El BCE comienza a comprar deuda: ¿qué esperan los economistas y los expertos en renta fija?

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European Central Bank, Flickr, Creative Commons

Este no es un marzo cualquiera. Con el mes ha empezado el esperadísimo programa de compras de deuda por parte del BCE, 60.000 millones de euros al mes hasta septiembre de 2016 en deuda con grado de inversión, ABS y titulizaciones hipotecarias hasta que se recupere la tasa de inflación en la eurozona. "Lo importante del programa no es el tamaño del mismo, sino el hecho de que la autoridad monetaria se ha comprometido a mantenerlo hasta que se genere inflación. Si a su conclusión no hubiese dado resultados, probablemente implementarían otro aún mayor", asegura Manuel Arroyo, director de Estrategia de J.P.Morgan AM. Lo único que quedaba por saber eran los detalles del programa y las previsiones con las que trabaja ahora el BCE, que proporcionó Mario Draghi la semana pasada. Las gestoras internacionales entran a analizar estos datos y sus posibles consecuencias.

"Como era de esperar, las proyecciones macroeconómicas del equipo del BCE sobre el crecimiento económico se han revisado al alza, desde un 1% en diciembre hasta el 1,5% para 2015. Esta actualización refleja la mejora de los indicadores macroeconómicos desde el inicio del año, con la expectativa de que la caída de los precios del petróleo y un euro más débil impulsen el crecimiento económico”, comienza Anthony Doyle, director de inversiones de M&G Investments, que concluye a la vista de  la mejoría del consumo europeo y de la confianza empresarial respecto a principios de año que “la política monetaria acomodaticia y el anuncio del programa de relajación cuantitativa del BCE han sido bien recibidos”.

La autoridad monetaria también revisó el pronóstico sobre inflación en la eurozona, avisando de que en el corto plazo será muy baja o incluso podrá entrar en terreno negativo. Según el equipo de M&G, podría repuntar hasta el 1,8% en 2017. Doyle lo explica así: “A corto plazo, con las expectativas de que la inflación se mantendrá en niveles muy bajos en 2015, no esperamos un repunte brusco en las rentabilidades de deuda soberana europea. Para que esto ocurriera, los mercados necesitarían contar con más pruebas sobre la recuperación de la economía real, mayor claridad sobre la situación política de países con altos niveles de deuda como Grecia y España, una relajación de las condiciones de concesión de crédito para empresas y consumidores, un descenso en los niveles de desempleo en la zona del euro y un aumento en las previsiones de inflación”.

El experto considera que el QE del BCE, junto con la depreciación del euro y la reestructuración de las carteras de deuda como consecuencia de la entrada en terreno negativo de múltiples referencias a lo largo de Europa, deberían conducir al continente a “un crecimiento más sólido y a un crecimiento en los niveles de inflación en el largo plazo”. “Sin embargo, los retos estructurales a los que se enfrenta la economía europea siguen siendo significativos, así que esperamos que los resultados de la política monetaria expansiva del BCE aún tarden algún tiempo en reflejarse en la economía real”, concluye Doyle. 

Scott Thiel, codirector de inversiones en renta fija fundamental y responsable del equipo internacional de bonos de BlackRock, se fija por su parte en la previsión de crecimiento del BCE para la eurozona, que espera un PIB del 1,5% para 2015 que podría incrementarse hasta el 2,1% en 2017. “Es interesante hacer constar que todas las previsiones del equipo del BCE asumen que el QE terminará en 2016”, indica. 

Thiel también se fija en que han entrado en números rojos las rentabilidades de los bonos alemanes a siete años, “sugiriendo que el mercado ya ha puesto en precio el programa QE”. Aunque claro, también recuerda que el presidente del BCE afirmó que se podrán comprar bonos con una rentabilidad negativa máxima del -0,2%, coincidiendo con la tasa de depósitos de la ventanilla del banco central. Por ello, la opinión del representante de BlackRock es de que “la creciente dispersión en las condiciones económicas fundamentales y las posturas sobre política monetaria de las grandes economías y sus bancos centrales serán importantes motores de retornos tanto en el mercado de bonos como en el de divisas este año”, declara el experto. 

De hecho, la tesis con la que trabaja el equipo de renta fija es que aumentará la divergencia en política monetaria a medida que avance el año. A pesar de las abundantes medidas de estímulo vistas en varias economías del mundo, su escenario base tiene presente que tanto la Fed como el Banco de Inglaterra empezarán a subir tipos este año. Para ello, mantienen duraciones cortas en la curva de tipos británica. “Mientras que el Banco de Inglaterra mantuvo los tipos de interés al mínimo histórico del 0,5%, creemos que subirá los tipos en 2015, en comparación con el mercado, que ahora está poniendo en precio la primera subida de tipos en 2016”, indica el experto. Además, predice que el tiempo que pasará entre la primera subida de tipos del BoE y la primera de la Fed será reducido, y que la Fed es la que tiene más probabilidad de mover ficha primero. 

Atentos al dinero en circulación versus la masa monetaria

“Me declaro muy alcista respecto a las perspectivas de crecimiento de la eurozona”. Quien habla es Simon Ward, economista jefe de Henderson. Éste considera que “el QE es la mejor medida y la más necesaria, aunque podría crear burbujas en algunos activos, pero en el medio plazo generará inflación”. El experto basa sus previsiones en el estudio de la evolución del dinero en efectivo (vinculado a la economía real), frente a la masa monetaria, que afecta a la economía financiera y que ha superado al dinero en circulación.

Según Ward, el volumen actual de efectivo en circulación está indicando una economía fuerte respecto a la media histórica para el segundo semestre de 2015. Constata que está incrementando el efectivo a nivel país en naciones como EE.UU, Japón o China y también en la eurozona, donde se ha percibido un repunte fuerte desde que el BCE anunciara su programa. “El dinero real predijo las dos últimas recesiones de la eurozona y ahora señala fortaleza. Va a ser el mayor crecimiento desde 2009”, afirma el economista. Añade a este cuadro otras dos razones para el optimismo: la voluntad por parte de varios gobiernos de la zona euro de reducir las políticas de austeridad en favor de otras de crecimiento y la caída de los precios del petróleo, que benefician más a la eurozona que a EE.UU por ser una región netamente importadora de crudo.