han frenado a la locomotora de Europa, conocida por la pujanza de sus empresas y manufacturas, en la era post-Covid: la ralentización de China, que ha penalizado las exportaciones alemanas, el impacto de la subida de los precios de la energía por el estallido de la guerra en Ucrania, y la inflación y la subida de los tipos de interés, que han endurecido las condiciones financieras.
El automóvil sufre nuevos competidores
Robert Lind, economista de Capital Group, se centra en la salud de la industria manufacturera alemana en su intento de adaptarse al nuevo entorno económico establecido desde la pandemia. El experto se centra en particular en la industria del automóvil, un sector en el que Alemania es líder mundial pero que ha entrado en crisis en los últimos años.
"Con la rápida digitalización mundial y la adopción de coches eléctricos por parte del sector automovilístico, Alemania corre el riesgo de quedarse rezagada respecto a países como China, que han desarrollado sus propias tecnologías", afirma el experto. Los costes laborales en Alemania son más elevados que en otras regiones manufactureras. La situación se ve agravada por el estancamiento de la productividad laboral a medida que la población alemana envejece o pasa a trabajar a tiempo parcial", añade. Los fabricantes de automóviles chinos, incluido BYD, compiten tecnológicamente y con costes más bajos", afirma el economista.
Descenso del sector manufacturero
Los datos mensuales del Bundesbank sobre el sector industrial muestran un fuerte descenso de la producción manufacturera a finales de 2023. Los bienes de consumo duraderos registraron una producción especialmente pobre, con una caída del 5% en el cuarto trimestre de 2023 y del 11% interanual.
Pero una mirada más atenta a los datos sugiere una señal alentadora: la economía alemana se está moviendo hacia una fabricación de mayor valor añadido. "Los datos mensuales pueden sobreestimar la debilidad de la actividad manufacturera. Según las estimaciones trimestrales del valor añadido bruto, el sector manufacturero se mostró más resistente en 2023, lo que podría reflejar un impulso relativo de la industria manufacturera o sugerir que las empresas alemanas se han orientado hacia productos de mayor valor añadido dentro de diversos sectores", afirma Lind.
Martin Moryson, economista jefe para Europa de DWS, también cree que el valor añadido bruto es el indicador más adecuado para evaluar el statu quo de la industria manufacturera: "El valor añadido bruto, y no la producción, determina el valor añadido de la actividad económica de las empresas individuales y, por tanto, de la economía alemana en su conjunto", afirma el experto. "Esto no significa que esperemos un crecimiento industrial asombroso en Alemania en los próximos trimestres. Pero la situación no es en absoluto tan desesperada como parece al público en general", afirma.

Desde una perspectiva cíclica, la última encuesta realizada por el Instituto de Investigación Económica (Ifo), con sede en Múnich, reveló un aumento de la confianza empresarial en el mes de marzo. Sin embargo, según Gero Jung, economista jefe de Mirabaud Asset Management, aún es demasiado pronto para creer que lo peor ha pasado: "En Alemania, tras dos años de estancamiento, el comienzo del año parece sólido y el sentimiento empresarial indica una nueva mejora. Sin embargo, somos prudentes en cuanto a un optimismo excesivo", afirma el experto.
La crisis china perjudica a las exportaciones
Es posible que las exportaciones alemanas tengan que hacer frente en breve a problemas críticos derivados de los tipos de interés persistentemente altos y la ralentización económica de China. Las empresas alemanas están reduciendo su dependencia de China, aunque siguen dependiendo de las importaciones chinas para su producción", señala Lind. Para dar una idea de lo sensible que es la economía alemana al comercio mundial, basta mencionar que la relación comercio/PIB de Alemania supera el 80%, muy por encima de las demás grandes economías europeas (normalmente en torno al 50-60%) y de EE.UU. y China (en torno al 20-30%).
Absorber el choque energético
Pero según el economista de Capital Group, la economía y la sociedad alemanas están aprendiendo a adaptarse a este nuevo entorno lleno de desafíos. "Alemania parece haber evitado los choques energéticos derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania. "Anteriormente, Alemania importaba más del 50% de su gas natural de Rusia", señala Lind. "La producción manufacturera disminuyó mucho menos de lo que se temía y el valor añadido bruto aumentó un 0,25% el año pasado. Alemania pudo abastecerse de gas en zonas como Noruega y los Países Bajos, al tiempo que desarrollaba su propia infraestructura de gas natural licuado", afirma Lind.
Europa se queda atrás en IA
La contribución económica de Alemania es crucial para Europa, especialmente en un momento de preocupación por el debilitamiento del crecimiento en el continente. El apoyo a la recuperación podría venir del BCE, que se espera que realice sus primeros recortes de tipos ya el mes que viene, mientras la inflación sigue moderándose. Los últimos comunicados de los responsables del BCE son claros: se avecina una bajada de tipos en junio", afirma Jung.
Bajar el coste del dinero podría suponer un soplo de aire fresco en un contexto de perspectivas macroeconómicas difíciles. Europa sigue registrando un crecimiento cíclico inferior al de Estados Unidos. Sin embargo, este bajo rendimiento podría consolidarse sobre una base secular, ya que Europa se enfrenta a una serie de vientos en contra a largo plazo. Alemania parece especialmente expuesta, pero el resto de Europa no es inmune", afirman los economistas de PIMCO Nicola Mai y Peder Beck-Friis.
Según los dos expertos, hay una serie de razones estructurales que explican la continua divergencia de crecimiento entre EE.UU. y Europa. Entre ellas, además de los costes energéticos y la competencia de China, está la lentitud de la renovación tecnológica: "Europa va a la zaga de EE.UU. y China en inversión tecnológica relacionada con la inteligencia artificial", afirman los economistas.