El auge del crédito privado desde la crisis de 2008
Gorka Aguirre Hernanz, co-fundador y CEO de Snab, hace un repaso por la historia del crédito privado desde la gran crisis financiera, así como por las ventajas y riesgos de este activo.
COLABORACIÓN de Gorka Aguirre Hernanz, co-fundador y CEO de Snab.
De la crisis financiera de 2008-2011 irrumpió con fuerza una nueva tendencia en la industria financiera y de gestión de activos, el crédito privado, también denominada deuda privada o deuda no bancaria.
Como consecuencia de la gran crisis, se generó un terremoto en la industria financiera que dio lugar a un periodo de consolidación bancaria, de regulación más estricta, y de mayores requerimientos de capital, de una búsqueda hacia inversiones más seguras y, en consecuencia, de una reducción del crédito. Este evento sentó las bases para la creación de un nuevo sector que trataba de cubrir ese gran vacío generado en el mercado por parte de las instituciones financieras.
Respuesta a la reducción de la financiación bancaria
El crédito privado, hace referencia, por tanto, a la prestación de crédito por parte de instituciones no bancarias o desreguladas. Desde 2008 hay un gran número de empresas dedicadas al crédito privado. Por un lado, y de forma directa, tenemos a las grandes gestoras de fondos, como Apollo, Blackstone o KKR, quienes han creado vehículos de deuda para poder proporcionar este tipo de producto. A estos se suman grandes aseguradoras, que han creado equipos especializados en lending, por ejemplo, para sectores como energía, infraestructura o real estate, o boutiques de crédito más pequeñas y más especializadas en dar servicios de crédito.
Por el lado de la demanda, a grandes rasgos, tenemos los fondos de pensiones, aseguradoras y endowment funds (fondos sin ánimo de lucro creados para preservar el capital de ciertas organizaciones, como por ejemplo universidades en Estados Unidos). Todos ellos han decidido apostar por el crédito privado dedicando parte de la asignación del capital a este tipo de productos de inversión.
La entrada de todos estos jugadores al sector deriva en un crecimiento vertiginoso de esta industria. Se espera que continue avanzando hasta convertirse en un mercado de 2,8 billones de dólares en 2028, de acuerdo con las predicciones de Morgan Stanley. Esto supondría doblar el tamaño actual del mercado.
Figure 1: Deuda privada total desde 2000 a 2024 (US$m)
Ventajas del crédito privado
Por una parte, el crédito privado ofrece mayor flexibilidad en la estructura de la financiación. Permite crear soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada empresa, lo que no es común en la banca tradicional. Los prestamistas privados pueden negociar con sus contrapartes términos más personalizado para el tamaño, volumen, y tipología de cada empresas, como calendarios de pagos adaptados a la estacionalidad, tipos de interés, garantías, y cláusulas específicas según la situación financiera del prestatario.
Este capital es más accesible, y responde mejor a las fluctuaciones de mercado. En momentos de crisis económica, donde el acceso a financiación bancaria puede estar prácticamente cerrada, los mercados privados pueden aportar mayor liquidez al mercado gracias a su flexibilidad para crear estructuras más personalizadas. Como ejemplo, después de la crisis financiera de 2008, muchas empresas, especialmente las pymes, encontraron más difícil obtener crédito bancario debido a regulaciones más estrictas y al menor riesgo asumido por los bancos. El crédito privado se convirtió en una fuente de capital alternativa crucial, particularmente para empresas con perfiles de riesgo más altos o necesidades financieras complejas.
En un entorno de tipos de interés bajos, como en los que venimos viviendo desde 2009, el crédito privado ha ofrecido retornos atractivos en comparación con otros activos de renta fija. Además, los préstamos privados suelen estar respaldados por activos, lo que reduce el riesgo de pérdida en caso de incumplimiento gracias a estas garantías.
El crédito privado permite a los inversores diversificar sus carteras con activos ilíquidos que no están correlacionados directamente con los mercados públicos. Esta diversificación puede reducir la volatilidad y mejorar el perfil de riesgo-retorno a largo plazo.
