“Hay un límite para el bono español y estamos muy cerca de alcanzarlo”, declara Tom Fahey, estratega global macro sénior y socio director de estrategias macro de Loomis Sayles.
Tom Fahey, estratega global macro sénior y socio director de estrategias macro de Loomis Sayles & Company –gestora afiliada a Natixis Global AM– ha sido uno de los conferenciantes dentro del Simposio sobre Construcción de Carteras Duraderas que celebra Natixis Global AM anualmente. Fahey ofrece algunas claves sobre su visión global del rumbo que tomarán las distintas economías desarrolladas el resto del año, empezando por su país de origen, EE.UU.
“EE.UU. presenta una muy buena habilidad para crecer, el dólar está barato, los precios de la energía están baratos –e importan menos–, tiene un mercado laboral competitivo y un sistema bancario sano dispuesto a conceder crédito” resume Fahey. Sin embargo, su visión es que la Reserva Federal no empezará a subir los tipos de interés hasta finales de 2015 (el consenso sitúa la primera subida en el segundo trimestre del año que viene).
El estratega justifica esta previsión afirmando que “el entorno va a ser más desafiante, la inflación parece estar subiendo y hay más lucha entre los halcones y las palomas de la Reserva Federal”. Además, considera que “mucho de esta subida ya está descontada en los mercados”. Por tanto, concluye que “la sorpresa sería que la Fed subiera los tipos en el primer trimestre de 2015”. Con respecto al rendimiento del bono estadounidense a diez años, la predicción que manejan en Loomis Sayles es que alcanzará el 3% a finales de 2014. Por encima de esta cota, que para el experto “sería un desafío”, como mucho podría alcanzar entre el 3,25% y el 3,5% a finales de 2015.
Al igual que otras voces del mercado, el representante de Loomis Sayles es de la opinión de que los bancos centrales vuelvan a las políticas monetarias de la vieja escuela, sin dar pistas sobre lo que piensan hacer: “Me gustaría que los bancos centrales se centraran en sus mandatos de inflación y estabilidad. El papel de policía confunde a los mercados”, afirma. No obstante, Fahey defiende que la estrategia de visibilidad o forward guidance ha sido buena porque ha aportado transparencia… aunque insiste en que no es la misión de los banqueros centrales emitir mensajes que agiten a los mercados.
Y hablando de volatilidad. El estratega sénior no está preocupado por los bajos niveles que se llevan viendo en el último año. De hecho, recuerda que “es normal que esté baja durante años, ya se vio en los 90 y entre 2004 y 2007, y durante el gran desapalancamiento de entre 1994 y 1997”. Tampoco cree que la calma en los mercados suponga un impedimento para que los gestores consigan generar alfa: “Hay que encontrar valor donde esté el valor, dependiendo del proceso de inversión. La baja volatilidad está matando a los bancos y a sus mesas de trading, más que a las gestoras”.
Dónde buscar oportunidades en EE.UU.
El estratega accede a explicar en qué partes del universo de renta fija encuentran valor en Loomis Sayles. Todos los activos tienen una cosa en común: su baja sensibilidad a una subida de tipos. Así, habla de cédulas hipotecarias –que están ofreciendo rendimientos entre el 4% y el 4,5% más un tipo variable–, titulizaciones de viviendas residenciales o renta fija emergente corporativa denominada en dólares y en euros. Con dos puntualizaciones, la primera referida a la deuda emergente: “Nos gusta encontrar un buen valor y activos baratos. Los BRIC están en línea con el mercado, no baratos”. Por eso, prefieren emisiones de países como México o India.
La segunda puntualización tiene que ver con la deuda de alto rendimiento: “Nos gusta el high yield, pero la valoración ya está en precio y lo mismo con el grado de inversión, aunque los diferenciales del high yield pueden situarse en los 300 puntos básicos mucho tiempo. Estamos en un entorno en el que se recogen los beneficios del carry”, sentencia.
Europa, la otra cara de la moneda
Muy distinta es la visión que tiene Tom Fahey de lo que está sucediendo en la eurozona. Para empezar, cree que las medidas anunciadas por Mario Draghi en la reunión de junio del BCE no son suficientes: “El BCE necesitará crear el programa de compra de titulizaciones y esto va a llevar tiempo. Lo que han hecho es bueno, pero, ¿generará crédito? Eso está por ver”. El estratega abunda en la idea de la fluidez de los préstamos: “Ahora lo importante es que los bancos periféricos rebajen los tipos del crédito para conceder préstamos a las empresas”.
También se muestra escéptico con el impacto de medidas heterodoxas sobre el euro, ya que cree que puede debilitarse ligeramente pero no lo ve en caída libre. “En Europa hay un gran superávit por cuenta corriente y no se presta dinero, por eso hay mucha presión al alza sobre el euro”, señala. Su predicción es que la moneda única se cambiará a 1,3 dólares el año que viene.
“Está creciendo el riesgo real de deflación: el desempleo sigue siendo elevado, hay alta capacidad y no se están concediendo préstamos”, continúa el estratega. “Esta situación recuerda un poco a Japón, por lo que la salud de los bancos es crítica, de ahí la necesidad de que el AQR y los test de estrés salgan bien, para reducir el exceso de capacidad, prestar dinero y dejar que las compañías fracasen”, afirma. Fahey recuerda que el problema que estuvo durante demasiado tiempo sin resolver en la economía nipona fue la reestructuración de la banca.
No es la única advertencia del experto. También le preocupa la compresión de los diferenciales de la deuda periférica con respecto al bund: “Hay un límite para el bono español y estamos muy cerca de alcanzarlo. El rally de la periferia puede tener un poco de potencial, pero no mucho, especialmente en las partes del final de la curva”.