Alemania y Francia, las dos economías más influyentes de Europa, enfrentan actualmente desafíos que traspasan la barrera de sus fronteras. Desde problemas energéticos y crisis industrial en Alemania hasta la elevada deuda pública y volatilidad política en Francia, ambos países reflejan las dificultades que afectan a toda la eurozona y a su capacidad para liderar una recuperación económica sostenible. Si bien las políticas del BCE buscan estabilizar la región, las próximas elecciones y la incertidumbre global, como las políticas del nuevo gobierno de EE.UU., serán factores determinantes para este 2025.
Según la gestora Flossbach von Storch, la capacidad de ambos países para liderar con políticas económicas y fiscales coherentes será fundamental para evitar que la eurozona caiga en una crisis más profunda. En este contexto, tanto los mercados de renta fija como los de renta variable enfrentan un entorno complejo, pero con oportunidades para los inversores que sepan aprovechar la volatilidad.
Producción industrial en Europa
Alemania: crisis industrial y debilidad estructural
Tradicionalmente conocida como el motor económico de Europa, Alemania se encuentra sumida en una crisis industrial. La producción industrial ha caído en los últimos diez años agravada, en parte, por la transición energética hacia las renovables, que ha resultado problemática. Fenómenos como el Dunkelflaute (periodos de baja producción eólica y solar) han encarecido la electricidad, afectando a la competitividad de las industrias intensivas en energía, especialmente sectores clave como el de la automoción y la manufactura.
El Bundesbank revisó drásticamente a la baja sus previsiones de crecimiento, pronosticando solo el 0,2% para 2025 (frente a la estimación anterior del 1,1%). “Nosotros no somos más optimistas que el Bundesbank”, admite François Rimeu, estratega sénior de Crédit Mutuel AM. Desde la gestora explican que la falta de estímulos fiscales y los elevados costes de bienes esenciales, como la energía y los alimentos, han reducido la capacidad de consumo y ahorro de los hogares, profundizando el estancamiento económico de Alemania.
Flossbach von Storch, en su análisis sobre la situación alemana, cita las palabras recogidas en The Economist, donde apodan al país “el enfermo de Europa”, y destacan que los fallos estructurales y la presión fiscal récord han debilitado su papel como líder en la eurozona. El panorama se ve intensificado por la debilidad de la demanda global, con una desaceleración particularmente en China. A esto se suman aranceles propuestos por EE.UU. que podrían agravar la situación. Desde la gestora exponen que las elecciones federales en 2025 podrían marcar un punto de inflexión si el nuevo gobierno adopta políticas fiscales más expansivas, algo difícil dado el requerimiento de una mayoría de dos tercios para cambiar la Constitución. Esta dinámica afecta negativamente tanto a la confianza empresarial como al mercado de renta variable, donde las pequeñas y medianas empresas han sufrido especialmente.
A pesar del pesimismo, a nivel empresarial los expertos de Deutsche Bank señalan que las grandes compañías del DAX altamente internacionalizadas, han mitigado en parte los efectos de esta crisis al obtener ingresos significativos en mercados globales, aunque esto no beneficia al conjunto de la economía nacional. “Por lo tanto, la pregunta que se debe formular es: ¿Cómo Alemania y el resto de Europa pueden mantener e impulsar su dinamismo económico?. En nuestra opinión, ahora se necesita una inversión considerablemente mayor, especialmente para impulsar la productividad”, explican desde la entidad.
Francia: endeudamiento y desafíos fiscales
Por su parte, Francia enfrenta un alto nivel de endeudamiento público, que ya ha alcanzado máximos históricos. La reciente moción de censura que derrocó al gobierno de Michel Barnier dejó un vacío de liderazgo que retrasó reformas fiscales cruciales. Esto impactó en los mercados de bonos soberanos, aumentando sus diferenciales respecto a los alemanes y elevando los costes de financiamiento. Desde Scope Ratings advierten que la calificación crediticia de Francia podría deteriorarse aún más si la incertidumbre política se prolonga.
Con unas elecciones legislativas pospuestas hasta 2025, las posibilidades de alcanzar una mayoría parlamentaria para implementar reformas parecen escasas. “Cualquier configuración plausible de un nuevo Gobierno carecerá del respaldo legislativo necesario para abordar eficazmente el creciente déficit presupuestario de Francia y el aumento de la deuda en relación con el PIB, ya que ningún partido o coalición cuenta con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional”, indican desde Scope Ratings. Además, los analistas advierten que como es poco probable que la incertidumbre política se disipe a corto plazo, Francia podría enfrentarse a un prolongado periodo de vacío político, caracterizado por elecciones anticipadas y gobiernos de corta duración, al menos hasta las próximas elecciones presidenciales previstas para 2027.
El sector manufacturero también muestra signos de debilidad en la región. “Con un índice PMI de 41,9 que refleja una contracción severa, mientras que los servicios ofrecen un alivio limitado con un índice de 48,2, aún en zona de contracción”, indican los expertos de Edmond de Rothschild. Mientras tanto los servicios, con un 48,2 en Francia, ofrecen un ligero respiro, aunque siguen por debajo de la media del conjunto de Europa, que se encuentra en 51,4. Desde AXA IM destacan que, a pesar de la volatilidad, los bonos franceses presentan oportunidades frente a swaps y recomiendan mantener posiciones en deuda soberana española, menos afectada por los problemas políticos.
Implicaciones para los mercados
A nivel mercado, el entorno alemán presenta oportunidades y riesgos. En lo relativo a renta fija, Edmond de Rothschild indica que las incertidumbres limitan las oportunidades en bonos soberanos, pero los bonos corporativos de emisores sólidos son una opción defensiva recomendada por la gestora. Por la parte de renta variable, “las small caps alemanas siguen profundamente infravaloradas, pero una política fiscal más flexible tras las elecciones podría desbloquear su potencial”, exponen desde la gestora.
Francia presenta implicaciones similares a las de Alemania. En renta fija, los bonos soberanos franceses, aunque presionados por la inestabilidad política, ofrecen oportunidades selectivas, según exponen los expertos de AXA IM, especialmente para estrategias tácticas en el corto plazo. En renta variable, Federated Hermes indica que la volatilidad política y fiscal sigue afectando la confianza en las acciones francesas, pero los servicios financieros y ciertos sectores industriales podrían beneficiarse de un entorno global más favorable para 2025.