Según el gestor del Vontobel Euro Corporate Bond Mid Yield, en el actual entorno no pueden elevar los precios. “Eso repercute en sus márgenes y en la inversión, lo que significa que no se crea empleo y que no suben los salarios, lo que afecta al consumo. Estamos ante un claro caso de efecto deflacionista que se va a mantener”.
Para Mondher Bettaieb, gestor de renta fija en Vontobel AM, el momento actual podría considerarse como un tercer episodio de digitalización. “Todo lo que gira alrededor de este acontecimiento es muy importante porque va a provocar que los tipos sigan muy bajos durante mucho más tiempo de lo que la gente piensa. Desde un punto de vista del crédito va a ser muy positivo para los diferenciales de los mercados desarrollados y los emergentes. Estamos ante un mercado interesante para todo aquel que busque algo más de rentabilidad”, afirma.
En opinión del encargado de dirigir la cartera del Vontobel Euro Corporate Bond Mid Yield, en este entorno, los mercados van a seguir estimulando la actividad económica porque en realidad no hay mucha más alternativa en un mundo tan influenciado por tendencias aceleradas por el COVID-19 como la digitalización y los efectos que tienen sobre el empleo.
“A principios de 2020 nosotros ya hablábamos de esta tendencia de la conectividad. Pensábamos que la tecnología 5G aumentaría la conectividad entre dispositivos y máquinas, algo que sería decisivo para el mundo industrial. El comienzo de la pandemia nos obligó a confinarnos de golpe, lo que hizo que nos viéramos desconectados de todas las cosas que necesitábamos a diario (no sólo de nuestras relaciones personales). Esto disparó otro tipo de conectividad”.
Sin embargo, en 2020, debido al COVID-19, vimos un tipo de conectividad diferente: “no de dispositivo a máquina, sino de dispositivo a dispositivo. Tras el brote del virus y los consiguientes confinamientos en muchos países, nos vimos obligados a centrarnos en la conexión de las aplicaciones. Todo esto ha tenido beneficios, desde luego, pero también efectos adversos. Ha generado mucha destrucción de empleo. El empleo que se ha creado es más precario y está peor pagado. La pregunta que nos hacemos es si todo el empleo que se ha pedido es recuperable, o no lo es”.
A su juicio, esta es una característica de la cuarta fase de la revolución industrial que comenzó en 2007 con la irrupción del iPhone. “Su principal característica es la gran disrupción y fragmentación social. Todo esto genera una gran polarización del mundo laboral”.
Precisamente, la polarización del empleo es un factor muy grave para los bancos centrales. Quizá el más importante a la hora de mantener los tipos de interés a cero. “Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, por ejemplo, lo ha dicho claramente. Él ve un déficit de puestos de trabajo y asegura que no subirá los tipos, ni modificará la política monetaria hasta que no se recupere ese déficit”.
En este entorno, las empresas se enfrentan a un problema de fijación de precios. “No pueden elevar los precios. Eso repercute en sus márgenes y en la inversión. Lo que significa que no se crea empleo y que no suben los salarios, lo que afecta al consumo. Estamos ante un claro caso de efecto deflacionista que se va a mantener, a pesar de los estímulos que seguiremos viendo en los próximos meses”.
“En mi opinión, la recuperación económica no va a ser sostenible en el largo plazo. Para que eso ocurra vamos a tener que reinventarnos. No hemos encontrado un motor económico que regenere nuestro sistema. Hay una oportunidad, eso sí, en la transformación verde. El problema es que para que esto cristalice se necesitará al menos una década. Por eso los bancos centrales tendrán que seguir interviniendo”, asegura.
Oportunidades
Es cierto que en el entorno más inmediato, este 2021 la economía podrá seguir recuperándose gracias a los programas de rescate que hay en marcha y a los procesos de vacunación que, eventualmente, se acelerarán. “Todo esto son factores positivos. Nuestra previsión es que el PIB de la Unión Europea podría expandirse un 4% este año y el de EE.UU alrededor de un 6%. Si se confirman estas estimaciones, a finales de este ejercicio podríamos haber vuelto a niveles de 2019 en algunos países”.
En situaciones como ésta, los diferenciales de crédito corporativo suelen ir muy bien tanto en mercados desarrollados como en mercados emergentes. “En mercados desarrollados vemos un entorno muy positivo para el carry. Los diferenciales en algunos sectores siguen siendo muy atractivos”, concluye.