El inversor debe hacerse a la idea de que los retornos futuros van a ser más bajos, y los gestores deben ser conscientes de que se está acabando la hora de la beta y está llegando el momento del alfa y sólo se conseguirá con un enfoque muy dinámico.
No todo está perdido: a pesar de que el entorno macro ha ganado complejidad, siguen existiendo oportunidades para generar retornos, aunque reservadas para los gestores más habilidosos. Teniendo en cuenta la situación del crecimiento global, la llegada a una fase avanzada del ciclo de crédito de algunas regiones, los tipos de interés ultra bajos y, en cambio, valoraciones muy cercanas a su justiprecio con estas dinámicas como telón de fondo, los expertos de Goldman Sachs AM han bosquejado una suerte de “cartera del futuro”, pensada para seguir obteniendo rentabilidad en los próximos meses.
La tesis con la que trabaja Goldman Sachs AM es que “mantener los retornos de inversión requiere un foco renovado sobre la eficiencia de las carteras”. Por eficiencia se refieren a “hacer uso de recursos adicionales para generar retornos que contribuyan necesariamente en gran medida al perfil de riesgo de la cartera”. ¿Cómo? “Alejando las asignaciones de la confianza sobre los retornos del mercado (la beta tradicional) y usando un conjunto diversificado de exposiciones, una asignación de activos dinámica y siendo selectivos dentro de cada clase de activo”.
Por clases de activos, desde la gestora americana declaran seguir estando positivos en renta variable, especialmente en la europea y la japonesa. “Sin embargo, como fue el caso en 2015, vemos que la reversión hacia la media histórica puede jugar potencialmente un importante rol en la evolución de los retornos de inversión, y anticipamos la posibilidad de que se genere volatilidad a cuenta de la transición de China y los contrastes en la política monetaria global”, puntualizan los expertos. Éstos añaden que “después de años de fuertes retornos post- crisis financiera en renta variable y renta fija, particularmente en EE.UU., esperamos que compitan una gama más amplia de clases de activo”.
El principio de eficiencia aplicado a las carteras es entendido por los expertos de Goldman Sachs AM como una forma de adaptar más rápidamente las carteras, mediante una variedad de exposición a distintas clases de activo, a un nuevo periodo de bajos retornos. “Incorporar clases de activo con correlaciones imperfectas entre sí puede ser potencialmente un punto de entrada útil para los inversores que buscan mejorar los retornos sin añadir demasiado riesgo a la cartera”, destacan como una de las virtudes de este acercamiento.
Otra posible virtud de esta nueva estrategia de diversificación es que “también puede ayudar a reducir el exceso de dependencia sobre clases de activo ‘core’”. Es decir, que también se puede disfrutar de las ventajas de la diversificación mediante el método de elegir dentro de los universos de renta fija y renta variable aquellas clases de activo consideradas como “satélite” en vez de partes nucleares de la cartera. “Por ejemplo, los hedge funds han batido históricamente tanto a la renta variable ‘core’ como a la renta fija ‘core’ en más de tres trimestres de cada año desde 1990”, ilustran desde la gestora. A estos activos alternativos suman otros con potencial diversificador y capacidad para generar rentas, como el real estate o las materias primas.
No obstante, diversificar no es la panacea. Desde la gestora indican que un mayor esfuerzo diversificador debe ir acompañado de la creación de exposiciones totalmente nuevas dentro de clases de activos ya existentes, por ejemplo a través de estrategias de valor relativo en renta variable o tipos. Para conseguir esas nuevas ideas, la selección individual de bonos y acciones será clave. Desde Goldman Sachs AM ponen el siguiente ejemplo para explicar mejor este punto de vista: “En renta variable vemos poco potencial de que suban más las valoraciones, pensamos que probablemente el precio de las acciones esté guiado por los fundamentales divergentes entre compañías, como las de aquellas que sean capaces de hacer crecer los ingresos. Pensamos que una dispersión más elevada de los retornos de la renta variable benefician a los gestores activos que se centran en la selección de valores individuales para generar alfa”.