Conviene revisar la duración que tenemos en la cartera de renta fija ante la presión inflacionista

Inigo_Bilbao_Goyoaga_05_2016
Iñigo Bilbao

TRIBUNA de Iñigo Bilbao-Goyoaga, socio de Estudios Bursátiles SL y experto en Fondos de Inversión, ETF e Inversión Colectiva.

En el contexto económico actual además de que los tipos de interés de la renta fija están ultra bajos o incluso negativos debido a las necesarias intervenciones de los bancos centrales en las dos crisis que hemos vivido los últimos 12 años, existen tensiones inflacionistas que no ayudan a mejorar la rentabilidad de la parte de la cartera asignada a los bonos, la cual requiere revisar su duración, algún rebalanceo buscando fondos flexibles (sin restricciones), y centrar sus ventajas en el cobro de los cupones. 

Hay claros signos inflacionistas con el bono a 10 años americano habiendo subido 100 puntos básicos desde agosto 2020 hasta marzo 2021, y dichas tensiones van a permanecer varios meses. Esto ha hecho que algunos inversores hayan tenido unas rentabilidades decepcionantes en sus posiciones de renta fija. Sin embargo, antes de reducir los bonos  por otros activos que van a incrementar la volatilidad de la cartera, es  imprescindible saber si la tolerancia al riesgo del cliente ha variado y comprobaremos que, en la mayoría de los casos, el perfil del inversor tanto privado como institucional permanece bastante estable, por lo que se recomendará hacer ajustes, pero no cambios  en el riesgo y centrarse en el valor que aportan los cupones.

La cartera que incluye efectivo, bonos, renta variable y un porcentaje de alternativos (UCITs e ilíquidos) está tan de actualidad como siempre, pero puede requerir un ajuste en duración. Lo mejor es recordar por qué tenemos la renta fija en la cartera. 

Por un lado, nos ofrece cupones que sirven para cubrir necesidades de liquidez en el corto y largo plazo. Por otro, y probablemente el motivo más importante, es que nos ofrece protección en caso de un sobresalto en los mercados al estar en gran medida descorrelacionados de la renta variable, ofreciendo un buen refugio para la liquidez, ese dinero imprevisto o previsto que pueda necesitar.

En un contexto de tipos ultra bajos e incluso negativos en algunos países desarrollados, han surgido dudas sobre si los bonos, tanto gubernamentales como corporativos, ofrecen la misma protección que antes.  Además, tanto los bonos high yield como los emergentes, aunque con más riesgo, dejan un mayor margen.

Si estudiamos los últimos 20 años, los bonos y las acciones han bajado juntas en un 29%  de los casos cuando ha habido una crisis. Sin embargo, los beneficios de la diversificación  clásica continúan intactos, y profundizando más, observaremos que en cuanto los mercados empiezan a descontar la actuación de los bancos centrales, su papel de protectores de la cartera vuelve de inmediato. Cuanto más profunda es la crisis más se nota el efecto protector de los bonos. Esto ocurrió incluso con los tipos de interés negativos que había en los bonos gubernamentales alemanes, durante la crisis del covid 19.  

En conclusión, siempre es tentador sustituir deuda gubernamental y corporativa por renta variable, o por otra que ofrezca tires más atractivas como el High Yield o algunos fondos concretos emergentes cuando las rentabilidades son decepcionantes, pero la realidad nos indica que no tener en cartera una suficiente proporción de deuda de gobiernos o corporativa, puede darnos importantes sustos. Estamos viviendo una época en la que el cupón es la parte más atractiva de la renta fija. La otra tentación es sustituir deuda por fondos multiactivos o alternativos sobre todo líquidos, estando empíricamente demostrado que incluirlos da más volatilidad y sufriremos en mercados a la baja. 

Con la llegada de repuntes inflacionistas es recomendable reducir la duración de la cartera, además de hacer ciertos ajustes como la incorporación de bonos gubernamentales ligados a la inflación, buscar fondos de renta fija que no tengan restricciones/flexibles y considerar una pequeña proporción de deuda High Yield de calidad. Al igual que ha hecho la FED en su programa de compra de bonos implementado tras la llegada de la pandemia, también consideraría modernizar la cartera combinando gestión activa con pasiva, incluyendo fondos indexados y ETF de renta fija, los cuales gozan de menores comisiones diversificación en una sola transacción.