El emigrante

En los 60’s en España vivíamos como una clase media bien preparada tenía que viajar por el mundo a buscarse las habichuelas porque aquí poco se podía hacer. El españolito de a pié se dejó sus complejos en casa y no tuvo reparos en emigrar para buscar mejor suerte en países como Alemania o Suiza.

Todos tenemos en nuestra retina a Paco Martínez Soria viajando por el mundo visitando a familiares venidos a más en lugares de lo más pintorescos, con la boina enroscada y el bastón al aire. Ese momento histórico generó una generación de excelentes profesionales, incremento la competitividad de nuestras empresas y rompió con muchos de los clichés que existían, lanzando un claro mensaje: “si aquí no puedo, me iré donde pueda hacerlo”.

Pues bien, la gestión de activos, actualmente está un poco en esta situación, siendo contadas las posibilidades que ofrece el mercado nacional, una regulación que no incentiva la gestión desde España y los escasos y valientes casos de gestión independiente, apenas queda posibilidades en el mercado español.

Hoy ya son muchos los que han tomado el camino del exterior, ya sea desde España o desde Luxemburgo, pero serán muchos más los que lo tomarán en los próximos meses, profesionales con talento que tienen que emigrar para seguir creciendo. Si hiciéramos un programa de “gestores españoles por el mundo” posiblemente nos sorprenderíamos de hasta donde ha alcanzado la influencia de los españoles en la industria y la cantidad de emigrantes cualificados que producimos.

Pero todo esto no es sino positivo, porque capacita a la gente y nos hace más competitivos, pudiendo importar nuevas ideas el día de mañana si realmente conseguimos resurgir. Lo que sí debemos de ser es lo suficientemente críticos para plantearnos cuanto de culpa hay en todo esto, si es un tema único y exclusivo de la actual coyuntura económica o si es simplemente porque no hemos sido capaces de crear una industria propia en condiciones. Decidan ustedes.