Por el contrario, esperan una revalorización del S&P500 del 15% basada en la macro y sin ayuda de la política monetaria, a diferencia del apoyo con el que sí cuenta la bolsa europea.
Para Estefanía Ponte, directora del Departamento de Economía y Estrategia de BNP Paribas Personal Investors, aunque hay aspectos macro que favorecen estar positivos en distintos mercados, existen otros factores como las políticas monetarias, que hacen que sus expectativas más favorables se rebajen ligeramente.
El caso más claro es en Estados Unidos donde no creen que el shale oil vaya a ser, como sí lo fue en el pasado, uno de los motores de crecimiento. En este sentido, especifica Ponte, para que los productores americanos se animaran “tendría que situarse el precio del petróleo en torno a lo 75/80 dólares, un rango que no entra en nuestro escenario, cercano a los 65 dólares”. Sin embargo, no piensan que esta situación vaya a restar crecimiento al país.
Donde sí confían es en la demanda interna, que estará impulsada por la inversión en bienes de equipo que empujará la creación de empleo y, en consecuencia, el consumo privado. Respecto al sector exterior, aunque señalan que “es obvio que el tipo de cambio pesa en las exportaciones” -sus expectativas es que el cambio dólar/euro sea de 1,15 en 2015- “va a pesar más que los socios comerciales -Reino Unido y Asia- están creciendo”. No obstante, recuerda que EE.UU. no es Alemania o Japón y lo que realmente tira en este país es el consumo.
En un escenario de crecimiento, indican, la atención de la Reserva Federal va a estar puesta en repuntes en los salarios que, a su vez, presionarán al alza la inflación. Dos indicadores que “achucharán” a la Fed a subir tipos, previsiblemente en septiembre.
En este contexto -situación macro positiva y normalización de la política monetaria-, BNP Paribas Personal Investors espera más repuntes del bono americano a 10 años, además del vivido. Es más, comentan, “el 10 años ya cotiza unas expectativas de inflación al alza”, añaden.
La volatilidad ha venido para quedarse
Ponte destaca que estamos en una situación normal de mercado y que es comprensible que haya vuelto la volatilidad. “Estábamos en una balsa”, subraya. Su predicción es que el tipo de interés a 10 años alcance el 2,75% en 2015 y el 3% en 2016, al mismo tiempo que el PIB crecerá un 2,7% tanto en el primer periodo como en el siguiente.
Teniendo en cuenta únicamente que la tasa de crecimiento oscilará entre el 2,5% y el 3%, su modelo les hace determinar que el S&P 500 terminará 2015 un 15% arriba. Será determinante, resaltan, que existan revisiones de previsiones de beneficios al alza. Sin embargo, en el contexto de tipos de interés más elevado que esperan para EE.UU., calculando la inversa del PER (Earning Yield Gap) determinan que está en niveles ligeramente superiores a la media histórica. Por tanto, consideran que “todavía es atractiva” en este escenario. Aunque de aquí a septiembre, “la volatilidad ha venido para quedarse”, comenta Ponte.
Por otro lado, Óscar Germade, analista técnico de la firma, espera que pase algo parecido a lo ocurrido en 2011, aunque nada que ver con los años 2007 o 2000. “Poco a poco irá formándose un techo”, determina.
Los efectos conseguidos del QE
Respecto a la bolsa europea, ocurrirá precisamente lo contrario ya que el impulso vendrá por un contexto de tipos reducidos. “La bolsa está bastante más atractiva que el 0,5% que esperamos del bono alemán a 10 años”, contextualiza. En su modelo, considerando únicamente el crecimiento del PIB (entre un 1,5% y un 2%), se prevé que el Eurostoxx 2015 suba un 11% pero, con el efecto QE, de un 5% podría llegar a crecer un 16%. En 2016, el potencial se reduce hasta el 10% positivo.
Para el bróker de la entidad francesa, la eurozona se encuentra en un momento donde se notan los efectos del QE aplicado por el Banco Central Europeo, primero en la depreciación del euro y un incremento de las exportaciones. Aunque el tipo de cambio seguirá ayudando, precisa, anticipan una mejora de las exportaciones gracias al mayor crecimiento mundial. El segundo efecto logrado animar el mercado de crédito, sobre todo en España e Italia.
“La mejora de las condiciones crediticias y las exportaciones va a suponer un repunte en la inversión en Europa”, señala Ponte. “Y, si tienes más inversión, tienes más empleo, cosa que respaldará el consumo privado”, puntualizan.
El bono aleman a 10 años en el 0,5%
Finalmente, analizan como la parte larga de la curva se caracteriza actualmente por la volatilidad, reflejo de la lucha entre lo fundamental y el efecto del QE. Simplemente por fundamentales (crecimientos del PIB del 1,5%/2% e inflación del 1,5%/2%), creen que la TIR a 10 años debería estar entre el 1% y el 1,5%. Por consiguiente, no opinan que los repuntes recientes estén justificados, sino que obedecen a temas como Grecia, etc.
Por otro lado, según sus cálculos, la compra de deuda pública por parte del BCE sumará en 2015-2016 cerca del 7% del total de saldo vivo actual. Junto a que, según el FMI, en 2015 se reducirá el volumen emitido en un 13%, con la compra del BCE, este porcentaje sería del menos 20%. Por tanto, clarifican, al haber menos liquidez, habrá mayor presión sobre la oferta que justificará que el bono alemán a 10 años se vaya al 0,5%.
La "semejanza" de España con Grecia
En España, según su escenario macro, el Ibex 35 debería crecer un 18% pero, por su “semejanza” con Grecia y preocupaciones desde el exterior a que pueda haber una situación parecida, y la influencia que tiene Latinoamérica y la inestabilidad que provoca Venezuela; rebajan sus expectativas de los 12.300 puntos basados en fundamentales a los cerca de 11.900 puntos.
Sus previsiones de crecimiento del PIB español son conservadoras, de un 2,6% para 2015 y de un 2,7% para 2016, ya que los cambios políticos pueden conllevar un retraso en las decisiones de inversión desde el exterior. En cuanto al Ibex, determinan que si la situación política provoca una menor entrada de dinero extranjero, habrá menor soporte para que éste crezca.