La lucha contra la deflación, objetivo prioritario del nuevo Ejecutivo japonés

Casa
Slick Vic, Flickr, Creative Commons

El Partido Liberal Democrático (PLD) volverá a hacerse cargo del ejecutivo japonés tras la aplastante victoria cosechada en las elecciones a la Cámara Baja japonesa el pasado fin de semana. El PLD, que ha ocupado el gobierno nipón de forma ininterrumpida entre 1955 y 2009, recupera el poder tras un intermedio de tres años a cargo del Partido Democrático de Japón (PDJ).

Con un 40% del respaldo popular, el PLD ha logrado una mayoría de dos tercios en la Cámara Baja gracias a la pérdida de apoyo popular del PDJ y a la dispersión del voto ante la aparición de nuevas fuerzas políticas. Una abultada ventaja que ha sorprendido a muchos analistas dada la trayectoria de Shinzo Abe, líder del PLD y futuro primer ministro.

Y es que Abe ya fue primer ministro, aunque de forma fugaz, entre 2006 y 2007, en un período marcado por los escándalos de corrupción, la dimisión de cuatro de sus ministros, el suicidio de un quinto y el tono nacionalista del premier, que levantó muchas ampollas entre chinos, surcoreanos y hasta norteamericanos con sus declaraciones e intentos revisionistas sobre el papel del ejército imperial durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero Abe ha querido lanzar un mensaje de calma, haciendo gala de un tono más moderado, al asegurar que no quiere repetir los errores de su anterior mandato. “Sé lo que es tocar fondo y creo que es posible empezar de nuevo”, ha declarado el primer ministro electo. Y aunque los contenciosos sobre las islas Sensaku y Diaoyu puedan seguir siendo fuentes de potenciales conflictos con China, parece que la situación de la economía, principal preocupación de la población japonesa, va a ser el centro de la agenda gubernamental.

En este sentido, Abe tiene dos objetivos claros: luchar contra la deflación y volver a hacer fuertes inversiones en obras públicas e infraestructuras. Respecto al primer objetivo, Abe quiere que el banco central nipón tenga una política monetaria más agresiva y expansiva que favorezca decisivamente el debilitamiento del yen. En su opinión, el objetivo de inflación se debería doblar al 2% desde el 1% actual. Todo parece indicar que el actual gobernador del banco emisor, Masaki Shirakawa, conocido por su cautela y moderación, no será renovado cuando su mandato expire dentro de tres meses.

Si bien los mercados han recibido de forma muy positiva la elección de Abe y sus ideas sobre una mayor expansión monetaria, para muchos, la otra cara de la moneda tanto de la política de banco central como de una mayor inversión pública es el alto nivel de la deuda pública sobre el PIB, que es ya el más alto de las economías industrializadas. Así que el nuevo ejecutivo tendrá que trabajar para encontrar un punto de equilibrio entre un mayor endeudamiento y una lucha efectiva contra la deflación. Mientras, mercados y analistas estarán muy atentos al nuevo intento nipón por salir de la trampa de la liquidez en la esperanza de que los activos japoneses vuelvan a ser una alternativa de inversión a tener en cuenta.