El discurso del BCE genera preocupación en los mercados

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Foto: John Schnobrich, Unsplash

Con el fin del Quantitative Easing, el BCE puede empezar a subir los tipos de interés, en un esfuerzo por reducir las asombrosas presiones inflacionistas. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó que la autoridad monetaria los subirá en un 0,25% en julio. Es un movimiento al que seguirán otras subidas. Además, dijo que, a menos que haya una mejora en las perspectivas de inflación a medio plazo, los tipos de interés podrían tener que subir más de 25 puntos básicos en septiembre.

En cuanto al riesgo de una fuerte divergencia de los rendimientos soberanos, Lagarde se limitó a reafirmar que en caso de que se produzca una nueva fragmentación del mercado relacionada con la pandemia, las reinversiones del PEPP pueden ajustarse de forma flexible en el tiempo, las clases de activos y las jurisdicciones en cualquier momento.

“La presidenta no anunció ni discutió ninguna otra medida específica en la conferencia de prensa. En su lugar, se limitó a reiterar la narrativa de las declaraciones anteriores de que el BCE estaba con la prevención de la fragmentación, que se supervisaba constantemente. Y que el BCE estaría preparado para diseñar y desplegar nuevos instrumentos en caso necesario”, resume Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments. Sugirió que las promesas verbales y la reinversión de las compras del QE siguen siendo la opción preferida del BCE hasta que se materialicen los diferenciales sostenidos en los rendimientos de los bonos.

“El riesgo para los inversores de que los diferenciales de los bonos se amplíen sigue vigente”, alerta Pietro Baffico, economista de abrdn. Para el equipo de Análisis de AXA Investment Managers, “parece probable que se produzca una mayor presión sobre los diferenciales del BTP-Bund antes de empujar al BCE a volver a actuar”, afirman.

La respuesta de los mercados denota preocupación

La respuesta de los mercados denota preocupación. En primer lugar, los rendimientos de la deuda pública subieron, sugiriendo que el anuncio era más agresivo de lo esperado. En segundo lugar, el diferencial, o coste adicional de los préstamos para Italia en comparación con Alemania, aumentó aún más. Es algo que sugiere que los inversores quedaron más preocupados tras el compromiso del BCE de frenar dichos aumentos. En tercer término, el euro, que había subido inicialmente frente al dólar, retrocedió. Y, finalmente están las bolsas, que caen con fuerza, especialmente las de la periferia de Europa.

“Para el BCE es un gran reto endurecer la política sin desencadenar una crisis de deuda en la Europa periférica, especialmente en Italia”, reconoce Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders. El banco central anunció que sus tenencias de bonos soberanos en el marco del PEPP podrían ser redistribuidas para frenar cualquier aumento significativo del coste de los préstamos para los gobiernos periféricos en comparación con los de Europa central.

“A pesar de los comentarios más halagüeños y el aumento de los rendimientos, parece que los inversores internacionales están cada vez más preocupados por el riesgo de sufrir otra crisis de la deuda en la Europa periférica. Es pronto, pero con las cruciales elecciones en Italia, España y Grecia el año que viene, el riesgo político puede volver a interferir en la forma en que el BCE debe y puede fijar la política monetaria”, destaca Zangana.

Escollos en la hoja de ruta del BCE

Para llevar a cabo sus planes, la autoridad monetaria tendrá que sortear algunos escollos. Tal y como indica Reto Cueni, economista senior de Vontobel, el primero es un deterioro más acusado de las perspectivas de crecimiento. El segundo: una dislocación en los mercados de renta fija, donde aumenten los diferenciales de rendimiento entre los bonos del Estado alemán e italiano. “Esto llevaría a una subida de tipos menor o incluso a una pausa ya en septiembre”, advierte.

Coincide con Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (gestora afiliada de Natixis IM). Considera que "la dificultad para que el BCE aplique su nueva estrategia es la dispersión de los tipos entre los distintos países de la región. En ese caso, el BCE tendría que ajustar su estrategia para limitar el riesgo de fragmentación financiera en la eurozona. Esto reduce un poco la legibilidad de la política monetaria”, concluye.