Mark Burguess, director de inversiones y responsable global de renta variable de Columbia Threadneedle, analiza las dinámicas que han guiado al mercado este año y explica las implicaciones para los inversores.
Son las 6:00 de la mañana. En el despertador empieza a sonar “I got you, babe” y Phil se despierta una y otra vez en una pensión de Punxsutawney, localidad a la que se ha desplazado para retransmitir la salida de la marmota Phil de su guarida y saber si todavía quedan varias semanas de invierno. Es la premisa que ha hecho famosa a la película “Atrapado en el tiempo”, también conocida como “El día de la marmota”. Marc Burgess, director de inversiones y responsable global de renta variable de Columbia Threadneedle Investments, establece una analogía entre el film que protagoniza Bill Murray y los mercados: ¿está siendo 2015 un día de la marmota continuo para los inversores?
El experto ha identificado tres temas que se han repetido de forma constante desde principios de año: el calendario de subidas de tipos de la Reserva Federal, el menor ritmo del crecimiento global y las incertidumbres macro en China”. Comenta sobre el primero que “la Fed ha trabajado muy duro para mantener en juego la reunión de diciembre. Sin embargo, todavía es imposible predecir con completa certidumbre si la Fed se moverá o no antes de que acabe el año, particularmente dada la caída estacional de la liquidez en el mercado que se produce en diciembre”. El experto sentencia que, “si el propio Comité de Mercado Abierto (FOMC) no está seguro sobre lo que debería hacer, es imposible que nadie más pueda predecir con exactitud lo que hará la Fed”.
Lo más preocupante, la debilidad del crecimiento
Sin embargo, Burguess considera más relevante la debilidad que han mostrado los datos macroeconómicos globales: “La crisis de Lehman se produjo hace siete años, y todavía sigue siendo muy difícil encontrar signos de una recuperación cíclica tradicional. Si acaso, la principal preocupación en los mercados es el exceso de capacidad en China y lo que supondrá no sólo para los productos de energía y materias primas, sino también para la rentabilidad industrial en general”. El experto aclara que la visión de su firma no incluye una recesión, pero sí creen que algunos sectores sufrirán de forma significativa, como los fabricantes de equipamiento agrícola o para la industria minera, que han estado muy expuestos al exceso de oferta.
“Mientras que el QE ha creado las condiciones para que las compañías inviertan, sólo tiene sentido que estas lo hagan si piensan que hay demanda para lo que produzcan; tras la crisis, la demanda ha sido notable por su ausencia fuera de los países emergentes”, explica Burguess. Esta falta de confianza ha impulsado a las compañías a reinvertir en sí mismas en vez de por incrementar la producción y generar actividad económica: “En un mundo en el que es difícil encontrar crecimiento orgánico, tiene mucho más sentido recomprar acciones que implicarse en proyectos caros y de largo plazo que impliquen grandes cantidades de gasto de capital y resultados inciertos”, resume.
El representante de Columbia Threadneedle cree que la falta de confianza empresarial es sólo una de las explicaciones a la ralentización del crecimiento; otro elemento relevante es el cambio en las pautas de consumo: “Cuando cayeron los precios del petróleo, esperamos que el consumidor se beneficiaría de la energía barata, pero no se ha producido en la manera en que esperamos. Como las empresas, que son reticentes a gastar en proyectos de gran escala, creemos que muchos consumidores simplemente están agradecidos por tener un trabajo en el mundo post crisis y por tanto se ahorran la diferencia por unos precios más bajos”. También ha pesado el bajo crecimiento salarial y la reticencia a solicitar préstamos bancarios, “que tendrá un impacto material sobre el nivel del crecimiento del PIB en el próximo año y los siguientes”. Su conclusión es que la suma de una regulación más fuerte, mayores requisitos de capital y costes legales más elevados “significará que los bancos comerciales cada vez se parecerán más a las utilities en el futuro”.
Implicaciones para los inversores
El responsable cree que una de las consecuencias del crecimiento escaso y la reticencia a incrementar el crecimiento orgánico está siendo la última oleada de fusiones y adquisiciones (M&A por sus siglas en inglés). Alerta sobre lo contraproducente del tipo de operaciones actuales: “El incremento del M&A y el hecho de que las compañías se han vuelto más creativas con sus balances ha impulsado el reciente deterioro de los fundamentales de crédito en EE.UU.”.
La segunda derivada del bajo crecimiento según Burguess es que los tipos seguirán bajos más tiempos; el experto calcula que el techo de subidas se fijará en el 2%. “Sobre el papel, esto es positivo para la renta fija, pero es difícil emocionarse con la deuda soberana dado dónde están las rentabilidades y por el hecho de que la Fed subirá los tipos”, añade, con la puntualización de que el high yield europeo sí parece interesante por la prima con la que cotiza respecto a la deuda soberana y porque está expuesto al M&A.
Finalmente, en lo relativo a la renta variable, el responsable recomienda adoptar un enfoque selectivo a la hora de invertir dados los problemas de exceso de capacidad en algunos sectores, la influencia negativa de China y las dificultades para crecer. También señala la percepción de la firma de que “los inversores se centrarán más en las valoraciones y los fundamentales a medida que la liquidez global sigue menguando, y que los inversores deberían estar preparados para más decepciones a nivel de compañías”.