TRIBUNA de Javier Flores, responsable del Servicio de Estudios y Análisis de Asinver, la Asociación Europea de Inversores Profesionales.
Entre Sandy y Halloween nos hemos quedado prácticamente sin semana bursátil. Lo más relevante será el último informe con las cifras de empleo antes de las elecciones presidenciales del día 6 en Estados Unidos, que se publicará este viernes y que, independientemente de su contenido, recibirá todo tipo de lecturas electorales y partidistas. Será interesante porque si el dato anterior, correspondiente al mes de septiembre, reflejó una fuerte caída en la tasa de desempleo del 8,1% al 7,8%, en esta ocasión se prevé un pequeño repunte en la tasa de paro hasta el 7,9% y la creación de 125.000 nuevos empleos, es decir, prácticamente sin cambios con respecto al nivel de septiembre (114.000).
La realidad es que los últimos datos muestran una mejora real aunque no espectacular, no solamente en la creación de empleo sino también en la confianza de los consumidores estadounidenses y en el mercado de la vivienda. Atendiendo a lo que nos dice la evolución de la economía norteamericana, su sesgo reciente favorece una reelección.
La situación en Europa es diferente, cualquier otra zona geográfica parece en este momento un lugar mejor para trabajar y hacer negocios. Si la tendencia de la tasa de desempleo es claramente alcista durante el último año en toda la región, situación especialmente grave en el caso de los jóvenes (23%), más preocupante resulta todavía la dispersión entre las tasas de desempleo de los diferentes países de la Eurozona, una brecha que nunca antes había sido tan grande. Mientras que en Holanda o Alemania la tasa de paro se sitúa por debajo del 6%, en Grecia o España supera el 25%.
Si a esta situación tan negativa en el mercado de trabajo le sumamos el impacto de las políticas de austeridad, no es de extrañar el nivel extraordinariamente bajo de confianza de los consumidores en Europa, que ven cómo sus ingresos se ven limitados y tienen que contraer su gasto. Mañana se publica un nuevo registro de la tasa de paro en la eurozona y no parece que la situación vaya a cambiar; se espera un nuevo incremento.
En España, en cuanto al banco malo, para empezar no existe interés de los inversores por entrar en el negocio propuesto, no porque el 15% propuesto de rentabilidad resulte insuficiente como se está comentando, sino porque el propio 15% no resulta creíble y lo que se anuncia como beneficios serán pérdidas y necesidades de capital. Parece que únicamente bancos no nacionalizados y algún inversor institucional invitados desde instancias políticas tomen parte en el "negocio".
No es de extrañar. El Banco de España apunta maneras cuando habla de resultados modestos en los primeros años, señal de que alguien está pensando en conservar los activos el tiempo necesario para que una hipotética nueva burbuja inmobiliaria permita hacer la venta a precios superiores. Tal y como se ha planteado el banco malo es el cuento de la lechera, cuando la realidad es que se hace una transferencia indiscriminada de activos sin fecha ni ánimo de venta que va a perjudicar e involucrar a la parte del sector que no se ha visto en la necesidad de recurrir al capital público. Esperemos más detalles en el próximo mes, pero lo anunciado parece un paso atrás y la vuelta a la estrategia de retrasar lo inevitable.