Marcarse unos objetivos no es sencillo. Si no eres capaz de establecer metas para ti, prepárate para fracasar. Ponerse un objetivo demasiado elevado sirve para desmotivar en lugar de para motivar. Establecer el objetivo correcto en el momento adecuado da sentido y significado a tu vida. Un líder que no fija un objetivo lleva a sus seguidores a ninguna parte. Uno que pone una meta poco realista o que no está en consonancia con los tiempos termina por destruirse a sí mismo. Por el contrario, un líder capaz de articular las aspiraciones de una nación da sentido y significado a la vida de sus seguidores, llevándoles a alcanzar objetivos que ni siquiera ellos mismos se hubiesen imaginado.
Según Man, un buen ejemplo es Hayato Ikeda, primer ministro de Japón desde julio de 1960 a noviembre de 1964. Él fue el que se fijó el objetivo de duplicar la renta disponible de los japoneses en 10 años. “En Occidente, tal objetivo fue recibido con desconfianza, por no decir desprecio. Incluso el propio Charles de Gaulle lo acogió de manera burlona al referirse a Ikeda como ‘un vendedor de transistor’. Sin embargo, Japón no solo alcanzó esta notable hazaña, sino que logró hacerlo antes de lo previsto. Le llevó siete años. Teniendo en cuenta que China se ha fijado un objetivo similar para el periodo de 2010-2020… apuesta contra el país se te atreves”.
Estos días, los objetivos de Japón pueden ser más modestos, como le corresponde a un país rico, pero la ambición aún arde. “El logro de la señal lanzada por el nuevo Gobierno de Shinzo Abe ha sido dar voz y enfoque a una ambición en el momento adecuado, cuando el sistema bancario se ha limpiado después de largos años de sufrimiento”. ¿Dará resultado esta estrategia? En la gestora reconocen que, por el momento, existen datos para el optimismo, después de haberse conocido algunos indicadores que apuntan en la dirección de que los consumidores japoneses muestran una confianza significativamente mayor.
