Serge Pizem, responsable de la gestión de retorno absoluto de AXA IM y gestor del AXA Optimal Income, repasa los riesgos que puede traer 2013.
La evolución y resultado de las negociaciones sobre el precipicio fiscal en Estados Unidos, la crisis de la deuda soberana de la eurozona y las posibles tensiones en el cambio de liderazgo en China son, en opinión de Serge Pizem, responsable de la gestión de retorno absoluto de AXA Investment Managers, las fuentes más claras de riesgo para los mercados en 2013.
En EE.UU. se sigue constatando una lenta recuperación económica, aunque con muchas incertidumbres. Hay datos alentadores, como la progresiva mejoría del mercado inmobiliario, lo que es positivo para la movilidad geográfica y puede seguir animando al mercado laboral. En cuanto al precipicio fiscal, en opinión de Pizem, su impacto en el PIB será menor de lo esperado (en torno a un 1%) porque los republicanos tendrán que adoptar una actitud más colaboradora, dado el cambio demográfico de Estados Unidos y la necesidad de acercarse a grupos importantes de votantes, como los latinos.
En la eurozona, España seguirá siendo uno de los principales focos de atención. Hay algún aspecto positivo, como una cierta recuperación de la competitividad, vía reducción de costes laborales, pero también algunas dudas, centradas en la fecha en la que el presidente Mariano Rajoy pedirá la activación de la línea de crédito ofrecida por el BCE, algo que para Pizem resulta inevitable.
Francia podría ser un problema en 2013 por la ausencia de reformas y si no hay mejoras, sus tipos lo notarán. Aunque los mercados han respetado bastante la deuda gala, la presión vendedora podría desatarse si no se toman medidas, lo cuál podría traducirse en más compras de deuda alemana. Los alemanes están ahorrando unos 14.000 millones de euros al año por tener unos tipos de interés artificialmente bajos, aunque ese artificio podría degenerar en burbuja.
En cuanto a China, a pesar de la apariencia de normalidad que las autoridades han intentado transmitir desde que se inició el proceso de cambio de liderazgo, lo cierto es que poco se sabe de las tensiones que puedan existir. Además, tiene pendiente la transformación de su modelo económico hacia un mayor peso de la demanda interna, algo urgente a la vista de algunas previsiones que estiman que EE. UU. podría alcanzar la autosuficiencia energética para 2022 (si se decide a explotar sus vastas reservas de gas de esquisto), lo que supondría un enorme cambio en el mapa de la competitividad mundial.
Estos riesgos de corte político estarían ya, de alguna forma, incorporados en los precios de los activos, pero hay otros que en opinión de Pizem no lo están, entre ellos, la posibilidad de una recuperación económica significativa a nivel mundial que podría generar presiones inflacionistas que obligaran a revertir las políticas monetarias de forma brusca, el aumento de las revueltas sociales y el riesgo de brotes de populismo (como en la Alemania post-Weimar) o la ruptura del euro.
Flexibilidad y coberturas dinámicas
En un entorno tan complejo, la flexibilidad y la estructura del AXA Optimal Income han probado su éxito en el largo y medio plazo, al superar la rentabilidad de la renta variable europea con una volatilidad mucho menor. Y ese va a seguir siendo el objetivo, gracias a la combinación de selección de valores y las coberturas dinámicas con futuros.
Por una parte, la selección de valores está volviendo a ofrecer más valor añadido, gracias a que tras las palabras de Draghi la correlación entre activos ha disminuido y el mercado está empezando a discriminar. Por otra, el uso de futuros hace que el proceso de cobertura del fondo pueda ser muy flexible, sin depender del efecto del factor tiempo que implicaría realizarla con opciones, aunque pueden vender opciones cuando la volatilidad está muy alta o comprar protección con opciones OTM cuando volatilidad está baja y la protección es barata.