El BCE extiende las ayudas monetarias hasta al menos 2022: primeras reacciones de las gestoras internacionales

El Banco Central Europeo bridará su apoyo a los mercados hasta al menos 2022. Más QE y una mayor flexibilización del crédito. Es el mensaje claro y rotundo que ha enviado la entidad en su reunión de diciembre. Una cita con los mercados predecible pero no por ello falto de titulares.  Tal y como esperaban los inversores, la institución precedida por Christine Lagarde anunció este jueves una batería de estímulos: ha ampliado en 500.000 millones de euros el programa de compra de activos PEPP, extendido su horizonte de compras nueves meses (más de lo esperado) hasta marzo de 2022 y anunciado tres rondas más de TLTRO-III.

Así, el programa de compra de activos contra los efectos de la pandemia se eleva a los 1,85 billones de euros. Recordemos que en junio el BCE ya amplió en 600.000 el volumen inicial. Por otra parte, el programa de reinversión de dichas compras también se ha prorrogado, hasta finales de 2023. Por otra parte, el tercer programa de operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico, el TLTRO-III, también se ha ampliado, a junio de 2022, con menores restricciones para los bancos que se quieran acoger a él (con mayores asignaciones de 50% al 55% elegible y garantías más flexibles) y a menos del 1% de interés. También ha anunciado cuatro nuevos PELTRO y dejado sin cambios en el programa estándar APP.

“¿Por qué una extensión PEPP?  Porque hay buenas razones para creer que la economía ya no se verá tan afectada para finales de 2021. ¿Por qué 500.000 millones? Porque el objetivo es preservar las condiciones financieras favorables mediante compras flexibles de activos”, resume Frederik Ducrozet, economista de Pictet WM.  De hecho el nuevo estímulo del BCE implica que seguirá absorbiendo aproximadamente tres cuartas partes de la deuda emitida por los países de la zona euro el próximo año, resalta. “Ello proporcionará apoyo a los gobiernos, que gastan costosos programas destinados a mantener las empresas y los empleos”. “En última instancia, esto también es necesario debido a la visión más pesimista de la economía del BCE”, añade Ulrike Kastens, economista de DWS.

En cuanto a TLTRO, para Ducrozet la parte clave es la ampliación en el tiempo, si bien el aumento de asignaciones le parece demasiado pequeño para marcar una gran diferencia, especialmente para Italia y España. “De hecho lo peor de las decisiones del BCE hoy es que el período de referencia para TLTRO se ajustará con el fin de que sea ligeramente más difícil que los bancos cualifiquen para beneficiarse del interés negativo de -1% (los bancos puede ganar hasta 1% prestando)”, analiza.

Interpretaciones de las medidas

“El BCE ha enviado un mensaje claro; no queremos mover el barco”, sentencia Andreas Billmeier, analista de deuda pública de Western Asset (Franklin Templeton). “El BCE quiere transmitir la imagen de un banco central que está tratando de reducir la incertidumbre para el sector privado, mientras que al mismo tiempo mantiene las condiciones financieras donde están. Y lo ha logrado”.

Aunque otros se han quedado un poco más fríos. “En última instancia, parece que el BCE no quiere que el QE pierda fuerza antes de que los gobiernos de la UE hayan tenido la oportunidad de hacer uso del fondo de recuperación de la UE. Sin embargo, es evidente que los inversores se quedaron un poco decepcionados por la magnitud del aumento de las compras, ya que los rendimientos de los bonos soberanos aumentaron ligeramente (los precios cayeron) y el euro se fortaleció frente al dólar estadounidense”, interpreta Azad Zangana, economista senior para Europa de Schroders.

Para Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, el punto clave es que estas medidas estuvieron más o menos en línea con lo que se esperaba, por lo que el anuncio no ha tenido mucho impacto. Si acaso caso, la comunicación en la conferencia de prensa le dio a todo el evento un toque poco útil de halconería, opina el experto. “Los pronósticos económicos a la baja del BCE - adoptando una visión relativamente cautelosa sobre la velocidad con la que las vacunas permiten el retorno a la normalidad - significan que probablemente no sea la última incursión en el estímulo monetario de este ciclo".

“La preocupación por la economía y la fortaleza de la moneda probablemente también esté influyendo en los pronósticos y mantiene la retórica enfocada en el potencial para hacer más”, interpreta Paul Brain, responsable de renta fija de Newton (BNY Mellon Investment Management). Por eso, espera que los anuncios no descarrilen la fuerte tendencia reciente del euro frente al dólar estadounidense, especialmente porque no han cambiado la tasa de descuento, pero vería interesante que el BCE exprese su preocupación sobre esto en el futuro. Algo sobre lo que Lagarde ha declinado comentar en numerosas ocasiones, incluida esta reunión de diciembre. Finalmente, Brain espera que el diferencial entre los mercados de bonos periféricos y el núcleo continúe evaporándose mientras estas políticas flexibles permanezcan vigentes. 

Nuevas previsiones macro

También ha sido una reunión relevante porque el BCE ha actualizado sus previsiones macroeconómicas. Y según las últimas cifras, ve una salida de la crisis más lenta de lo esperado aunque menos brusca. En el nuevo escenario macroeconómico calcula una contracción del 7,3% del PIB en 2020, frente a la caída del 8% esperada en septiembre. Pero a cambio anticipa una recuperación más débil el próximo año, con un crecimiento del 3,9%, por debajo del 5% previsto anteriormente. Sin embargo, de cara a 2022, el BCE prevé una expansión del 4,2% del PIB, frente al anterior 3,2%, mientras que para 2023 espera un crecimiento del 2,1%.

La inflación, otro de los puntos débiles, tampoco tiene un pronóstico favorable. De hecho, el BCE no cree que la inflación llegue al objetivo del 2% ni en 2023. Según sus estimaciones más recientes, prevén que se sitúe sobre el 1% en 2021, en el 1,1% en 2022 y en el 1,4% en 2023.

“No hay duda de que el BCE tendrá que seguir proporcionando un ajuste sólido en el futuro previsible, aunque su credibilidad podría verse desafiada por el mercado, especialmente a medida que la recuperación gane velocidad”, concluye Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.