ETF sostenibles de renta fija: un paso por detrás, pero avanzando

Los principales índices generales de renta variable del mundo tienen ya su versión ISR, o sus versiones, ya que incluso hay proveedores que han desarrollado benchmark con diferentes niveles de integración ASG. Y a más índices, más ETF que los replican. La oferta de estos productos crece, y la demanda también. Esto es lo que está ocurriendo en el universo de los ETF sostenibles de renta variable, pero, ¿cuál es la evolución en el ámbito de la renta fija? Gestores y selectores debaten sobre estas tendencias, las que ya están y las que vienen, en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por UBS AM.

Todos coinciden en la necesidad de que se desarrollen ETF de renta fija “porque en la medida en que queramos ir introduciendo más productos con criterios ASG tendremos que movernos del ámbito puro de la renta variable hacia el de la renta fija”, comenta Emilio Barberá, gestor de fondos ASG de Bankinter Gestión de Activos.

Añade que a través de estos ETF se puede dar acceso a los inversores a nuevas clases de activos que están surgiendo, como los bonos verdes: “A veces no es fácil para los inversores con carteras más pequeñas acceder a un bono, y un ETF te lo puede permitir”. La tarea es complicada. “El mercado de renta fija, por sus características, es más complejo a la hora de construir un ETF. Por eso este producto está llegando más tarde”. Pero llega.

Productos más complejos

UBS AM ya cuenta con siete, según comenta Nina Petrini, responsable de ETF para Iberia de la gestora, quien comenta que, efectivamente, los ETF sostenibles de renta fija son de por sí productos más complejos. Por eso considera que tienen mucho mérito; y por eso también destaca que, en el caso de la gama de UBS AM, estos ETF son de réplica física, es decir, sin swaps y, además, sin préstamos de títulos: “Intentamos ser lo más sencillos y transparentes posible”.

Además, explica que mantienen el mismo filtro de liquidez en la parte corporativa con el que cuenta la versión no ASG: “Lo hemos visto en 2020, la liquidez de un ETF o de un fondo de renta fija es extremadamente importante”.

Óscar del Diego, director de Inversiones de Ibercaja Gestión, explica que los ETF de renta fija tienen los mismos problemas que la renta fija en general, no es algo particular de estos productos: “Cuánto más volumen y liquidez tengan, con spreads más reducidos que las carteras subyacentes, mejor para los gestores porque con las tires que hay en el mercado, el coste transaccional es muy importante a la hora de construir las carteras de renta fija”.  

Menos granularidad

Luis González, coordinador de sostenibilidad en selección de fondos y ETF de BBVA Quality Funds añade que frente a lo que ocurre con los ETF sostenibles de renta variable, en los de renta fija no hay tanta granularidad. En el caso del crédito, que es el segmento al que mejor se podría trasladar las diferentes categorías que hay en renta variable (universal, leader, ASG, ISR…), considera que prácticamente solo existe una gama.

Para echar a correr primero hay que saber andar. Miguel Benítez, selector sénior de fondos de Bankia AM, comenta sobre esta falta de granularidad en los ETF de renta fija que “lo principal ahora es que se vea cada vez más apetito por la deuda sostenible y empiece a funcionar”. Está convencido de que se van a producir muchas entradas y se van a crear muchos más índices “porque el mundo en general, y el de la inversión en particular, camina en esa dirección. No hay plan B”.

A su juicio, la razón por la que en materia de ASG la renta fija ha ido un paso por detrás de la renta variable es por la facilidad en el ámbito de las exclusiones y en el engagement posterior: “No hay Juntas de Accionistas para el tenedor de deuda, por ejemplo”. 

¿Un 2021 mejor que 2020?

Por tanto, un paso por detrás de la renta variable, cierto, pero avanzando. Esa es una tendencia. Otra, desde un punto de vista más general, es el incremento de la oferta y la demanda de producto ETF sostenible: “Se está viendo que invertir en sostenibilidad es bueno para todo, ya que, además, es rentable”, cuenta Miguel Benítez (Bankia AM), quien en un alarde de optimismo cree que fácilmente se pueden repetir en este 2021 los números de entrada del año pasado (casi se duplicaron los flujos hacia ETF sostenibles). Incluso, “si hay una cierta estabilidad, seguramente se puedan superar los números de 2020”.

Habrá nuevos productos y, además, más sofisticados: “Es muy importante tener en cuenta que la cantidad de datos que las empresas publican cada vez son mayores, cada vez son más homogéneos. Esto permite un mejor análisis, la construcción de mejores índices y, por tanto, de mejores ETF”, destaca Emilio Barberá (Bankinter Gestión de Activos).

También subraya el papel de la regulación, “que lo que busca es aumentar los niveles de exigencia a la hora de integrar los criterios ASG en todos los productos de todas las gestoras”. Por estos motivos regulatorios y por la oportunidad comercial que representa, “esta demanda creciente tiene todavía un recorrido muy amplio en los próximos años”.

La política de voto es clave

 “Los vientos de cola se van a mantener, al menos a corto plazo”, afirma Luis González (BBVA Quality Funds), quien destaca que esos motores pueden llegar a provocar que el inversor institucional se plantee en el medio plazo cambiar los índices de referencia de sus carteras y adoptar los sostenibles en cualquiera de sus variedades. Hace hincapié también en la importancia de la política de voto y el compromiso de las gestoras con las compañías en las que invierten, algo especialmente relevante en el caso de los ETF: “Si una compañía está dentro de un índice tú tienes la obligación de comprarla, y el modo en el que puedes ejercer ese compromiso es a través de la política de voto y el engagement activo”.

En este sentido, afirma que “todas las gestoras, sobre todo en los dos últimos años, están haciendo unos esfuerzos increíbles por mejorar en este ámbito. Vemos como cada vez son más transparentes en lo que votan, y en explicar incluso el sentido de su voto. Todo eso, poco a poco, facilita que entre todos hagamos un mundo más sostenible”.

ASG sí, pero sin olvidar el análisis fundamental de las compañías en las que se invierte. Óscar del Diego (Ibercaja Gestión) recalca que “hay muchas compañías que ya están en niveles de valoración bastante altos, con lo cual hay que buscar también esas otras que no están en los índices, pero que van a estar, para intentar aprovecharnos de esta tendencia pero intentando jugarlo con empresas con valoraciones más atractivas. Ese es nuestro reto desde el punto de vista de la gestión activa”.

Como colofón, una conclusión final respecto a la futura evolución de los criterios sostenibles, la de Nina Petrini (UBS AM): “Esta dinámica va a seguir adelante; y eso, lejos de ser una moda, se va a convertir en una forma de pensar, una forma de invertir de cara al futuro, con una mayor amplitud de miras. La sostenibilidad va a ser cada vez más importante en la selección de inversiones”.