Desmonta mitos de la gestión pasiva como la eficiencia, los bajos costes o la cobertura
En un momento en el que el contexto de mercado está complicando la tarea a los gestores activos, que en muchos casos no consiguen batir a sus índices y que han motivado duras críticas –una de las últimas por parte de S&P-, Invesco lanza una lanza a su favor. En un reciente artículo de Martin Kolrep, gestor senior de Invesco Global Quantitative Equity, el experto realiza un análisis sobre sus aportaciones, revisando también los mitos sobre la gestión pasiva.
Así, considera que en muchos países se ha producido un cambio hacia la gestión pasiva en los últimos dos años, pero “se puede demostrar fácilmente que la activa tiene una gran serie de ventajas”. “Se podría incluso concluir que no hay alternativa a la gestión activa, sobre todo cuando hay una forma fiable de medir la calidad de los gestores”, dice, añadiendo que no sólo hay que mirar la rentabilidad de los últimos meses.
“La rentabilidad de corto plazo sólo tiene un potencial muy limitado como criterio de selección para los gestores activos. A pesar de ello, los inversores no deberían de dejar de buscar buenos gestores activos que puedan generar más retorno que las estrategias pasivas a largo plazo”. Par el experto, la oleada de inversión en productos pasivos durante los últimos años ha ampliado las oportunidades para los gestores activos, pues muchos inversores fracasan a la hora de incluir criterios de calidad en sus decisiones de inversión o las ignoran completamente. “Hace mucho tiempo que el entorno no era tan bueno para los gestores activos, pero se requiere un buen escrutinio y la suficiente paciencia para encontrar a los mejores”, añade.
El experto desmonta además varios mitos sobre la inversión pasiva: en primer lugar, asegura que no cubren en mercado entero, pues los índices están tan especializados que sólo invierten en una parte pequeña del mismo; en segundo término, no son tan asequibles como muchos dicen y muchos fondos activos no son necesariamente más caros; y por último, critica su eficiencia, además de considerar que son “demasiado estáticos e inflexibles para reaccionar con la suficiente rapidez a cambios en el mercado”.