La Fed se mantiene firme ante una inflación transitoria: primeras reacciones de las gestoras internacionales

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La Reserva Federal se mantiene firme. El tapering, la retirada de estímulos monetarios, no está encima de la mesa. Fue el mensaje claro de Jerome Powell en la última reunión de la Fed y el tono tranquilizador que ha intentado lanzar los últimos meses. Pero es un reto cada vez más complicado. ¿Cómo caminar por la delgada línea entre reconocer el buen panorama económico y justificar unas condiciones monetarias acomodaticias?

Es la cuestión en la que se debate el banco central americano y los mercados. “A medida que las tasas de vacunación se aceleran, el empleo se fortalece y la política fiscal expansiva agrega más apoyo a los ingresos de los hogares y las empresas, los inversores ahora están buscando señales de si la red de seguridad del banco central podría retirarse antes de lo esperado”, explica Bethany Payne, gestora de renta fija global en Janus Henderson.

“No hay que luchar contra la Fed”. Es un lema para el inversor que ha calado tras años de apoyo de los bancos centrales. Pero, ¿cómo no ser hawkish cuando los datos apuntan a ello? En la cita de abril, Powell buscó un tono optimista pero cauto. “Pese a los síntomas de mejora económica, avisó de que la situación del país dista mucho de ser la ideal”, afirma David Knutson, responsable de Crédito Integrado de Schroders. Y resalta una frase del presidente de la Fed: “El mercado laboral tardará meses en alcanzar un equilibrio”.

No al tapering con una inflación transitoria

El problema es que basta muy poco para que el tono de la Fed asuste. De hecho, para Christian Scherrmann, economista de DWS, el último comunicado suena algo más optimista en comparación con marzo. “Los indicadores de la actividad económica y el empleo se han fortalecido, dice, en lugar de limitarse a subir, mientras que la inflación sigue considerándose transitoria”, resalta.

Claro que por otro lado, como subraya Scherrmann, Powell ha reiterado los dos principales determinantes de la política monetaria en los próximos meses. La inflación transitoria, que se espera en los próximos meses, no será un motivo para subir los tipos, añadió. Y una vez más, se negó rotundamente a considerar la reducción de las compras de activos, ya que todavía no es el momento de hablar de ello.

El comentario sobre la inflación es para Luke Bartholomew, economista senior de Aberdeen Standard Investments una señal muy importante de que tienen la intención de mirar a través de la volatilidad de la inflación prevista para este año. “Compartimos plenamente la valoración de la autoridad monetaria de que el repunte de la inflación probablemente sea transitorio”, afirma. Aunque reconoce que el grado de incertidumbre sobre la trayectoria precisa de la inflación a corto plazo es mayor de lo normal, ya que es difícil saber exactamente cómo responderá la economía a la apertura.

¿No quiere o no puede subir tipos la Fed?

De momento los rendimientos de los bonos gubernamentales se han calmada tras las subidas de los últimos meses. Y es posible que se mueven en esa banda estrecha durante un tiempo. “Mientras que la Reserva Federal insiste en el mensaje de que todo está en calma y que la inflación es momentánea y episódica, los vigilantes de los bonos se lanzarán al ruedo, hablando del riesgo de inflación y empujando los rendimientos al alza”, vaticina Knutson.

Una cuestión que preocupa al mercado es el hecho de que simplemente no se puede subir tipos aún. Puede que la economía norteamericana esté saneada, pero arrastra el bagaje de una enorme deuda pública. Un ratio de apalancamiento histórico que solo se puede rebajar con tipos al mínimo.  “Con niveles de deuda tan elevados y vencimientos relativamente cortos, EE. UU. es más vulnerable a un aumento futuro de las tasas que muchos otros países”, apunta Payne. “Es un problema que podría pasar a primer plano si la recuperación del crecimiento se mantiene fuerte y la inflación se acerca o supera el objetivo del 2%. Aunque cualquier repunte de la inflación debería ser transitorio ”.

De momento, Powell no apaga motores. “La Fed ha indicado que ahora tendrá en cuenta la composición del empleo en función de las dimensiones sociales, así como a la hora de fijar su política. Pero el resultado final sigue siendo un banco central empeñado en hacer funcionar la economía en caliente mientras facilita la fuerte relajación fiscal que sigue acumulándose”, interpreta Salman Ahmed, Responsable Global de Macro y Asignación Estratégica en Fidelity International.

Los próximos meses serán clave. Como bien apunta Mike Bell, estratega de mercados globales de J.P. Morgan AM, las perspectivas económicas de Estados Unidos sugieren un progreso sustancial adicional en los próximos 6 a 9 meses. Además, la vacunación coincidirá con la reapertura económica. “Si las cifras de infección se pueden mantener en un nivel manejable, con una tasa de hospitalización baja, podría haber más confianza en la economía para contratar más trabajadores, gastar más en gastos de capital y tal vez subir los precios un poco más”, explica. En su opinión, esto proporcionaría a la Fed las condiciones para comenzar a reducir gradualmente sus compras de activos a principios de 2022.

Así las cosas, a los mercados les tocará esperar a nuevas señales. Según vaticinan expertos como Schermann, probablemente en agosto, la tradicional reunión o simposio de Jackson Hole proporcionaría el terreno perfecto para advertir de los grandes cambios en materia política que se avecinan. “La credibilidad de la Reserva Federal seguirá siendo puesta a prueba”, vaticina Ahmed.