Diez razones por las que el COVID-19 es una gran oportunidad para los gestores activos

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chrisinplymouth, Flickr, Creative Commons

La gestión activa se ha enfrentado a una prueba de fuego en forma de coronavirus: demostrar que en tiempos de aumentos de volatilidad y dispersión en el mercado, los gestores activos tienen la capacidad de limitar esas pérdidas de corto plazo que a la larga serán ganancias a largo plazo. Pues bien, según el barómetro Active Passive Navigator de Lyxor, que tiene en cuenta el comportamiento de los fondos activos domiciliados en la UE en relación con sus índices de referencia, el 53 % de los gestores activos de renta variable obtuvieron mejores resultados netos de comisiones que sus índices de referencia en el primer semestre de 2020, y esa cifra cae al 33% en el caso de los fondos activos que invierten en renta fija

Y si bien ambas cifras podrían ser mucho mejores, los resultados de flujos vistos este año sí muestran que la gestión activa está consiguiendo aguantar el tipo en un año tan incierto como éste.  De hecho, según una encuesta de Natixis IM a inversores globales, el 79% de los profesionales financieros cree que el mercado actual favorece a las carteras activas.  Además, de media, el 69% de los activos de clientes se encuentra en inversiones gestionadas activamente y se pretende mantener este nivel de exposición activa durante los próximos tres años. 

La gestora Alliance Berstein ha querido resaltar las ventajas con las que cuentan los gestores activos en este entorno y ha publicado en su blog una lista de 10 pautas que deben aprovechar los gestores activos para salir airosos del impacto que el coronavirus ha traído al mercado.

1. Encontrar ganadores en los mercados en crisis

Unos lo llaman recuperación económica en forma de K, otros alegan que con cada crisis el mercado avanza a un modelo de winner takes it all y sea como sea lo cierto es que las previsiones de ganancias para las compañías del MSCI World Index están ahora más dispersas que en cualquier otro momento de los últimos 20 años (ver gráfico). Y desde Alliance Berstein recuerdan que “esta dispersión crea un terreno fértil para que los gestores activos busquen a los candidatos más prometedores, basándose en la investigación de los modelos de negocio, los balances, las tendencias del sector y las capacidades de gestión. En el pasado, cuando la dispersión de las ganancias era amplia, el fondo de acciones mundial activo superaba de media al MSCI World”.

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2. Las tendencias de rendimiento a largo plazo son mejores que las percibidas

Se suele decir que cuanto más largo es el plazo, menos es el porcentaje de gestores que consigue batir a sus índices, pero la realidad es que todo depende de la categoría en la que se invierte. “ En períodos de 10 años, la mayoría de los gestores activos en varias categorías han superado sus puntos de referencia”, afirman en la gestora. Y ponen un ejemplo.

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3. La gestión de riesgos es más que una simple caja negra

“Para gestionar eficazmente los riesgos a largo plazo, los inversores activos pueden considerar múltiples escenarios y modelar los flujos de caja para comprender cómo se comportarán las empresas en caso de un déficit de ingresos prolongado”, afirman en la gestora.

4. Riesgo político

En un momento como el actual, los riesgos políticos cobran especial importancia en la forma en la que se comporta el mercado de acciones. De hecho, si hay un evento que puede marcar el comportamiento de la bolsa a corto plazo, ese es las elecciones que se celebran en EE.UU en el mes de noviembre. A este respecto, desde Alliance Berstein consideran que “los gestores activos tienen la capacidad y la flexibilidad de ajustar las existencias que se han vuelto más vulnerables a los riesgos políticos, geopolíticos y reglamentarios, al tiempo que se inclinan por las existencias que pueden beneficiarse de las decisiones de política”.

5. Evitar las trampas de concentración

Hoy en día, cinco de los mayores valores de EE.UU. comprenden el 22,6% del S&P 500 y casi el 37% del Russell 1000 Growth Index . Y el valor de mercado de las 100 mayores empresas estadounidenses es ahora mayor que el de todos los mercados desarrollados no estadounidenses (según la medición del MSCI EAFE). Estas distorsiones pueden desenmarañarse rápidamente cuando el momento cambia.

