Según los resultados de la encuesta realizada por Vontobel AM entre 300 inversores institucionales y gestores de 18 países, más de la mitad de los participantes esperan aumentar sus asignaciones a los mercados emergentes en los próximos cinco años.
Los países emergentes son a día de hoy el motor de crecimiento global. Las siete mayores economías emergentes del mundo tenían la mitad del tamaño de las del G7 en 1995, se equipararon a ellas en 2015 y se espera que dupliquen su tamaño para 2040. Y aunque la capitalización bursátil de sus empresas representa actualmente sólo el 12% de la capitalización mundial total, está previsto que aumente: el valor de las empresas de los mercados emergentes que cotizan en bolsa ya se ha multiplicado por diez en los últimos 30 años hasta superar la cifra de 5 billones de dólares. Son cifras que comparten desde Vontobel AM.
Sin embargo, los inversores institucionales y los gestores de fondos no siempre se han atrevido a aprovechar las oportunidades que ofrecen estos mercados. “En muchos casos, sus asignaciones a estos mercados se han estancado por debajo del 10% de sus carteras. Entre otras razones, por el sesgo doméstico o la preocupación por el elevado riesgo”, recuerdan desde la gestora. En su opinión, a estos niveles no logran captar más rentabilidad ni beneficiarse de la diversificación.
Pero quizás estemos ante un cambio de tendencia. Según los resultados de la encuesta realizada por Vontobel AM entre 300 inversores institucionales y gestores de 18 países, más de la mitad de los participantes esperan aumentar sus asignaciones a los mercados emergentes en los próximos cinco años.
¿A qué se debe ese aumento de apetito? Como se aprecia en el gráfico del informe, la razón más citada es la expectativa de un reequilibrio de los índices hacia los emergentes, seguido muy de cerca por la creencia de que la clase de activos puede ofrecer un mayor crecimiento que los desarrollados en los próximos años, gracias a factores estructurales como el rápido aumento de la productividad, el paso de la producción en masa y de los productos básicos a una actividad económica de mayor valor añadido, y factores demográficos como una clase media en expansión. Pero ahora la pandemia del COVID-19 amenaza con prolongar la era de los tipos de interés bajos a negativos en todas las economías desarrolladas, recuerdan. “Incluso antes de la crisis, este estudio muestra que los inversores estaban ampliando su búsqueda de mayores rendimientos”, analiza la gestora. Eso sí, muchos están preocupados por cuestiones como la volatilidad, los retos comerciales o la evolución económica mundial.
En concreto, casi cuatro de cada diez encuestados, un 38%, afirman que la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad es uno de los principales argumentos para invertir en estos mercados. Además, el 35% cree que es más fácil conseguir alfa en los mercados emergentes. ¿Y dónde están buscando oportunidades? Entre aquellos encuestados que pretenden aumentar su exposición, casi el 70% favorece los mercados más conocidos y grandes de Asia, y más del 60% mira a la Europa emergente, mientras que sólo el 40% se centra en América Latina, y aún menos en Oriente Medio y África.