Algunas firmas han realizado un especial esfuerzo a nivel de innovación para poder crear productos que superen en rentabilidad al principal índice del mercado americano, la bestia negra de los gestores de bolsa estadounidense. Y ahí los sistemas cuantitativos juegan un papel fundamental. Lo vemos con tres ejemplos.
El S&P 500 es el índice más temido del mundo. Los gestores de renta variable americana le tienen auténtico pánico. El motivo: su dificultad para batirlo. Tan es así que muchos fondos de bolsa estadounidense ni siquiera se comparan frente a él, sino que buscan otro selectivo frente al que medir sus resultados. El estudio de SPIVA que cada año publica S&P muestra que, a largo plazo, apenas el 1% de los gestores activos logran generar una rentabilidad neta superior a la del índice.
Para las gestoras, el hecho de que el S&P 500 sea un índice que se sitúa en el primer o segundo decil por rentabilidad a medio-largo plazo, les está obligando a mover ficha y replantearse su estrategia. Es por ese motivo por el que a lo largo de los últimos años las entidades han ido dedicando importantes esfuerzos y recursos en desarrollar y crear productos capaces de batir al casi todopoderoso S&P 500 y satisfacer así a un cliente cada vez más exigente.
La conclusión a la que parecen estar llegando se puede resumir tirando de refranero popular: si no puedes con el enemigo, únete a él. O, dicho de modo que se entienda en el mundo de la gestión de activos: si no eres capaz de generar una rentabilidad superior a la del índice con fondos con elevados tracking error, pon en marcha una gestión cuya filosofía esté basada en pegarse al índice y utilizar las herramientas tecnológicas para sacarle un extra al índice.
En esa nueva filosofía de inversión, la gestión cuantitativa está teniendo un peso específico muy elevado, puesto que la mayoría de estas estrategias están basadas en el big data y la inteligencia artificial, si bien cada una presenta sus rasgos idiosincrásicos. Algunas consiguen su gran objetivo de batir al S&P 500 a largo plazo. Otras ofrecen rentabilidades netas muy cercanas a las generadas por el índice. Corresponde al inversor decidir en qué estrategia confiar, analizando al detalle su filosofía, proceso y riesgo que asume para obtenerla.
Estrategia # 1
Una de las que más éxito comercial está teniendo en el mercado español es el GS US CORE, fondo de Goldman Sachs AM con Sello Funds People, calificación Blockbuster. Este fondo de renta variable estadounidense emplea un procedimiento de inversión dividido en tres fases: análisis, construcción de la cartera y ejecución. En primer lugar, el equipo pronostica los retornos de aproximadamente 4.000 acciones. Emplean un modelo basado en varias temáticas: valoración, rentabilidad, calidad, gestión, momentum, sentimiento y focos globales de unión (esto es, la interconexión y relación que existe entre las compañías y cómo lo que le suceda a una le puede afectar a otra).
Una vez que se han asignado las alfas por activo en el modelo de selección, utilizan un modelo de optimización informática para la construcción de la cartera. “En nuestra opinión, manejamos de forma efectiva la gestión del riesgo del fondo. Nuestro modelo reconoce el riesgo asociado a cada acción siendo capaz de responder rápidamente a los cambios del mercado. Actualizamos nuestro modelo con información diaria colocando el peso de nuestra cartera en aquella información más reciente”, explica Javier Rodríguez-Alarcón, miembro del equipo de Estrategias de Inversión Cuantitativa en Goldman Sachs AM.
En su equipo han venido utilizando un sistema de procesamiento del lenguaje natural con el objetivo de poder analizar miles de informes y resultados corporativos. “Leemos íntegramente cada uno de las comunicaciones de resultados de la dirección de una compañía, identificando palabras clave que puedan captar el tono y actitud de la misma. Esto nos da una mejor visión de la percepción de la dirección de su compañía. Analizamos cientos de informes diarios de analistas con el fin de identificar grupos de empresas relacionadas con los aspectos más interesantes del mercado en un momento concreto del tiempo”.
