El BCE lanza un nuevo programa de compra de activos por valor de 750.000 millones de euros

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jurjen_nl, Flickr Creative Commons

Con nocturnidad, casi a media noche, el BCE presidido por Christine Lagarde, anunciaba un nuevo programa de temporal de adquisición de activos tantos públicos como privados con una dotación de 750.000 millones de euros y que recibirá el nombre de Programa de adquisiciones de emergencia para casos de pandemia (PEPP).

Según explicó en una nota de prensa el organismo dichas compras se llevarán  a cabo a lo largo de 2020 (no acabará antes de finales de año) de manera flexible “lo que permite que haya fluctuaciones en la distribución de los flujos de compra a lo largo del tiempo, entre clases de activos y entre jurisdicciones”, según explican, e incluirán las categorías elegibles en el marco actual de la compra de activos incluyendo como excepción y por primera vez a los bonos griegos. "El BCE nunca ha comprado bonos griegos bajo su QE por lo que hay 50.000 millones de euros que podrían haberse comprado y que el BCE podría adquirir ahora en teoría", afirmaba en redes sociales Frederik Ducrozet, economista senior de Pictet Wealth Management.

En cuanto a los activos privados, se ampliará  la gama de activos admisibles en el marco del programa de compras del sector empresarial (PEPP) a los pagarés de empresa no financieros, haciendo que todos los pagarés de empresa de suficiente calidad crediticia sean admisibles para su compra en el marco del PEPP.

Además, el organismo también se compromete a ampliar el alcance de las reclamaciones de crédito adicionales (ACC) para incluir las relacionadas con la financiación del sector empresarial. "Esto garantizará que las entidades de contrapartida puedan seguir utilizando plenamente las operaciones de refinanciación del Eurosistema", afirma.

“El Consejo de Gobierno hará todo lo necesario dentro de su mandato. El Consejo de Gobierno está plenamente preparado para aumentar el tamaño de sus programas de adquisición de activos y ajustar su composición, en la medida en que sea necesario y durante el tiempo que sea necesario. Explorará todas las opciones y todas las contingencias para apoyar la economía a través de esta conmoción”, afirma la nota de prensa en una clara vuelta a tras con respecto a la rueda de prensa que dio Lagarde en la última reunión del BCE en la que dijo que éste no estaba para cerrar los spreads de la deuda, lo que fue muy mal interpretado por unos mercados muy acostumbrados a contar con el capote de los bancos centrales.

"La lógica de este programa es simple. Los Estados gastarán enormes cantidades de dinero para compensar los efectos negativos que la epidemia tendrá en la actividad. Al mismo tiempo, las tasas de interés deberán permanecer bajas para evitar un shock financiero tanto para el presupuesto del estado como para el de las empresas”, opina Philippe Waetcher , economista jefe de Ostrum (Natixis IM).

Por su parte, Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, considera que "​La contundencia de este programa es principalmente una respuesta al aumento de los rendimientos de la deuda soberana en la zona del euro y, en particular, una respuesta al aumento de los diferenciales de la periferia". De hecho, a primera hora de la mañana las rentabilidades de la deuda pública de los principales bonos gubernamentales europeos han vuelto a cotizar  a la baja debido a las compras que están llevando a cabo los inversores tras conocerse las nuevas medidas del BCE, principalmente los bonos griegos que en su plazo de diez años, cuya rentabilidad se sitúa por debajo del nivel del 2%.