Nadie niega ya que la titulización de activos de baja calidad a través de complejas e incomprensibles estructuras fue una de las principales causas de la crisis financiera que se desató en Estados Unidos a mediados del año 2007. Estas prácticas no sólo conllevaron la absoluta sequía en los mercados de titulizaciones estadounidenses, sino que se extendieron al resto del mundo, creando un efecto estigma que afectó, de forma injustificada, a las titulizaciones europeas. En efecto, de acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por Fitch para el período 2000 a 2012, las titulizaciones americanas presentaron pérdidas del 12% frente a las titulizaciones europeas, que mostraron pérdidas cercanas al 0%.
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