En los últimos meses hemos visto como las compañías cotizadas europeas, y especialmente las periféricas, se han beneficiado de un entorno que les ha permitido mejorar sus condiciones de acceso a la financiación. Las políticas altamente expansivas del Banco Central Europeo han sido el detonante para una significativa reducción de los costes de financiación tanto públicos, materializado en curvas soberanas en gran parte de sus tramos en terreno negativo, y privados, véase los rendimientos negativos en emisiones corporativas como Nestlé.
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