El 5,6% de los activos de los fondos está en inversiones poco líquidas

Cerca de 7.500 millones de euros del patrimonio de los fondos de inversión españoles estaban invertidos en activos poco líquidos a cierre de 2011, lo que supone el 5,6% del total de la industria, casi dos puntos menos que el 7,4% de un año antes, pues a cierre de 2010 eran cerca de 10.500 millones los activos en esta situación. La cifra es también la mitad de los 14.900 millones invertidos en estos activos a finales de 2009. La disminución queda de manifiesto en el informe “Los mercados de valores y sus agentes: situación y perspectivas”, incluido en el boletín trimestral de CNMV correspondiente al primer trimestre de 2012.

 

La mejoría se fue palpando a lo largo de todo el año. Así, los análisis más recientes sobre las condiciones de liquidez de los fondos de inversión en el ámbito de la cartera de renta fija privada revelan que el volumen de activos de liquidez reducida de los fondos descendió desde los 9.192 millones en junio hasta los 7.461 millones en diciembre. La importancia de estos activos sobre el patrimonio total de los fondos de inversión osciló entre el 6,6% y el 5,6% en la segunda mitad de 2011.

 

La variación de la exposición de los fondos a activos de menor liquidez fue diferente en función de la categoría de activo contemplada. En términos absolutos, la mayor reducción se produjo en los activos de renta fija financiera de elevada calidad crediticia (rating AAA/AA), que pasó de los 4.391 a los 2.195 millones.

 

También se produjo un descenso de la exposición a activos de liquidez reducida en las titulizaciones (cercano a los 600 millones), mientras que se incrementó en los activos de renta fija financiera de calidad crediticia media y baja (superior a 1.000 millones, desde 2.384 millones en junio a 3.448 millones de diciembre). Por último, los activos ilíquidos de renta fija no financiera cayeron levemente, pasando de 171 millones de junio a 164 millones seis meses después.

 

La disminución iniciada en 2009 se explica por dos factores: por un lado, por la mejoría de las condiciones de liquidez en los mercados secundarios de renta fija privada y por otro, por las políticas de gestión de la liquidez de las carteras aplicadas por las sociedades gestoras.