Tras las turbulencias registradas por las bolsas durante las últimas cuatro semanas, el inversor que se haya ido de vacaciones en julio y haya regresado en septiembre se ha encontrado con minusvalías del 10% en sus posiciones en renta variable europea.
Agosto no ha sido un mes fácil para los inversores. No, al menos, para aquellos que acostumbran al cortoplacismo o que son intolerantes al riesgo e invierten en renta variable por defecto. La volatilidad ha sido la nota dominante, llegando incluso a tocar niveles máximos. Tanto el S&P 500 VIX como el Euro VStoxx alcanzaron la zona de los 41 puntos, una cota muy por encima de sus respectivas medias de los últimos cinco años (17,5 y 23, en cada caso). En lo que se esperaba iba a ser un mes de agosto tranquilo, la caída del precio de las materias primas, la devaluación del yuan por parte de las autoridades chinas y el temor al colapso del mercado de valores del gigante asiático, motivado por las dudas sobre el crecimiento económico del país, desencadenaron una violenta sacudida en la renta variable. ¿Qué ha pasado?
“Con la información disponible en la actualidad sobre la economía y las empresas, el movimiento es exagerado. Se inició descontando un crecimiento económico más bajo de lo previsto y en un mercado ilíquido ha provocado que salten stop-loss y órdenes de fondos gestionados cuantitativamente”. Es la explicación que encuentra Rose Marie Boudeguer, directora del Servicio de Estudios de Banca March. Se pueda achacar este movimiento a esta u otras razones, lo cierto es que, tras las fuertes turbulencias registradas por las bolsas durante las últimas cuatro semanas, el inversor que se haya ido de vacaciones en julio y haya regresado el 1 de septiembre se ha encontrado con minusvalías del orden del 10% en sus posiciones en renta variable europea. En el caso del Ibex 35, el índice cierra agosto con una caída del 8,2%, pérdidas similares a las registradas en otros parqués europeos.
El EuroStoxx 50, principal índice paneuropeo, se deja en el mes un 9,2% de su valor, retroceso similar al sufrido por el DAX de Frankfurt o el CAC 40 parisino en ese periodo. Al otro lado del Atlántico, las pérdidas mensuales son más limitadas, reduciéndose prácticamente a la mitad en el caso del S&P 500 (-5,5%), lo que ha dejado al índice luchando actualmente por mantenerse sobre los 2.000 puntos. En Japón, las pérdidas del Nikkei rondan el 7%. En este contexto, las gestoras recuerdan la importancia de mantener la calma en periodos de agitación como el actual. “Estas caídas de la renta variable global no estaban previstas y muchas carteras sufrieron pérdidas, pero es importante mirar al largo plazo”, señalan desde J.P.Morgan Asset Management.
Muchos de los principales índices todavía acumulan rentabilidades anuales positivas, que en el caso de algunos como el italiano, el francés o el japonés son de doble dígito, si bien a lo que se refieren en este caso desde la gestora estadounidense es a no dejarse llevar por el momento actual para tomar decisiones precipitadas de las que el inversor se pudiera arrepentir teniendo en cuenta que, a menudo, las mayores subidas de los mercados se producen tras periodos de bruscas caídas. En J.P.Morgan AM han echado cuentas. En este sentido, explican que si un inversor hubiera estado invertido totalmente en el MSCI World Index durante los últimos 14 años, su rentabilidad hubiera sido de más del 180%, pero si el mismo inversor se hubiera perdido los 20 mejores días de rentabilidad del índice, su inversión estaría en números rojos. “Así que hay que mantener la calma y permanecer invertidos”, aconsejan.
Para muchos resulta difícil. Es evidente que los inversores están preocupados por la situación en China, pero… ¿qué ha cambiado? “Lo que realmente ha cambiado, más que la situación macroeconómica ha sido la merma de confianza en la habilidad de las autoridades chinas de gestionar el menor crecimiento y que está teniendo efecto en la demanda global. Esta confianza se perdió ante el primer estallido de la burbuja que estaba viviendo la bolsa local en el mes de junio. El estallido no tendría que haber sido una sorpresa para nadie ya que la mayor parte de acciones de clase A que cotizaban tanto en Shanghai como en Shenzhen no estaban reflejando los pobres resultados empresariales. Lo que estaban descontando no era sino la intervención del gobierno y su manipulación del mercado y el apetito por la especulación de los inversores locales”, explican desde Aberdeen.
En cuanto a las devaluaciones del yuan, lo que dicen los gestores de Franklin Templeton Investments es que la medida es consistente con los esfuerzos del país de llevar a cabo una política monetaria más laxa y de que la divisa china acabe, en unos años, moviéndose por las fuerzas del mercado y no por el intervencionismo del gobierno. “La depreciación de la divisa seguirá relativamente controlada a medida que el gobierno se mueve hacia un entorno más de mercado; en este sentido, no esperamos una devaluación masiva. Relativamente con respecto a otras divisas asiáticas, el yuan se ha mantenido fuerte en lo que va de año, incluso teniendo en cuentas las recientes devaluaciones”, indican.