Los indicadores siguen siendo positivos para los resultados europeos
Dado el modo en que se han disparado los nervios estos últimos meses (especialmente en agosto y septiembre), quizá haya llegado la hora de que nos preguntemos: "¿Es esto todo lo que se puede esperar de Europa?"
Desde un punto de vista interno, el crecimiento europeo ha hecho básicamente lo que se esperaba: ha mejorado, pero se ha estancado en un nivel bastante modesto. De media, las previsiones de resultados del mercado están bastante apagadas este año (otra vez), aunque esto puede atribuirse a los sectores de petróleo, gas y minerales, puesto que el resto del mercado parece ir bien encaminado para conseguir un 10%, más o menos, en comparación con los resultados anteriores.
Poco impresionados con el crecimiento
Los problemas que han provocado las recientes pérdidas del mercado son externos en su mayoría, siendo los chanchullos de Volkswagen la principal preocupación doméstica. En Estados Unidos, la decisión del Comité Federal de Mercado Abierto de no elevar sus tipos por factores externos (¿China?) no hizo sino aumentar las preocupaciones por la ralentización del crecimiento global. Además, existen pruebas cada vez mayores de que la economía estadounidense no es tan sólida como se esperaba, pese a las cifras bastante buenas de empleo. Lo cierto es que la inversión global y los gastos de capital no se están dejando sentir, lo que fortalece la sospecha de que el efecto de la flexibilización cuantitativa y los tipos de interés en mínimos históricos se han quedado en Wall Street y no han llegado hasta la economía real. ¿Acaso todo lo que hemos visto no es más que un repunte artificial promovido por el sector financiero?
Mi sospecha es que no, que esta es una mera exageración derivada principalmente de un punto de vista político. No obstante, el crecimiento global no es tan fuerte como podríamos esperar o desear. Esto explica por qué los nombres más fiables de empresas de crecimiento han funcionado mucho mejor que el mercado, y por qué ha surgido el temor a que su calificación sea peligrosamente alta en este momento. Este puede ser el caso de ciertas áreas del mercado de renta variable estadounidense (¿se debió la caída de los títulos biotecnológicos simplemente a la promesa de Hillary Clinton de hacer frente a lo que ella denominó “subidas abusivas de precios”, o a que el sector estaba sobrevalorado y apartado de la realidad?), pero no lo es necesariamente en Europa. Existe un largo listado de nombres que presentan un ratio de PEG (Precio/Beneficio a Crecimiento, por sus siglas en inglés) cercano a 1, algo que podría resultar interesante en un entorno de bajo crecimiento y con una visibilidad razonable.
También podría resultar engañoso dedicar mucho tiempo a intentar categorizar el crecimiento y el valor, qué es caro y qué es barato. El Henderson Horizon Pan European Fund cuenta con un amplio abanico de participaciones de muchos sectores, países y categorías. No se trata de un fondo que dependa de un único atleta en la carrera; sino más bien de un grupo de corredores que avanzan unidos y unos junto a otros. Este enfoque nos ha funcionado muy bien durante muchos años, y mantenemos el apoyo a los “atletas más rápidos” en lugar de hacerlo con los que van “a paso lento”. Y que conste que no soy corredor, por lo que pido disculpas si alguien se ofende con la comparación.
Nos espera un futuro más claro, aunque no para todos
El escándalo de Volkswagen podría tener repercusiones bastante generalizadas para todo el sector automovilístico. Aunque teníamos una pequeña participación en la compañía, consideramos que la situación ha cambiado drásticamente a peor. No tengo ninguna duda de que sobrevivirá, y sospecho que saldrá fortalecido de la crisis, pero solo lo hará tras haber resuelto numerosos problemas, como la estructura dual de voto y el enfoque francamente arrogante de la dirección para con sus accionistas. Es posible que los coches sean buenos, aunque contaminen mucho, y que tengan un largo historial de fiabilidad, pero la esperanza de que se adopte un enfoque que tenga más en cuenta al accionista (ya ni siquiera espero que se muestre cordial con ellos) se ha visto frustrada una y otra vez, para nuestra decepción. Para salir del lío en que se han metido se deberán recortar los márgenes por la vuelta de los incentivos, y sospecho que también avanzará el contenido de inteligencia, a la par que de transparencia, reforzando nuestra postura de buena exposición a los fabricantes de componentes de automóviles.
Por lo demás, no han faltado las advertencias en el sector manufacturero. Las previsiones de despidos en Caterpillar y JCB muestran que todo el sector se encuentra bajo una presión similar a la que sufren los servicios petrolíferos. Pese a que es posible que se produzcan repuntes en estos títulos, la tendencia generalizada de bajo crecimiento por todo el mundo sigue suponiendo un obstáculo importante.
Una nueva fase para la economía global
Entonces, ¿esto es todo? La respuesta más sencilla y rápida es: “no”. De todos modos, los mercados han pasado de una fase de recuperación global a una de estancamiento global. Esto podría significar una mayor volatilidad, si bien es cierto que la tendencia subyacente de mejoras en los resultados de Europa parece seguir en vigor. Además, las valoraciones son mucho más favorables que a principios de este año, y en poco más de cuatro meses arranca la importante temporada de pago de dividendos. Aumentar las participaciones en época de vacas flacas nos sigue pareciendo el enfoque correcto.