Aboga por la figura de la SIL
Alberto Ruiz, director de inversiones de Omega Gestión, considera que actualmente “estamos en un estado de excepción en la gestión de patrimonios”, que obliga a revisar ciertos principios que hasta ahora se han dado como básicos y buscar nuevas soluciones. En todo caso, Ruiz espera que este estado sea transitorio y se vuelva a “tiempos más razonables”.
Para Ruiz, que ha participado en el evento Funds Experts Forum, organizado por iiR y patrocinado por Accenture, Bank of America Merrill Lynch, Fidelity Worldwide Investment y Pictet, dos de los principios básicos que, hasta ahora, fundamentaban la gestión de inversiones están en revisión : el binomio rentabilidad/riesgo y las ganancias de la diversificación.
“Respecto al binomio rentabilidad/riesgo lo que hasta ahora se había considerado como el activo libre de riesgo (la deuda pública) ya no lo es tanto lo que está modificando la forma en la que abordar la gestión de inversiones”, ha asegurado Ruiz. En cuanto a la reducción de los beneficios de la diversificación, para Alberto Ruiz el problema es que las correlaciones en períodos de alta volatilidad convergen, por lo que se diluyen los efectos de la diversificación. Y ya llevamos cinco años con este cambio de régimen de la volatilidad en los que sólo en 2010 sí ha habido beneficios en la diversificación. “En el resto de los años, no ha habido trincheras donde refugiar la inversión”, dice. La conjunción de estas dos nuevas situaciones, el cuestionamiento del activo libre de riesgo y la aportación neutra de las ventajas de diversificación, se ha evidenciado de forma más evidente en la gestión de las carteras más conservadoras, que han presentado los resultados más complicados de explicar a los inversores.
Por último, los continuos movimientos que se dan en la gestión entre riesgo y no riesgo, están llevado, en opinión de Ruiz a un gran estado de ansiedad, lo que “erosiona las convicciones de gestión que se tienen”.
Ante este estado de excepción, Ruiz destaca cuatro posibles medidas que se pueden adoptar en la gestión patrimonial. La primera será gestionar de manera más flexible (especialmente en clases de activos); la segunda es gestionar el riesgo ante eventos extremos en los mercados, lo que conlleva una mayor sofisticación a la hora de gestionar carteras, en especial el correcto uso de instrumentos derivados. Además, como tercera medida sería conveniente recurrir a técnicas de gestión alternativa para preservar el capital y, por último, buscar los vehículos óptimos tanto porque permitan gestionar con flexibilidad como por que sean fiscalmente interesantes y no sean costoso de crear.
En este apartado de los vehículos es donde aparecen los FIL y las SIL que Ruiz considera se ajustan perfectamente a las necesidades de gestión de los grandes patrimonios. Las principales características de las SIL son, en opinión de Ruiz, su gran flexibilidad, la posibilidad de usar derivados sin límites más que los establecidos en el folleto y la posibilidad de concentrar la cartera también sin límites. En tema fiscal estos vehículos tan sólo necesitan 25 inversores con un patrimonio cada uno de 50.000 euros para ser consideradas IIC y poder así beneficiarse de las ventajas fiscales que ello supone. Además, otra ventaja en opinión de Ruiz es que estas sociedades no están obligadas a publicar su cartera, facilitando así la discreción que muchos inversores buscan.
CNMV exige que en ellos se hagan estrategias de gestión alternativa y no son productos UCITS. Ruiz calcula que para que una SIL sea un vehículo rentable debe tener un patrimonio de entre 15 y 20 millones de euros.
“Son vehículos de gestión patrimonial integral”, dice.
Por ahora, tan sólo existen cuatro SIL en el mercado español, dos de ellas cogestionadas por Omega Gestión, una por JP Morgan y otra presidida por Carlos Arenillas Lorente, que ha sido socio fundador del Grupo CIMD, presidente de Intermoney y vicepresidente de la CNMV.