Natixis AM cree que el nuevo Tratado de Estabilidad invita a pensar en la irreversibilidad del euro, pero los líderes se equivocan al no impulsar el crecimiento.
“El riesgo de inestabilidad es fuerte debido a que la falta de crecimiento económico será un factor que hará dudar del proceso de construcción europea y a que los gobiernos de cada país tratarán de mantener sus prerrogativas. Ambos son grandes escollos a superar, por lo que el camino será largo”. Así lo asegura Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management, boutique perteneciente al grupo Natixis Global Asset Management (NGAM), quien considera que “el marco definido por el Tratado de Estabilidad se traducirá en una política fiscal menos independiente de cada estado”.
En un informe en el que el experto analiza las últimas medidas tomadas en la eurozona y sus posibles consecuencias, Waechter afirma que “la incertidumbre causada por la inestabilidad institucional ha tenido un gran impacto en el crecimiento de la eurozona, como refleja la limitación de las inversiones”. En este sentido, se observa que el nivel de la inversión productiva en la actualidad todavía menor de lo que era antes de la crisis en todos los países de la región, incluidos Alemania y Francia. “El nuevo marco institucional y la irreversibilidad de la eurozona debería provocar un profundo cambio en las perspectivas”, asegura el experto.
Y es que, “si el euro vuelve a ser percibido como una divisa estable en el plano institucional, es fácil imaginar que las empresas vuelvan a invertir de manera significativa en la región”. De hecho, se podría dar un efecto de puesta al día que sería más fácil de observar si las reformas estructurales implementadas a lo largo de los últimos meses empiezan a traducirse en una mejora de la productividad en la eurozona, indica el economista jefe de Natixis AM. “Sin embargo, el nuevo marco institucional tiene que estar vinculado a la situación actual y es precisamente ahí donde radica la debilidad en la construcción europea”.
¿A qué se refiere Waechter? Según explica, existe la necesidad de reducir rápidamente los desequilibrios fiscales. Esto se impone incluso como condición, lo que significa que no habrá un impulso a la política fiscal en un momento de recesión económica. “No habrá nuevas fuentes de demanda y ésta será aún más débil debido a una política fiscal orientada hacia la austeridad. A medida que el sector privado se debilite, la recesión se hará más profunda. Es por eso que se necesita una mayor flexibilidad a la hora de cumplir las metas fiscales dado que, en el contexto actual, los objetivos no se alcanzarán debido a la negativa evolución económica de la eurozona”, indica.
En su opinión, dado que el entorno global no es favorable para el crecimiento, existe la necesidad de poner en marcha estímulos desde dentro. “El nuevo marco puede ayudar a revitalizar la inversión, pero sus efectos se dejarán sentir sólo a largo plazo. A corto, es necesario que todos los países pospongan sus objetivos presupuestarios. Si cada país se compromete en el nuevo marco a ser supervisado por el comité de política fiscal, los europeos podemos ser más flexibles en las metas fiscales, lo que relajaría las restricciones sobre la actividad y el empleo que es el objetivo que realmente importa”.
Para el economista jefe de Natixis AM, “el verdadero desafío al que se enfrenta la eurozona es pasar de una situación de caos y sin crecimiento económico, a otra de mayor estabilidad que sea definida por las diferentes instituciones”, para lo cuál se necesitaría posponer los objetivos fiscales que se están marcando desde países como Alemania.