6. Control de las exposiciones regionales en las asignaciones mundiales

Debido al fuerte rally que han experimentado las compañías tecnológicas en los últimos meses y a su impacto en Wall Street, “la renta variable de los EE.UU. ahora constituye más del 66% del MSCI World frente a alrededor del 30% hace tres décadas”. En este contexto, los gestores activos pueden ajustar las exposiciones de los países para reflejar las oportunidades cambiantes en las acciones individuales, independientemente del lugar en el que estén domiciliados, lo que se traduce en una exposición más equilibrada de la cartera.

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7. Consistencia y estabilidad en la captura de la parte superior e inferior

Una de las claves para obtener éxito a largo plazo no es tanto conseguir rentabilidad cuando el mercado sube como lograr reducir las pérdidas cuando el mercado cae. A este respecto la gestora ha hecho analizado como se comportaron los índices durante la caída de marzo y cuánto captaron cuando los mercados volvieron a subir. “La captura de la baja del Índice de Volatilidad Mínima Mundial del MSCI fue del 86% durante la caída de COVID-19 en febrero y marzo de 2020, mientras que en las anteriores caídas, capturó sólo el 57% de la caída del mercado. Cuando los mercados se recuperaron en los meses siguientes, la captura al alza del MSCI World Value fue mucho menor de lo habitual, con un 84%, mientras que la captura al alza del MSCI World Growth fue mucho mayor de lo habitual, con un 114%”, afirman.

8. Las ETF sectoriales pueden contener riesgos ocultos

“Invertir en un ETF de tecnología proporcionará una exposición muy fuerte a los nombres más grandes de mega-capitalización. Por ejemplo, los dos mayores ETFs de los EE.UU. tienen más de un 40% de exposición a Microsoft y Apple. Mientras que estas compañías pueden ofrecer buenas oportunidades de inversión, la fuerte exposición a los nombres más grandes puede crear riesgos desproporcionados. Muchas otras compañías tecnológicas, incluyendo las acciones de pequeña y mediana capitalización, también ofrecen un fuerte potencial de crecimiento como facilitadores de las tendencias digitales del mañana”, afirman al tiempo que destacan que los gestores activos sí pueden identificar esas compañías que hoy no tienen un gran peso en los índices pero que sí pueden ser las grandes ganadoras en el futuro.

9. Integración de ESG

Aunque la inversión socialmente responsable ha dejado de ser algo exclusivo de la gestión activa, lo cierto es que solo gestionando la cartera de una manera activa se pueden identificar esas compañías que están rotando hacia un modelo de negocio cada vez más sostenible. “Sólo un enfoque activo puede incluir el compromiso con la dirección, que es un ingrediente esencial para promover un cambio positivo en el comportamiento corporativo en cuestiones ASG que pueda aumentar el valor para los accionistas”, afirman en Alliance Berstein.

10. La pasividad es más activa de lo que se cree

Si bien la gestión pasiva se limita a replicar un índice concreto sin que haya un proceso de selección activa por detrás, la realidad es que el inversor debe ser muy activo a la hora de decidir qué tipo de ETF quiere incluir en su cartera para ganar exposición a un determinado activo. Al fin y al cabo, según explica la gestora, existe una gran dispersión entre un ETF y otro, más teniendo en cuenta que la oferta de fondos pasivos no ha dejado de crecer en la última década. 

“La dispersión de retorno de 10 de los mayores ETFs pasivos de calidad de EE.UU. que observamos fue del 11,2% en un período de 12 meses hasta el 22 de septiembre, mientras que la dispersión de retorno entre los ETFs de baja volatilidad más populares de EE.UU. fue del 14,6% durante el mismo período. Se pueden observar tendencias similares en las carteras pasivas globales y de mercados emergentes”, afirman.

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