Todo el mundo necesita creer en algo, y muchos inversores necesitan tener una certeza sobre la rentabilidad de sus inversiones en este 2016 tan difícil de gestionar. Aunque nunca es fácil predecir los retornos que se pueden conseguir a doce meses vista, y especialmente en mercados tan turbulentos como el que se lleva viendo desde comienzos de año, las gestoras internacionales orientan a los asesores sobre el tipo de creencias a las que deberían aferrarse firmemente para sobrevivir al entorno actual.
1. No haga lo mismo que los demás
“Ser contrarian consiste en hacer lo contrario de lo que estén haciendo la mayoría de inversores. Esto significa descubrir aquellos casos en los que el mercado es excesivamente negativo con un valor en el que es posible una mejoría, o en los que no se ha identificado un cambio que ya está en marcha” recuerda Maike Currie, experta de Fidelity Personal Investing (Fidelity). Según explica, “no se necesita ser ingeniero aeronáutico para descubrir qué inversiones está evitando actualmente la muchedumbre. Se rechaza particularmente a bancos, los supermercados y las compañías energética”, añade. Su consejo es fijarse en fondos cuyos gestores sean especialistas en inversores contrarian y que cuenten con un historial de éxito en aplicar esta forma de invertir.
Desde Goldman Sachs AM recomiendan no seguir al rebaño, en el sentido de no dejarse llevar por el pánico y vender. “Los flujos históricos de los fondos muestran que el inversor medio normalmente ha obtenido peores resultados que los mismos fondos en los que ha invertido, debido a decisiones erráticas al tratar de anticipar el mercado”. Los expertos de la firma han calculado en base a los flujos que, con el tiempo, la rentabilidad de ese ejemplo de inversor puede “producir un lastre en los resultados”. Según explican desde Schroders a través de su herramienta online income IQ, los asesores deben recordarles a sus clientes que solo utilicen criterios objetivos y determinados con anterioridad para decidir sobre una inversión y así elegir lo que sea más adecuado para su estilo de inversión, no lo que los demás hagan.
2. Busque nuevas formas de diversificación
BlackRock aconseja enfrentarse con una mente abierta a activos y estrategias alternativos, una tendencia que de hecho ya se está observando entre los inversores institucionales. “Ayude a sus clientes a entender que, en momentos de estrés en el mercado, los retornos de activos tradicionales pueden correlacionarse, razón de más para pensar en extender la búsqueda de retornos a estrategias y activos alternativos”, indican desde la firma. Desde Fidelity, Maike Currie indica que “los alternativos pueden ser una valiosa fuente de diversificación, con retornos menos correlacionados al conjunto de la renta variable”. Sobre activos en concreto, Currie indica dos buenos ejemplos en los que se pueden fijar los inversores, el oro y las infraestructuras, por tener un historial de resistencia en momentos turbulentos en el primer caso y por la capacidad para generar rentas en el segundo caso.
Otra opción para clientes preocupados puede ser la inversión en productos basados en factor investing. Cabe recordar que estos productos buscan proporcionar una diversificación diferente a través de la construcción de carteras en función de varias fuentes de riesgo: riesgo de mercado, beta, calidad, value, momento de mercado, capitalización... “Eduque a sus clientes sobre las oportunidades que puede aportar el factor investing a sus carteras”, sugieren desde BlackRock.
3. Combine fondos de gestión activa y pasiva
En esta línea, Aitor Jauregui, responsable de desarrollo de negocio de BlackRock para Iberia, cree que la combinación de estrategias activas y pasivas puede ser fundamental para capear el temporal que estamos viviendo. “Las estrategias multiactivo y de renta fija flexible son idóneas dado el contexto actual de mercado, mientras que las estrategias de mínima volatilidad en renta variable ayudan a proteger las carteras ante correcciones y a capturar una gran parte de las subidas", afirma. El último informe de SPIVA muestra que el porcentaje de estrategias de gestión activa que logran batir a los distintos índices de S&P es bajo y decreciente a medida que se alarga el plazo, si bien seleccionar bien a los gestores activos centrados en ideas de alta convicción puede actuar como un "cinturón de seguridad" para atravesar periodos de bajos retornos y alta volatilidad, indican desde el BlackRock Institute.
4. Demande flexibilidad
BlackRock invita a los asesores a animar a los clientes a considerar estrategias que estén orientadas a la generación de resultados y que no tengan la obligación de compararse con un índice. “Esto es especialmente relevante para los clientes que buscan rentas, porque las estrategias unconstrained pueden emplear más herramientas para perseguir ese objetivo subyacente”, indican. “La típica cartera modelo formada por activos de renta variable y renta fija tampoco es suficiente”, asegura Manuel Arroyo, director de Análisis y Estrategia de J.P.Morgan AM, ya que su rentabilidad esperada es la mitad que antes de la represión financiera. “Hay que adaptarse a los cambios de régimen de correlaciones mediante un enfoque flexible para compensar la baja rentabilidad esperada", explica Andrea Delitala, gestor de Pictet AM.
5. Busque carteras construidas de forma sólida, concienzuda y diversificada
El 73% de los asesores españoles considera que dejarse llevar por las emociones es el principal error que cometen los inversores individuales, según revela una encuesta de Natixis Global AM entre 150 asesores en España. “Un buen diseño de cartera puede ayudar a los inversores a ceñirse al plan. Una construcción de carteras minuciosa es importante en todos los entornos de mercado”, afirman desde Goldman Sachs AM. Como aproximación del tipo de productos en el que debe fijarse el inversor, desde la firma recuerdan que “las carteras de inversión bien diseñadas requieren asignaciones a largo plazo y el fundamento para seleccionarlas debe basarse en algo más que el pasado reciente”. El otro criterio clave es la diversificación: “Creemos que la dependencia excesiva en una sola clase de activos introduce el riesgo de una volatilidad innecesaria para los inversores y la pérdida potencial de rentabilidades atractivas”.