¿Ha tocado techo el fundraising en private equity?

Esta es la cuestión que plantea el informe PEI 300, que analiza los volúmenes captados por las 300 mayores gestoras de private equity del mundo. Según sus datos, entre 2020 y 2024 estas firmas recaudaron un total de 3,29 billones de dólares. Aunque supone una cifra récord, el crecimiento frente al año anterior es mínimo: apenas un 0,37%. Muy por debajo del ritmo medio del 11% anual que ha caracterizado al sector durante más de una década.

El punto de inflexión parece haber sido 2021, cuando el sector alcanzó su récord histórico con cerca de 950.000 millones de dólares recaudados. Desde entonces, el deterioro ha sido evidente: los fondos cerrados en 2024 necesitaron de media 20 meses para completarse, el plazo más largo registrado en los últimos cinco años. Este alargamiento de los procesos refleja no solo una menor disponibilidad de capital institucional, sino también un mercado más exigente, donde el diferencial entre las firmas que logran cerrar con éxito y las que se quedan por el camino se ha ampliado notablemente.

La mayoría de las gestoras lidia hoy con vehículos más pequeños, plazos de comercialización más largos y una creciente dificultad para alcanzar los objetivos de cierre. En este contexto, cada vez más voces se preguntan si el sector ha alcanzado una meseta estructural o si se trata de un bache cíclico agravado por el entorno macroeconómico y el ajuste generalizado de expectativas.

Aun así, algunas firmas logran desmarcarse. KKR lidera la clasificación con casi 118.000 millones de dólares levantados en cinco años, seguida de EQT (113.000 millones) y Blackstone (95.700 millones). Completan el top 10 gestoras como Thoma Bravo, TPG, CVC, Hg, Hellman & Friedman, Clayton Dubilier & Rice e Insight Partners.

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