Dos aspectos de la crisis chipriota que resultan preocupantes a largo plazo

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Leo Reynolds, Flickr, Creative Commons

Para John Greenwood, economista jefe de Invesco Asset Management, al menos dos aspectos de la crisis de Chipre son preocupantes a largo plazo. En primer lugar, los problemas de los bancos chipriotas tienen su origen en la amortización del 80% de la deuda griega que tuvieron que realizar cuando la Troika exigió un canje de bonos para rebajar el saldo vivo de la deuda helena. El sistema bancario chipriota es más pequeño que el de Luxemburgo en relación a su PIB, pero se le ha obligado a desmantelar su  exitoso negocio de banca internacional para adecuarlo al modelo de negocio bancario de la eurozona. Lo cierto es que una reestructuración de este tipo llevará a Chipre a una depresión económica como la que ya afecta a Grecia, Irlanda y España.

En segundo lugar, el experto señala que la naturaleza del acuerdo chipriota, un préstamo de la troika por valor de 10.000 millones de euros (equivalente al 55% del PIB de Chipre) es una mala noticia para el sector bancario de la eurozona a corto plazo. Según los términos del rescate, tanto los accionistas como los tenedores de bonos y los propietarios de depósitos no garantizados del segundo banco de Chipre, el Laiki, perderán prácticamente todo, mientras que los depósitos garantizados y los ‘activos buenos’ se integrarán en el Banco de Chipre, el mayor del país, que será recapitalizado con los fondos de los depósitos no garantizados y las aportaciones de los accionistas y los bonistas.

Tras los rescates de otros países periféricos, que se financiaron con medio billón de euros de los contribuyentes, las autoridades europeas han forzado por primera vez a los acreedores a financiar el rescate. Las implicaciones, según Greenwood, son claras: en el futuro, los problemas bancarios de la eurozona tendrán que resolverse con el dinero de los acreedores, no de los contribuyentes, por lo que los bancos europeos tendrán que ser mucho más conservadores en cuanto a su financiación y reducir en gran medida sus niveles de apalancamiento. A la vista de este resultado, parece claro que la ortodoxia de la eurozona implica más austeridad y una interminable depresión económica.

Para lograr los ajustes estructurales necesarios, los programas de austeridad puestos en marcha por la troika deberán mantenerse durante mucho más tiempo del previsto, lo que implica que las perspectivas de crecimiento del PIB en 2013 y 2014 se reducen prácticamente cada mes. “Estimo que el PIB real del área caerá un -0,2% (en comparación con una estimación del -0,5% para 2012); es decir, que no veremos una recuperación significativa en 2013 y existe el riesgo de que la crisis se extienda incluso a 2014. La inflación también se mantendrá controlada en el 1,7% a causa del débil crecimiento monetario y del crédito, las elevadas tasas de desempleo y el exceso de capacidad, y la periferia registrará una ligera deflación. El peligro a largo plazo es la ‘japonización’ de Europa si el crecimiento se estanca y se acaba imponiendo la deflación”.

Según explica en su último informe de perspectivas, las bolsas del mundo desarrollado se han comportado bien en los últimos seis meses, sobre todo la de Estados Unidos, lo que se explica porqué, al menos en Estados Unidos, el sector privado se va recuperando gradualmente. “Tras la traumática crisis de 2008 2009, los hogares estadounidenses empiezan a ver una recuperación de su patrimonio y renta, las empresas no financieras generan beneficios y pueden financiarse a bajo coste en los mercados financieros, y el sector financiero estadounidense está volviendo al fin a la senda del crecimiento y la rentabilidad, aunque con niveles de apalancamiento más bajos y más seguros”.

De cara al segundo trimestre y al resto del ejercicio, el experto considera que la recuperación de la economía estadounidense va por buen camino y parece que tanto el consumo privado como la inversión empresarial crecerán a un ritmo sólido, aunque lento. “El consumo privado se ha resentido por el adelanto del pago de dividendos al cuarto trimestre de 2012 en previsión de las modificaciones fiscales de los primeros meses de 2013, pero la confianza de los  consumidores se va recuperando, los solicitantes del subsidio de empleo disminuyen, el empleo no  agrícola aumentó en 236.000 puestos de trabajo en febrero y los salarios vuelven a subir, por lo que el consumo privado debería crecer de forma moderada a lo largo del año”.

La gran pregunta para los inversores es si otras economías desarrolladas necesitan también mejorar la salud financiera  de sus principales sectores o si la economía estadounidense es lo suficientemente fuerte como para influir en el comportamiento financiero de otros mercados, independientemente de las condiciones locales. “Si el resto de mercados pudiesen ir a remolque de la recuperación de Estados Unidos, el saneamiento de sus balances perdería urgencia”.