Aboga por una gestión flexible, dinámica, más oportunista y centrada en el riesgo
La incertidumbre está aquí para quedarse y marcará la evolución de los mercados también en 2012, en un escenario definido por un menor crecimiento económico, una mayor volatilidad –tanto macroeconómica como financiera-, la falta de confianza y una fragilidad del sistema que los políticos tendrán que tratar de reducir. Para Eric Siegloff, responsable global de Estrategia y Asignación Táctica de ING Investment Management, este escenario conducirá a unos procesos binarios de toma de decisiones de inversión, con movimientos sucesivos “risk-on, risk-off” que obligará a adoptar una gestión “más flexible que nunca”. Y todo, para realizar una búsqueda de alfa que los inversores habrán de intensificar en un entorno de menores retornos en todos los activos.
Siegloff, con activos bajo gestión superiores a 40.000 millones de euros en fondos multiactivos y de “tactical allocation” de la gestora, cree que un horizonte de inversión también más corto requiere una actitud más oportunista que materializa en un asset allocation más dinámico, determinado de forma mensual o incluso semanal. Y es que, además de la crisis con epicentro en el mundo desarrollado y el posible contagio global, la credibilidad dependiente de las decisiones políticas será el tercer gran tema para 2012. “Nunca la política fue más importante a la hora de tomar decisiones de asignación de activos”, comenta, añadiendo que los políticos han de ser eclécticos y pensar en ciertos cambios si quieren cumplir sus objetivos de crecimiento e inflación con las pocas herramientas disponibles que les quedan. “Las probabilidades de que se tomen decisiones equivocadas son altas”, apostilla.
La gestión dinámica y capaz de adaptarse a las cambiantes circunstancias es, por ello, clave. Por eso, para el año próximo cree que hay que adaptar el riesgo/retorno de la cartera al escenario, lo que requiere una capacidad de visión más flexible tanto en instrumentos como en análisis. Otra de las claves es el énfasis en la gestión de los riesgos, que implica tanto la atención a los riesgos bajistas como la importancia de la diversificación a nivel de activos, geografías y sectores, que él aplica con la toma de más de 20 decisiones de inversión en sus carteras multiactivos ante su alta correlación. Su dinamismo a la hora de controlar dichos riesgos consiste en tomar más exposición cuando el riesgo esté atractivamente valorado y la convicción sea alta y reducirlo cuando proceda. Por ejemplo, desde finales del pasado febrero neutralizó los activos de riesgo pero los redujo aún más desde mediados de julio, infraponderando todos los activos y centrándose en la protección del capital. De cara al último trimestre del año, infrapondra los activos de riesgo - renta variable, imobiliarios o materias primas-, aunque en menor medida que hace unos meses, y sobrepondera bonos del Tesoro con calificación AAA.
Para el experto, el año próximo también serán relevantes los temas que marcaron 2009 y 2010: deuda, desapalancamiento (“en los años 30 la economía tardó 12 años en desapalancarse”, recuerda) y afrontación del riesgo sistémico, que llevará a un entorno de bajos retornos en todas las clases de activos. “La renta fija ya no dará retornos superiores al 5%, sino entre el 2% y el 4%, y olvidemos las cifras de dos dígitos en la renta variable, que ofrecerá entre un 6% y un 8%”, afirma, mientras las materias primas y el sector inmobiliario podrían dejar cifras de un 7%-8%. Unos datos que, a pesar de no ser altos, no incluyen la posibilidad de riesgo sistémico, que, de producirse, llevaría a fuertes caídas. De ahí la importancia de centrarse en la obtención de retornos totales en lugar de estrategias de beta, pues incluso los activos considerados como defensivos podrían sufrir pérdidas.
Tres escenarios para Europa
Siegloff considera un escenario de recesión en Europa incluyendo Reino Unido, así como una gran desaceleración en EEUU, aunque en principio sin recesión formal. En el Viejo Continente, anticipa más constricción y austeridad fiscal no sólo en la periferia, sino también en la Europa core, y la traslación de la crisis el euro a la economía real. Con respecto a la crisis de deuda contempla tres escenarios, el bueno, el malo y el feo. El bueno consistiría en “un corte de pelo griego, la recapitalización bancaria y la estabilización del paciente por parte del BCE y el EFSF”, con las consiguientes reformas estructurales que acabarían creando crecimiento. El malo, sería si las soluciones de la última cumbre no dan suficiente estabilidad a los mercados y si la parálisis política va más allá, con la consiguiente recesión y la necesidad de más cumbres para dar los pasos definitivos. El feo estaría definido por una ruptura del euro y un contagio de la periferia a la Europa core, con el abandono del euro de algunos países, que llevaría a una depresión en los próximos tres años.
Ni siquiera funciona el mito del decoupling emergente, según el experto, pues los mejores fundamentales no se trasladan a la rentabilidad (”existe una alta correlación con los mercados desarrollados) y el mecanismo de contagio tiene tres vías: exportadora, mercado de materias primas y flujos financieros. A pesar de ello, la mayor rentabilidad de los emergentes podría empezar a despegar en 2012.