El BCE sella el ciclo de subidas de tipos más agresivo de su historia: primeras reacciones de las gestoras internacionales

Christine Lagarde. Foto cedida

El Banco Central Europeo también ha cumplido con lo esperado: una nueva subida de tipos de 25 puntos básicos. El BCE sella así el ciclo de endurecimiento monetario más agresivo de su historia. Pero el verdadero discurso se centra en las próximas reuniones. Al igual que su homólogo estadounidense, Christine Lagarde no ha cerrado la puerta a ningún escenario, reiterando la dato-dependencia. Es decir, que la subida o no de los tipos en la cita de septiembre sigue en el aire. Pero como también ocurre en Estados Unidos, hay división entre los gestores sobre si habrá o no una nueva subida de tipos.

Quienes ven un punto final

Viendo la primera reacción del merado, la lectura general que se está dando es que ha sido una reunión acomodaticia. "El tono de la decisión y de la conferencia de prensa fue más moderado que en junio, lo que indica una posible pausa en el ciclo de subidas en septiembre”, opina Jason Davis, gestor de Global Rates de J.P. Morgan AM. Por eso expertos como Felix Feather, analista de economía europea de abrdn, ven indicios de que la autoridad monetaria europea está dispuesta a poner fin a su actual ciclo de subidas.

Hay sutiles retoques en la redacción de la última declaración de política monetaria que sugieren al mercado que los tipos están en el nivel que el comité considera suficientemente restrictivo para encaminar la inflación hacia el objetivo del 2% a medio plazo, o acercándose a él. La frase clave que señala Feather: los tipos ya no se llevarán a niveles suficientemente restrictivos, sino que se fijarán en niveles suficientemente restrictivos.

Por eso, expertos como Nick Chatters, director de Inversiones de Aegon AM, abiertamente define esta subida como la última del ciclo. “Lagarde fue prudente a la hora de ocultar la intención del consejo de gobierno, para no asustar a los mercados, pero con la inflación en descenso y los datos de actividad debilitándose, va a hacer falta algo fuera de lo común para que el BCE vuelva a subir tipos en septiembre", sentencia.

El debate se mueve a la pausa

Dave Chappell, gestor senior de cartera de Renta Fija de Columbia Threadneedle Investments, opina en similar línea, que el BCE debería pensar que la política monetaria está mordiendo el anzuelo, y que en las próximas reuniones el debate se centrará en cuándo hacer una pausa, en lugar de en cuántas subidas serán necesarias.

Y es que la macroeconomía parece estar dando la razón a las palomas. "La postura prudente tiene sentido, ya que los datos indican que la política monetaria se está endureciendo. Según los datos del PMI, el crecimiento se ha ralentizado bruscamente, mientras que la inflación subyacente se ha dado la vuelta”, apunta Davis. Es un elemento clave que destaca también Charles Diebel, responsable de Renta Fija de Mediolanum International Funds; la atención prestada al hecho de que el endurecimiento previo empieza a afectar materialmente al nivel de actividad. Y coincide una tercera gestora. “Los datos de la encuesta PMI sorprendieron a la baja; la Encuesta de Préstamos Bancarios del BCE refleja la transmisión de una política más estricta a la economía real y la inflación está dejando atrás el pico lentamente, pero con seguridad", Gurpreet Gill, estratega macro de Renta Fija en Goldman Sachs AM.

Quienes ven una subida más

Sin embargo, otros argumentan que la lucha contra la inflación aún no ha terminado. “Aunque los indicadores de sentimiento se están debilitando significativamente, la inflación aún no ha sido derrotada, especialmente porque no llega ningún alivio de los salarios y del mercado laboral”, defiende Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS.

Hay dos factores que aún preocupan a Raphael Thuin, responsable de Capital Markets Strategies de Tikehau Capital.  Uno, que la desinflación en los sectores de la energía y los alimentos se debe sobre todo a factores difíciles de predecir y cuantificar, como la geopolítica, las condiciones meteorológicas extremas y las temperaturas anormalmente altas. Dos, que la inflación en el segmento de bienes muestra signos de moderación, pero la inflación en los servicios suscita preocupación. Es menos sensible a los tipos de interés y está muy correlacionada con la dinámica del mercado laboral, por lo que puede tardar más en remitir, lo que dificulta la tarea de los banqueros centrales.

Los datos de inflación del viernes y el lunes serán los datos clave para el BCE, apunta Tomasz Wieladek, economista jefe para Europa de T. Rowe Price. Sin embargo, el Consejo de Gobierno no habrá visto los datos al tomar la decisión. “Una inflación subyacente del IPC más alta de lo esperado podría llevar fácilmente a echar por tierra ese dovishness (sentimiento acomodaticio) percibido después de la reunión de julio”, apunta el economista.

Y es que, como bien recuerda Wieladek, predecir la inflación en los tiempos que corren sigue siendo difícil. El único otro dato que cree que podría frenar la subida del BCE es un aumento del desempleo, pero el reciente descenso del desempleo en España hace improbable un aumento a corto plazo del desempleo en la zona euro.

La inflación sigue marcando el ritmo

Así, lo único que está claro es que todo dependerá de la inflación. “Una subida en septiembre, con un tipo terminal del 4%, sigue siendo totalmente posible. Pero con dos datos de inflación entre julio y septiembre, el crecimiento del PIB en el segundo trimestre y otra serie de índices PMI, se trata de una decisión reñida”, reconoce Sebastian Vismara, economista financiero senior de BNY Mellon IM.

En su opinión, el rango probable de posibles resultados para el tipo terminal es del 3,75% - 4,25%. ¿Por qué el 3,75%? “Aunque las próximas cifras de inflación deberían coincidir en líneas generales con las previsiones de junio del BCE, los datos recientes sugieren que las perspectivas de crecimiento serán más débiles. Incluso los miembros más duros del Consejo de Gobierno del BCE (por ejemplo, Knot y Schnabel) están moderando su tono agresivo”, argumenta Vismara.

¿Por qué el 4,25%? “Es muy probable que los datos salariales del segundo trimestre, que se publicarán en agosto, sean alentadores, y el BCE ha vuelto a centrarse en los costes laborales unitarios, lo que les hace intrínsecamente agresivos”, matiza. Los costes laborales unitarios son una medida retardada y propensa a revisiones a la baja. Además, las perspectivas del consumo privado están mejorando, ya que la caída de la inflación y la solidez del mercado laboral probablemente elevarán los ingresos reales y con ello, muy posiblemente, el gasto de los consumidores.