Creas Impacto II es el segundo vehículo de impacto de la gestora, con un objetivo de primer cierre de 40 millones de euros y con vocación de alcanzar los 70 millones en el cierre definitivo.
El recorrido de CREAS arranca cuando Luis Berruete y Pedro Javier Armentia decidieron que querían apoyar a emprendedores sociales. Ya en 2012 tuvieron su primera experiencia piloto a través de una S.L. El primer fondo, esponsorizado por el FEI (Fondo Europeo de Inversiones) y por el ICO llegó en 2018. En 2019 se incorporó Emilio Ayanz, socio-director, con experiencia previa en M&A, PE y VC en el sector de la salud.
Segundo fondo
CREAS lanza ahora su segundo fondo (que es su tercer vehículo), con un objetivo de primer cierre de 40 millones de euros, lo que supera a los 30 del primer cierre anterior. Creas Impacto II tiene un objetivo final de 70 millones y cuenta con la participación de inversores institucionales como el Fondo Europeo de Inversiones (FEI) y el ICO, inversores privados y nuevos inversores extranjeros como la Fundación Daniel y Nina Carasso. El FEI invierte €20 millones como inversor principal gracias al apoyo del programa InvestEU. El ICO, a través de AXIS, invertirá hasta €10 millones en el fondo.
En CREAS son conscientes de que el momento puede ser más complicado, dado el cambio en el entorno de los tipos de interés, pero con la ilusión firme por el potencial de crecimiento de la inversión de impacto. El enfoque de este segundo fondo es que el impacto aporta valor y que para eso es necesario que se integre en la mirada de las compañías.
“El fondo anterior ha tenido retornos razonables”, afirma Ayanz. Invertido en 12 compañías, han tenido un exit y el rendimiento del vehículo está algo por encima del 8% para el inversor. Para el segundo fondo el objetivo, y dado ese cambio en el entorno de tipos, el objetivo es de un 15% neto anual.
Describe el nuevo fondo como más generalista y enfocado a empresas de crecimiento temprano. “Se trata de empresas que facturan entre uno y dos millones de euros anuales de forma recurrente. Nos alejamos del puro Venture, pero invertimos en empresas que necesitan acompañamiento y capitalización”, explica. El 70% de la inversión irá destinada a España y el 30% a Europa, sobre todo a países del sur. Sobre las temáticas de inversión, se quieren centrar en educación y formación vinculada al empleo, en salud (mejorando la eficiencia y el acceso con temas como la telemedicina y en impacto medioambiental. “Apostamos por un cambio de hábitos en la producción y el consumo con un modelo de economía más circular. Además, creemos que es importante invertir en temas de adaptación al cambio climático, no solo en mitigación”.
Inversión de impacto
La inversión de impacto viene caracterizada por tres elementos centrales: la intención, la mensurabilidad y la adicionalidad. Ayanz considera que “la adicionalidad se demuestra aportando algo nuevo al mercado, ya sea ofreciendo soluciones mejoradas o enfocándose en colectivos no atendidos”.
En la medición se guían por un marco que parte del Impact Management Project, en el que analizan la teoría del cambio y los beneficiarios, la profundidad y la escala que pueden alcanzar, así como los impactos negativos. “Para cada compañía se trabaja en un plan de impacto, con indicadores y objetivos que permitan conocer la evolución y que deben ir de la mano del crecimiento”, detalla. “Los objetivos van vinculados al negocio, a más crecimiento, más negocio”, añade.
El carry de CREAS, el porcentaje por encima de la plusvalía que se llevan los inversores, está vinculado a los objetivos de impacto. “Si el cumplimiento queda por debajo del 60% ponderado, no cobramos carry, a partir del 60% es un modelo escalonado”, detalla.
Evolución del impacto
Para Ayanz la inversión es una herramienta de transformación en la que convertir a la rentabilidad en el único criterio se puede quedar corto. De ahí que en su opinión “haya que repensar la rentabilidad, no solo en relación al riesgo, sino también al impacto, para ver cómo afecta una inversión a los demás, al medioambiente…” En este sentido, ve la inversión de impacto como un camino intermedio entre esos objetivos.
Destaca el cambio que ha habido entre el anterior cierre en 2018 y el actual. “El volumen de gestión en capital privado ha pasado de unos 100 millones de euros a unos 1.000 millones”, detalla. Ese crecimiento se explica en parte por “la voluntad de muchos emprendendores por adaptarse a la transición y adecuarse a la regulación y a lo que demandan los consumidores”, señala.
En cuanto al interés de los clientes, el directivo considera que ve mucho por parte de los inversores institucionales, en gran parte impulsados por la fuerza regulatoria y el atractivo de determinadas oportunidades de inversión. “Entre otros segmentos como los FO (Family Offices) depende más de la sensibilidad de cada uno”.