La intervención plena del BCE, los eurobonos o la integración fiscal, entre sus propuestas
“La espectacular aceleración de la crisis europea desde el verano obliga a los dirigentes europeos y, quizás pronto también al Banco Central Europeo, a que empiecen a pensar lo impensable”, dice Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac Gestion, en su última carta titulada “El fin de los tabúes”. Los riesgos financieros a los que se enfrenta toda Europa son “excepcionalmente graves” y exigen tratamientos de la misma magnitud. Así, si llega a considerarse una ruptura de la eurozona, Carmignac cree que también hay que plantear algunas medidas que hasta ahora eran tabúes para luchar contra el contagio.
“A principios de noviembre, Yorgos Papandreu hacía fracasar la tentativa de acuerdo de rescate multilateral en la última reunión del año del G20 al anunciar su proyecto de referéndum. Repentinamente, la hasta entonces descartada idea de que un país pudiera decidir abandonar la moneda única se convertía, por la fuerza de los acontecimientos, en una hipótesis de trabajo. En Cannes se rompía otro tabú: el de la injerencia directa en la política interna de otros países europeos. Poco después, Italia elegía un gobierno de tecnócratas avalado por Berlín”. Son tabúes que se han roto y que han de llevar a la superación de otros. ¿Cuáles, según la gestora? Saint-Georges menciona, en primer lugar, el del papel del BCE, seguido de la emisión de eurobonos, el reconocimiento de la política suicida de una austeridad excesiva y la integración presupuestaria.
“Se debe, en concreto, exigir al Banco Central Europeo que actúe de forma decisiva (tipos a cero, papel de prestamista de último recurso, financiación directa o indirecta del FEEF...) para garantizar, como corresponde a todo banco central, la estabilidad del sistema financiero El proyecto de una forma de financiación conjunta y solidaria mediante bonos dentro de la zona ya no puede descartarse en las discusiones. También deben reconocerse los efectos suicidas de unas políticas de austeridad excesivas. Finalmente, se debería abordar un proyecto concreto tendente a conseguir un grado mayor de integración presupuestaria”, dice en la carta.
Apuesta en emergentes
Con respecto a sus perspectivas para 2012, cree que la perspectiva de una recesión grave en Europa en 2012 sigue presente y que el bloqueo político en EEUU está poniendo a prueba la resistencia de su economía. Por eso su apuesta sigue centrada en emergentes: “Algunos inversores temen que la contracción del sector bancario europeo actúe como correa de transmisión de la crisis a los países”, explica, un supuesto que niega, pues América Latina y sobre todo Asia emergente no presentan la misma vulnerabilidad. “No hay motivo para temer que el debilitamiento de los bancos europeos produzca un fuerte impacto sobre las principales economías emergentes”, afirma. Además, apunta al inicio de medidas de relajación monetaria en algunos países como un signo positivo para sus mercados.
“2012 se anuncia como un año todavía complicado en el que el enfoque internacional, una gestión activa de los riesgos y la valentía a la hora de aplicar las propias convicciones se convertirán en bazas decisivas”, concluye.