El triángulo mágico como filosofía de vida: cuál es mi pasión, qué se me da bien y cómo puedo ganar dinero. Para Bert Flossbach, dedicarte a la intersección de estos tres vértices es el verdadero lujo. Y es precisamente el objetivo que buscaban cuando él y su cofundador, Kurt von Storch, fundaron su gestora, Flossbach von Storch, en la Alemania de 1998. “Era un riesgo dejar un trabajo estable y prestigioso como Goldman Sachs, pero queríamos dar vida a esa pasión que sentíamos por la gestión”, nos cuenta.
Ya por aquel entonces la independencia financiera estaba cobrando cada vez más relevancia. “Independencia no solo en la oferta de productos sino en el pensamiento”, insiste Flossbach. Justo en esos años estalló la burbuja de las punto com, que dejó unas cicatrices dolorosas en el sector financiero. “Lo irónico de vivir una burbuja es que tienes que sobrevivir a las dos fases. Primero, que si no te unes a la euforia sientes la presión de quedarte atrás. Y después, que en una corrección tan grande es muy complicado no salir salpicado”, rememora.
El ADN Flossbah von Storch, nacido de una crisis
Fue un periodo psicológicamente difícil, reconoce Flossbach, pero precisamente de las lecciones de esos días nació el pentagrama estandarte de la gestora alemana. Su ADN desde su fundación y hasta el día de hoy, 25 años más tarde. “Es como nuestro escudo ante nuestros propios errores humanos”, asegura el también gestor de varias estrategias de la casa.
Y de una catarsis tras una crisis a otra. El crack de 2008 también fue un punto de inflexión para su manera de entender el mundo, cuenta Flossbach. La gestora se volvió más top-down en su filosofía de gestión. Precisamente sus resultados durante 2007-2008 fueron la clave de su éxito. Los fondos no solo resistieron mejor la corrección, sino que rápidamente recuperaron lo perdido. Una buena fama que se consolidó con la crisis de deuda de 2012, donde su gestión volvió a brillar.
Cómo perpetuar un negocio
Un cuarto de siglo es un hito del que pocas gestoras pueden presumir. Sobre todo, una que nació como boutique independiente. La pregunta que se plantea ahora Flossbach es cómo hacer que el negocio perdure más allá de la vida profesional de los fundadores.
“Yo creo que, si logramos combinar dos elementos, la independencia en el pensamiento y la creatividad, con un tamaño adecuado de patrimonio lo lograremos”, defiende. Con creatividad no se refiere precisamente al desarrollo de productos. “Sabemos bien qué pasa cuando la industria financiera se pone creativa, que nacieron los CLO”, bromea. Con creatividad se refiere a la capacidad mental para saber transmitir con claridad, de dar con las palabras adecuadas para un mensaje.
La importancia de la paciencia
Claro que también es consciente del reto que supone mantener esa independencia en una industria cada vez más presionada en costes. “Es lo que pasaba con las antiguas bancas privadas. La cercanía que te da un equipo pequeño no es escalable”, explica.
Si tuviera que elegir un factor determinante, Flossbach no duda en que esa es la paciencia. “La paciencia es lo único que te permitirá cosechar los frutos tras tiempos dolorosos”, insiste. Pero esa paciencia requiere confianza. Confianza del cliente en el equipo gestor. Por eso, cuando piensan en ampliar el equipo, las dos cualidades que busca el fundador es integridad y autenticidad. “Quiero que el cliente sienta que haría bien mi trabajo, aunque no me pagaran por ello”, explica.
