Cuenta atrás para las elecciones alemanas

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x (Aleph), Wikimedia Commons

La eurozona ha pasado el verano más tranquilo de los últimos tres años y muchos observadores coinciden en señalar las próximas elecciones federales en Alemania como uno de los motivos de esta ‘calma chicha’. Al fin y al cabo, como apunta Maxime Alimi, economista para la eurozona de AXA Investment Managers en la última publicación de la gestora francesa, Alemania “no solo es la mayor economía de la eurozona, sino también el mayor contribuyente a los diversos rescates soberanos aprobados desde 2010. Con estas elecciones sabremos por fin qué opinan los ciudadanos alemanes sobre estos préstamos a sus vecinos europeos en apuros”.

Aunque la victoria del partido de la canciller Angela Merkel no se pone en duda (su popularidad entre el electorado supera incluso la de elecciones de 2009), las encuestas indican que el CDU/CSU no podrá alcanzar la mayoría absoluta, por lo que la cuestión clave es quién será el nuevo socio de gobierno de Merkel. “La política alemana se caracteriza por el consenso y el compromiso”, explica Alimi. “Las líneas políticas son más fluidas que en otros países de Europa, lo que puede dar lugar a coaliciones muy diversas. En este sentido, las elecciones que tendrán lugar en Bavaria una semana antes de las generales podrían darnos más pistas sobre el posible resultado”.

“En cualquier caso, no esperamos un cambio dramático en la gestión de los asuntos europeos, ya que los principales partidos políticos alemanes muestran un firme compromiso con la Unión Europea y la moneda única y han respaldado las iniciativas institucionales aprobadas desde el inicio de la crisis soberana”.

No obstante, como señala el experto de AXA IM, existen ciertas diferencias que conviene tener en cuenta. “El CDU se decanta por la austeridad presupuestaria y las reformas orientadas a mejorar la competitividad y rechaza cualquier medida de ayuda incondicional, como los eurobonos o la unión fiscal. Apoya la unión bancaria, siempre que excluya a las cajas de ahorros alemanas, pero está en contra de un fondo europeo de garantía de depósitos”.

“El SPD (principal partido de la oposición) y los verdes se muestran más flexibles y critican a Merkel por centrarse en la austeridad en vez de en estimular el crecimiento económico y la creación de empleo −continúa Alimi− mientras que el FDP, actual socio de gobierno del CDU, se muestra más escéptico con respecto a Europa y se opone a cualquier tipo de mutualización de deuda, mientras defiende una interpretación estricta del mandato del BCE y una unión bancaria limitada. Es posible que esta postura más euroscéptica, que se aleja del proeuropeísmo tradicional de los liberales alemanes, sea una táctica para robarle votos al recién creado AfD”, explican desde la casa francesa.

Ante este panorama, Alimi lo tiene claro: “Para la integración y solidaridad europea, la opción más estable sería un gobierno CDU/CSU-SPD, ya que una mayoría muy ajustada para CDU/CSU-FDP podría ampliar la influencia de los euroescépticos”.

Sea cual sea el resultado, la coalición que se forje finalmente tras los comicios del 22 de septiembre tendrá que enfrentarse también a otros temas controvertidos como la separación de actividades bancarias y los mayores requerimientos de capital, dos cuestiones que defiende el SPD, el impuesto a las transacciones financieras y la reforma de la política de energía renovable.