Esta estrategia mitiga algunos de los riesgos inherentes al capital privado tradicional, como la curva J y los largos períodos de bloqueo.
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Los inversores particulares se han enfrentado tradicionalmente barreras significativas para acceder a los mercados privados, especialmente debido a los largos períodos de compromiso, las llamadas de capital impredecibles y la limitada liquidez. En este contexto, según la gestora británica ICG, las inversiones secundarias emergen como una solución potencial, ofreciendo una ruta más accesible y atractiva hacia el capital privado para este segmento de inversores.
El mercado de secundarios implica la compra y venta de participaciones preexistentes en fondos de capital privado, proporcionando liquidez a los vendedores y ofreciendo a los compradores la oportunidad de acceder a activos más maduros. Esta estrategia presenta varias ventajas que la hacen particularmente atractiva para los inversores patrimoniales. En primer lugar, mitiga algunos de los riesgos inherentes al capital privado tradicional, como la curva J y los largos períodos de bloqueo, al ofrecer una exposición más líquida y diversificada a los mercados privados.
Uno de los aspectos más destacados de las estrategias secundarias es su capacidad para alcanzar un múltiplo DPI (distributed to paid-in capital) de 1,0x más rápido que otras inversiones de capital privado. Esto significa que los inversores pueden recuperar su capital invertido en un plazo más corto, lo que resulta especialmente atractivo para aquellos que buscan un equilibrio entre rendimiento y liquidez. Además, las inversiones secundarias tienden a ofrecer una mayor visibilidad sobre los activos subyacentes y un perfil de riesgo-rendimiento más predecible, ya que se centran en empresas más maduras con historiales operativos establecidos.
Evolución
El mercado secundario ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, impulsado por varios factores. Entre ellos, destaca el aumento de la demanda de liquidez por parte de los inversores existentes, la necesidad de gestionar activamente las carteras de capital privado y el deseo de los gestores de fondos de extender la vida útil de sus vehículos de inversión. El mercado global de secundarios se ha cuadruplicado desde 2017, y se espera que supere los 66.500 millones de dólares en 2025. Este crecimiento refleja la creciente importancia del mercado secundario como una vía para la liquidez y la diversificación en el capital privado.
En uno de sus últimos informes, Pitchbook se hace eco de las cifras récord de fundrainsing en el mercado de private equity en 2024: 102.000 millones de dólares; superando los niveles de 2020 (95.000 millones).
Ventaja para el segmento wealth
Para los inversores patrimoniales, las estrategias secundarias ofrecen varias ventajas clave. En primer lugar, proporcionan una exposición más inmediata a una cartera diversificada de activos de capital privado, reduciendo el tiempo necesario para construir una posición significativa en esta clase de activos. Además, al centrarse en activos más maduros, las inversiones secundarias pueden ofrecer un perfil de flujo de caja más predecible y una distribución más rápida del capital, lo que se alinea mejor con las necesidades de liquidez de muchos inversores patrimoniales.
Otra ventaja importante es la capacidad de las estrategias secundarias para mitigar el riesgo de la curva J, un fenómeno común en las inversiones de capital privado donde los rendimientos iniciales son negativos antes de mejorar con el tiempo. Al adquirir participaciones en fondos más maduros, los inversores pueden potencialmente evitar o reducir este período inicial de rendimientos negativos, lo que resulta especialmente atractivo para aquellos que buscan una exposición más estable y predecible al capital privado.