Ante la incertidumbre, apueste por las oportunidades de valor relativo

DRoberts
Foto cedida

Ya han pasado casi dos meses desde que empezamos el año y, hasta ahora, 2015 ha sido una versión acelerada de 2014. Justo cuando pensábamos que los mercados ya no podían sorprendernos, varios acontecimientos lo han puesto todo patas arriba: el Banco Central Europeo por fin ha decidido embarcarse en un programa de expansión cuantitativa (QE), justo cuando los datos de la eurozona empezaban a mejorar, el bono suizo a diez años cayó hasta el -0,30%, lo que provocó que las principales divisas registrasen correcciones del 15% en un solo día, y Grecia y Rusia se convirtieron en extraños compañeros de viaje.

Con respecto a la eurozona, no es que el continente haya superado todos sus problemas, pero los siguientes datos resultan llamativos: en Alemania, la tasa de desempleo continúa cayendo y ya se sitúa justo por encima del 6%, su nivel mínimo desde la reunificación. Y en España, las ventas minoristas crecieron un 6,6% interanual en diciembre.

Por eso cuestionamos el QE del BCE, ya que las medidas de estímulo no están exentas de riesgo. En Norteamérica, unos 500.000 millones de dólares del QE estadounidense se han invertido en exploración y producción petrolífera. El dinero barato, cortesía de la Reserva Federal, tenía como objetivo estimular el crecimiento y la estabilidad de los precios pero mantenerlo barato durante demasiado tiempo ha acabado creando una burbuja en la producción de petróleo y de otras materias primas que ahora amenaza la estabilidad de precios a medio plazo por la vía de la deflación. Estamos viendo los efectos de esta situación en el sector energético.

En un entorno de este tipo, nuestra estrategia de inversión en bonos globales es sencilla: no nos ponemos cortos frente al mercado ni arriesgamos el dinero de nuestros clientes poniéndonos agresivamente largos, así que buscamos oportunidades de valor relativo que, por suerte, siguen siendo abundantes. Hemos ganado dinero con posiciones largas en bonos canadienses y australianos frente a estadounidenses y sacamos partido de la volatilidad que registraron los títulos a largo plazo de EE. UU. y Alemania, en parte gracias a nuestra apuesta por el aplanamiento de la curva.

¿Y qué pasa con el grado de inversión? Para quien se pregunte si sigue siendo una buena opción en 2015, lo cierto es que la clase de activo suele funcionar hasta bien entrado el ciclo de subidas de tipos, que aún queda bastante lejos. De momento, con los impagos en niveles prácticamente imperceptibles, seguimos fuertemente invertidos en crédito con grado de inversión. Y, si tuviese que dar una fecha sobre cuándo podría cambiar la situación, diría que en el segundo trimestre de 2016.