El proyecto personal de Alexander Darwall llega a España

Alexander Darwall y Luca Emo. Foto cedida (Devon equity Management)

Vuelta al mercado europeo de Alexander Darwall. Su proyecto personal, Devon Equity Management, ha recibido la autorización del regulador para lanzar su estrategia de renta variable europea en formato UCITS. Ahora la firma prepara su vuelta al mercado del Viejo Continente de la mano de Campion Capital, quien se encargará de la distribución global.

Darwall construyó su buena fama en la británica Jupiter Fund Management, principalmente a través del Jupiter European Opportunities, teniendo uno de los track records más extensos en renta variable europea del mercado. A finales de 2019 anunció su marcha de la que había sido su casa durante casi 25 años. El destino: lanzar su propia gestora, Devon Equity Management. Ahora, pasados dos años sin gestionar un producto UCITS como exigía su cláusula de no competencia, está preparado para reencontrarse con los inversor europeo.

Durante este tiempo, el gestor ha seguido a los mandos del mandato (la figura del investment trust en Reino Unido) del Jupiter European Opportunities que ha capitaneado desde 1995. Además, lanzaron la réplica de su estrategia en formato RAIF, y que ahora ha recibido el visto bueno del regulador para reconvertirse en fondo UCITS.

La filosofía del nuevo fondo se mantiene intacta a la que tenía durante su etapa en Jupiter AM. También el equipo gestor. Darwall, director de Inversiones de Devon Equity, es el gestor principal de la estrategia, pero también se ha unido a la boutique Luca Emo. El gestor sénior ha trabajado junto a Darwall desde 2006, toda su carrera profesional. El resto del equipo lo completan Charlie Southern, gestor, y James Bird, analista. El consejero delegado de la compañía es Richard Pavry, también un histórico de Jupiter.

El estilo de gestión de Devon Equity

La filosofía de inversión del equipo gestor se define como una búsqueda de los ganadores estructurales en los mercados cotizados europeos. Empresas que no dependen de la macroeconomía, del ciclo, de las materias primas. En esencia, que no dependan del market timing. “Tienden a ser negocios oligopolísticos, con fuertes balances y ligeros en activos, con presencia global y con productos o servicios diferenciales”, explica Luca Emo, en una entrevista con FundsPeople.

Es un sesgo que no se define como growth ni value. No obstante, de manera natural les ha alejado de sectores como la banca, las utilities o el inmobiliario. Por el contrario, han encontrado siempre buenas oportunidades en farmacéuticas, tecnología, petroleras o financieras. ¿Por qué? Todo vuelve a ese afán por no invertir en compañías que dependen de factores externos. “Cuando hablamos con bancos o inmobiliarias están preocupados por dónde van los tipos de interés o si habrá una recesión pronto. Nosotros preferimos a compañías que están más pendientes de contratar al mejor talento, a crear el mejor producto o dar el mejor servicio”, argumenta el gestor.

Cartera concentrada, máxima confianza

Tradicionalmente han optado por una cartera concentrada de unas 30 ideas. Un mix ecléctico y bastante diversificado entre sí, afirma Emo. En su opinión, es una forma de gestionar el riesgo de correlación. “Podría construir una cartera con 1.000 ideas, pero si algo va terriblemente mal con un valor es muy posible que se extienda la incertidumbre al resto del sector y el impacto en cartera sea mayor”, explica. En su visión, esa estructura de apuestas concentradas pero diversificadas en riesgo es lo que les acolchó el error que cometieron con su inversión en Wirecard. “Cualquiera puede cometer un error, por eso evitamos que se convierta en un riesgo sistémico”, detalla el co gestor. “Cuando cometemos un error, una cartera de inversiones fundamentalmente descorrelacionadas evita que se convierta en un riesgo sistémico”, añade.

Esta mentalidad es un ejemplo de su filosofía cimentada en la gestión del riesgo como catalizador de las mejores ideas. “Siempre estamos pensando en qué puede salir mal”, afirma Emo. Precisamente por ello las empresas que entran en cartera son negocios en los que el equipo gestor tiene máxima confianza. Tanto en el modelo de negocio como en el Consejo de Administración. “Son nombres que llegamos a conocer extremadamente bien. En un tercio de la cartera llevamos invertidos de manera continua desde 2015. Siete años”, cuenta.

Pero un buen negocio no es el único requisito para entrar en cartera. El equipo gestor busca además un catalizador: hábitos del consumidor, regulación, o desarrollo tecnológico. “Un viento de cola que nos haga estar emocionados por el potencial futuro de un valor”, explica Emo. Por citar algunas de las tendencias actuales que se reflejan de su posicionamiento, destacan alimentos especiales, finanzas alternativas, tecnología digital (el Internet de las cosas y ciberseguridad) o salud.

En su opinión, se puede mitigar las trampas (elevado endeudamiento, dependencia de las economías europeas en declive, altos costos de energía) de muchas maneras. Así, las empresas en cartera, por lo general, tienen baja deuda, se dirigen a mercados globales, tienen costos de energía relativamente bajos y, creen, tienen productos y servicios diferenciados y superiores. “Todas nuestras empresas tienen el potencial de lograr un progreso significativo en el mediano plazo a pesar de los severos desafíos macroeconómicos. Esto nos da mucha confianza”, afirma.