Estrategia # 2
El segundo producto que analizamos es el Allianz Structured Alpha US Equity 250, producto que combina una filosofía cuantitativa similar con lo que en la industria está empezando a ser una tendencia: cobrar solo cuando se genera una rentabilidad superior a la del índice. En este sentido, el fondo no cobra comisión de gestión, sino que aplica únicamente una comisión de éxito del 30% sobre la rentabilidad adicional que se obtiene sobre el índice, con una marca de agua para proteger a los partícipes.
Su objetivo también es batir al S&P 500. Para ello, combina exposición pasiva a una cesta que replica de forma física la composición exacta del índice con una estrategia activa de inversión con opciones que busca generar un alfa mínimo (no garantizado) de 2,5 puntos porcentuales anuales netos de comisiones.
Las estrategias con derivados que utiliza el fondo persiguen un triple objetivo. Por un lado, en condiciones normales de mercado, buscan generar rentabilidades estables y recurrentes que permitan superar al índice. En segundo lugar, actúan como protección frente a posibles caídas bruscas del mercado. Y, en tercer lugar, intentan explotar las desviaciones anormales de los índices en periodos de varias semanas. Históricamente, el uso de estas estrategias ha permito que el alfa que consigue la estrategia tenga una correlación inferior al 0,3 con respecto al mercado de bolsa estadounidense.
La estrategia fue creada por el equipo liderado por Greg Tournant, director de Inversiones de Productos Estructurados en Estados Unidos de Allianz Global Investors, que es también su gestor principal. La estrategia se lanzó en Estados Unidos en el año 2005. El producto que se comercializa en España es la versión luxemburguesa de la estrategia, que se lanzó en octubre de 2017 y cuenta con 400 millones en activos.
Estrategia # 3
El objetivo de Carmine de Franco va un paso más allá: no solo busca superar la rentabilidad que ofrece el S&P 500, sino también batir el comportamiento de los ETF sobre el S&P 500, productos que históricamente han registrado unos resultados superiores a los del propio índice por cuestiones relacionadas con la domiciliación, la gestión de los dividendos o el préstamo de títulos. Por ahora, la fórmula ideada por el director de Análisis Fundamental de Ossiam (Natixis IM) la implementa a través del Ossiam Shiller Barclays CAPE US Sector Value TR UCITS ETF, el mayor exponente de la gama.
Se trata de un fondo cotizado que, en esencia, aplica de una forma sistemática una visión sectorial topdown basada en un indicador, el Relative CAPE, alma mater de su estrategia. ¿Por qué el Relative CAPE y no el CAPE? CAPE versus Relative CAPE “Nosotros nos centramos en seleccionar los sectores más atractivos desde un punto de vista de valor relativo frente a su media histórica. El Relative CAPE te da información muy valiosa en ese sentido. Este indicador te sirve para medir cuál es la valoración actual de un sector con respecto a su media histórica. A nivel de valoración, la información que te aporta esta ratio es muy relevante”, explica.
El proceso de inversión es relativamente simple. Parten de los 10 principales sectores que aglutinan las empresas americanas de gran capitalización para seleccionar los cinco cuyo Relative CAPE es más bajo, es decir, aquellos que cotizan más baratos con respecto a su historia. Una vez hecho esto, eliminan el sector con peor momentum en los últimos 12 meses para evitar las trampas de valor, esto es, las áreas del mercado donde se prevé que las valoraciones sigan cayendo.
El resultado final es una cartera con un claro sesgo value formada por cuatro sectores con un peso equiponderado, que busca básicamente explotar las reversiones a la media histórica de los segmentos más infravalorados del mercado. Esa incorporación del momentum le da a la cartera un mayor dinamismo, con un rebalanceo que se produce con periodicidad mensual, y les otorga una gran capacidad para ir adaptándose a los diferentes entornos de mercado. “Lo demuestra el hecho de que, pese a ese sesgo value intrínseco, el fondo lo ha hecho bien en un entorno favorable al growth”, concluye.