Por último, el crédito privado impulsa el crecimiento de empresas pequeñas y medianas que en numeradas ocasiones no tienen acceso fácil a los mercados de capitales ni a la financiación bancaria, generando un impacto positivo en la economía real. Al ofrecerles capital mediante estructuras personalizadas adhoc, se ayuda a crear empleo, expandir operaciones y fomentar la innovación en distintos sectores.
Tipos de estrategias de private equity
Dentro de las estrategias de deuda privada, podemos distinguir principalmente cuatro tipologías de deuda:
- Deuda directa sénior
- Deuda “mezzanine”
- Deuda “distressed” o en dificultades
- Deuda para operaciones o situaciones especiales.
La deuda directa generalmente se proporciona a empresas con mayor grado de solidez financiera, y consiste en deuda con un grado bastante preferente en la estructura financiera de la empresa, lo que presenta oportunidad de obtener un retorno relativamente estable con menor riesgo.
La deuda mezzanine, generalmente es deuda con un perfil de riesgo más arriesgado. Esta deuda es subordinada el resto del capital, y tiene un grado de prioridad inferior respecto a prestamos más sénior que existan en la estructura de capital de la empresa. Estos prestamos no suelen estar respaldados por activos, pero a menudo a estas estructuras se le añaden incentivos como warrants u opciones que permiten al prestamista participar en el capital a precios ventajosos como método para obtener unos retornos superiores.
La deuda distressed se utiliza en situaciones en la que la empresa prestataria está atravesando por dificultades financieras. Es común en entornos de crisis económica y endurecimiento de las condiciones de los préstamos y ofrece a los prestamistas obtener unos retornos mayores por el mayor riesgo asumido.
Por último, la deuda para situaciones especiales es utilizada en el sector en condiciones excepcionales, como operaciones de M&A, desinversiones, o escisiones corporativas que dan lugar a necesidades de capital especiales.
En el gráfico a continuación, podemos ver el crecimiento de la deuda privada a nivel global, dividido por cada una de las estrategias mencionadas anteriormente, siendo la deuda directa sénior uno de los instrumentos más utilizados por la industria de la deuda privada.
Figure 2: Componentes de deuda privada desde 2000 a 2024 (US$m)
Riesgos del crédito privado
El auge del crédito privado también puede presentar ciertos riesgos que, debido a ser un sector incipiente, son más difíciles de anticipar o predecir. Por una parte, los fondos de deuda suelen prestar a empresas pequeñas y medianas que quizás por su tamaño, sus operaciones no tenían cabida dentro de los comités de los bancos. Además, este tipo de productos se ofrece a empresas que también presentan un mayor riesgo crediticio frente a lo que ha solido asumir el crédito bancario. Es por ello que, en caso de una gran crisis financiera, sea más difícil predecir como se va a compartir el mercado.
Otro riesgo es la opacidad de las inversiones que puede hacer un fondo versus el crédito bancario. Debido a la regulación, los bancos tienen mayores requisitos para dar el crédito, obligaciones de reporting y rating, y hacer un seguimiento del crédito. En definitiva, mayor control y transparencia. En cambio, hay menor control en el ámbito de las operaciones privadas, ya que estos requisitos no existen en la deuda privada.
Además, al ser un sector novedoso, no conocemos el efecto contagio y la interconexión que puede tener los efectos de un colapso en el mercado, y cualquier medida para asegurar el crédito nunca ha sido testeada antes por el mismo. Por otro lado, a medida que aumentan los fondos bajo gestión de este tipo de activo, es posible que la competencia haga que la concesión de este tipo de créditos sea cada vez más complicada, y resulte en una bajada de los estándares para la aprobación de estos créditos, originando un riesgo cada vez mayor para el mercado.
Por último, el potencial sobreendeudamiento en este tipo de operaciones que son más adhoc, puede presentar riesgos adicionales. Si bien es cierto que actualmente el endeudamiento está relativamente contenido, se podría ver una tendencia en el mercado más arriesgada que originara un mayor riesgo financiero.