Los riesgos a los que se enfrenta la eurozona tras la intervención del BCE

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Koen Muurling, Flickr, Creative Commons

“Las perspectivas pueden haber mejorado”. El último anuncio lanzado por el BCE, en el que la autoridad monetaria se comprometía a comprar deuda pública de países en dificultades siempre que éstos solicitasen formalmente ayuda, podría cambiar la visión de muchos gestores respecto a su enfoque sobre la crisis de deuda soberana y, por extensión, sobre la futura evolución de los mercados. Así al menos lo cree Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management, boutique perteneciente al grupo Natixis Global AM (NGAM), en un informe en el que califica de importante la iniciativa hecha pública por Mario Draghi.

En su opinión, al asumir parte del riesgo comprando deuda soberana, el BCE cumplirá sus objetivos, que en este momento es garantizar la irreversibilidad del euro y permitir a las economías de España e Italia beneficiarse de una política monetaria que sea verdaderamente acomodaticia. En este sentido, Waechter señala que la autoridad monetaria desempeña su papel, al ser la única institución que puede asumir el riesgo en su balance y extenderlo a lo largo del tiempo. “Esta iniciativa podría mejorar las expectativas de los agentes económicos para adoptar mayores riesgos financieros que, a su vez, ayudarían a restablecer el crecimiento”.

Sin embargo, todavía quedan encima de la mesa muchos problemas que no han sido resueltos. El más importante: la cuestión griega. “La probabilidad de default o de que el país salga de la eurozona sigue siendo alta y, además, continuará siendo un foco de incertidumbre que tendrá un efecto contagio sobre la prima de riesgo española”, asegura. Por este motivo, Waechter considera necesario dar una respuesta rápida a este problema para dotar de una mayor seguridad a la eurozona. No sería, en todo caso, el único riesgo a solventar.

“Vemos claramente que el mecanismo desarrollado por Draghi podría aportar soluciones a la crisis de la eurozona. No obstante, la dificultad es imaginar cómo los compromisos que asuman los países que necesitan ser ayudados sean compatibles con la profunda recesión que éstos están sufriendo. En este punto, pensamos concretamente en España e Italia”. Aunque el presidente del BCE no detalló cuáles serán las exigencias adicionales requeridas, el economista jefe de Natixis AM considera que “si éstas se traducen en nuevas políticas de austeridad para reducir más rápidamente el déficit público, el plan Draghi dejará como consecuencia más recesión en países que cuentan con altas tasas de desempleo y una actividad muy pobre”.