El presidente y director de Inversiones de la boutique francesa defiende que aún hay espacio en la industria para proyectos independientes y confía en que la mejora del sentimiento de mercado reactive los flujos.
Corren tiempos difíciles para los proyectos de gestoras independientes. El endurecimiento de la política monetaria ha movido el flujo de dinero que antes iba a fondos hacia productos conservadores con jugosas rentabilidades aseguradas como los depósitos. Basta con un vistazo rápido a las listas de productos más vendidos para ver que los penalizados por este cambio de apetito inversor han sido las firmas con productos de gestión muy activa, de alta convicción y especializadas en las clases de activos de mayor riesgo/volatilidad.
Es un entorno competitivo que reconoce bien Cyrille Carrière, presidente y director de Inversiones de Lonvia Capital. El que en su día fue gestor estrella de la gama Avenir de Groupama cofundó a finales de 2020 su proyecto personal de la mano de la mano de otros veteranos, entre los que están François Badelon, inversor y fundador de Amiral Gestion en el año 2003.
El primer año de vida (oficial) de Lonvia Capital fue muy bueno. La rentabilidad de sus tres fondos les posicionó en el primer cuartil de su categoría en 2021, lo que les ayudó a captar sus primeros 300 millones en patrimonio. Pero como bien recordarán, 2022 y 2023 no han sido ejercicios nada fáciles para la renta variable, y menos aún para el segmento de pequeñas y medianas compañías que es donde Carrière y su equipo se mueven con expertise.
Primeros años de vida de Lonvia Capital
No obstante, el directivo destaca el mérito de la gestora en este entorno. A nivel de negocio, y a pesar de que han sido dos años de flujos de salida para la categoría de pequeñas y medianas compañías, Lonvia ha seguido creciendo en términos de flujos netos. “Hemos sido capaces de captar más de 130 millones de euros netos entre 2022 y 2023. Un hito muy diferencial y clave para para la compañía. Ninguna de nuestra categoría tuvo tan buen resultado de crecimiento de su negocio en función de su tamaño”, destaca Carrière.
Así, aunque los dos últimos años han sido complicados para la gestora, con un doble golpe a la rentabilidad de los vehículos y la sequía en el apetito inversor por estrategias de activos de riesgo, es un entorno que Carrière asume con optimismo. El gestor inició su carrera profesional en pleno 2008 así que no es ajeno a gestionar con el mercado soplando fuertemente en contra de las pequeñas y medianas compañías. “Recuerdo que por entonces se tardó años en volver a la normalidad a la clase de activos. Durante años tenía que dedicar las primeras 10 páginas de mis presentaciones a hablar de por qué era un buen momento de entrada”, reconoce. Y ahora el gestor y directivo confía en que volverá a pasar.
Hay hueco para las independientes
De hecho, ya está notando un cambio en el viento. “Desde el último trimestre de 2023 los inversores están volviendo a pensar en la renta variable en general y en las small y mid caps en especial”, detecta. “Por lo menos las conversaciones se han reactivado. De momento el movimiento de capital no se ha producido, pero al menos el inversor está abierto a escuchar argumentos”, cuenta.
Por eso, a pesar de que su proyecto aún maneja un patrimonio modesto en comparación con lo que gestionaba en Groupama AM, Carrière sigue defendiendo que hay hueco para las gestoras independientes. “Pero hay que ofrecer una filosofía y convicción clara, que es lo que hacemos en Lonvia. El inversor sabe perfectamente qué esperar de mi gestión, en qué tipo de compañías busco invertir”, afirma.
De hecho, siento orgullo por haber defendido esos 300 millones en dos ejercicios de fuerte corrección de las small y mid caps. “Incluso con la caída en la rentabilidad de los fondos conseguimos compensar el efecto mercado con flujos positivos”, cuenta.
Sentimiento optimista
Parte del optimismo de Carrière con la clase de activo nace también del entorno de mercado que vislumbra para las compañías europeas. “No soy un inversor macro, pero cuando reúno todas las conversaciones de microeconomía que tengo con las empresas en las que invierto hay un consenso: no es una cuestión de sí o no sino de cuándo; las compañías europeas sienten que estamos entrando en un periodo de recuperación”, cuenta. Es decir, a nivel empresarial estamos muy lejos de esa temida recesión. Según interpreta de sus conversaciones con las compañías, desde el segundo trimestre del año pasado la economía está digiriendo los problemas en las cadenas de suministro que generó la pandemia.
Y la pandemia ha traído un segundo cambio, más estructural. “De hecho, haber empezado esta gestora en plena pandemia ha influido en nuestra filosofía de inversión”. El estilo de Carrière siempre ha estado enfocado en encontrar las compañías con mayor potencial de crecimiento. Pero la cartera de Carrière hace 10 años dista mucho de la de hoy en día. Y desde hace unos años detecta un indicador clave para el potencial de un negocio: la tecnología. “Diría que la tecnología dicta el 90% del éxito de una compañía”, afirma. Su relevancia ha crecido de tal modo que ya es algo que toca a cualquier sector.
Un ejemplo perfecto de esto lo vemos en el sector industrial. “Cuando hablamos de mejoras en la automatización ya no hablamos de robots sino del software, de los datos, de los chips y sensores que permiten optimizar el trabajo de la maquinaria”, cuenta.