Los mercados globales cerraron una semana de alta volatilidad marcada por dos factores dominantes: el regreso de la tensión militar entre Israel e Irán y la reunión de la Reserva Federal estadounidense, que dejó claro que el escenario de tipos bajos sigue lejos. Ambos factores actuaron como catalizadores de movimientos bruscos en activos energéticos, refugio y de riesgo.
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