El 11 de junio de 2014 la autoridad monetaria europea empezó a aplicar tipos de interés negativos en su facilidad de depósito con el objetivo de forzar a la banca a dinamizar el préstamo. Desde entonces, los bancos comerciales europeos vienen pagando por el privilegio de depositar fondos en el BCE, en vez de percibir intereses sobre sus balances netos. Cinco años después, la autoridad monetaria lo tiene muy claro. El banco central está dispuesto a bajar todavía más si cabe el precio del dinero, lo que podría dar lugar a tipos de facilidad de depósito aún más negativos.
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